Ojalá que una 'big' y 'beautiful' ola se los lleve por delante

Un loco, un idiota, un “cuñao” superlativo está al frente de una superpotencia nuclear y económica. No es tan extraño, si lo pensamos. Hitler era ridículo y, visto ahora, daba entre risa y vergüenza, y Franco y Mussolini, ahí le andaban. Como nos demostró Chaplin, Hitler era ridículo pero lo idiota y lo ridículo no le quitó ni un ápice de lo asesino. 

Hoy todo es posible, incluso lo impensable, porque todo lo que Trump dice o hace no es que sea irracional sino que es propio de la racionalidad y emocionalidad de un niño mimado de 10 años o, a veces, de un adolescente consentido, maleducado e ignorante de 13: narcisista, simple, plano, testosterónico y machista. Yo soy bueno, el mejor y el más grande, sobre todo grande. Tú eres malo, el peor ser humano sobre el planeta tierra y soy EL PRESIDENTE y hago lo que quiero porque soy EL PRESIDENTE, y así no se habla al PRESIDENTE y te voy a meter en la cárcel porque eres malo y mis leyes son bonitas y grandes.  Mi despacho es precioso porque está lleno de oro y Biden era el peor ser humano del planeta y merezco el Nobel de la Paz, lo dicen cientos de miles de periodistas y estadistas porque he parado muchas guerras en Furtikistán y en Albanistán. El cambio climático es la mayor estafa, la más grande, porque el clima es bonito y no hay cambio ninguno; y las enfermedades las causa la aspirina pero a mí no me atacan las enfermedades porque soy grande y bebo Fairy. Que hermosa es la reina de Inglaterra y la mujer del presidente, qué hermosa, qué hermosa su mujer y las mujeres. Qué gran tipo el rey de Inglaterra que da vida a los riachuelos y planta árboles, que gran y bonito trabajo. Orwell, Kipling, Tolkien… increíbles personas, ¡Increíbles! ¡Que metan en la cárcel al de la escalera mecánica y al del ascensor que son los peores seres humanos! ¡Qué gran tipo el presidente de Brasil que está haciendo un gran gran trabajo, un gran y bonito trabajo. Vamos a acabar con Antifa y las transexuales porque son los grupos terroristas más grandes que hay y están matando a nuestras grandes y bonitas familias. España, gran trabajo... España merece castigo.  Todo así. 

No es tanta broma como parece. Son frases que ha dicho el sujeto (o muy parecidas). Algunas de ellas las ha dicho sentado en su trono dorado mientras algunos líderes europeos le escuchaban muy serios, sentados en sillitas más bajas, y en completo silencio porque el adolescente tonto es ahora el jefe; o todos detrás, mientras el jefe pasaba lista. Y, como dijo el pelota de Rutte (más o menos): Donald, eres muy grande y haces un big y beautiful trabajo y mereces no uno sino dos premios Nobel, y el mundo te estará siempre y siempre agradecido. 

Trump ha servido también para demostrar lo podrido que está el aparato del partido demócrata (con excepciones muy esforzadas)

Este es el nivel. Es lo que hay y con lo que lidia el mundo. Pero, como en el caso de los dictadores ridículos, y como explica muy bien Mark Bray, exiliado político de EEUU, Trump tiene un plan fascista que busca exportar. Está sacando al ejército de EEUU contra sus ciudadanos, está secuestrando a gente y haciéndola desaparecer, deteniendo sin garantías, imponiendo la censura, amenazando y presionando a cualquier adversario, adueñándose de los tribunales y juzgando a adversarios políticos. ¿Quién se le opone en EEUU? Trump ha servido también para demostrar lo podrido que está el aparato del partido demócrata (con excepciones muy esforzadas). Un partido paralizado, incapaz de conectar con el sentimiento popular anti-Trump, incapaz de articular un discurso opositor mínimamente propositivo, que ofrezca o diga algo sugerente. Las figuras más conocidas del partido demócrata, glamourosas, bien educadas y cosmopolitas, siguen con sus presentaciones de libros y sus conferencias muy bien pagadas, como si no pasara nada. Hace mucho que los gobiernos del partido demócrata en EEUU son incapaces de oponer una mínima resistencia a los intereses de las grandes corporaciones, de las farmacéuticas, de los constructores, de los fondos buitre, del lobby de las armas, de los millonarios, en definitiva. Los tuits que algunas de las “estrellas” demócratas han venido poniendo a propósito del genocidio palestino demuestran lo lejos que están estas personas del sentir de la mayoría del pueblo norteamericano que no se identifica con la derecha salvaje de Trump. 

Estoy siguiendo con interés la campaña por la alcaldía de Nueva York donde un socialista musulmán puede ganar claramente. Quizá sea el momento de un cambio en los EEUU en donde llamarse socialista y ganar deje de ser impensable. Que una parte del partido prefiera que gane Andrew Cuomo, ese personaje corrupto hasta la médula y acosador sexual, antes que Mamdani, explica muy bien que no se trata únicamente de ganar a Trump, sino que es necesario limpiar todo un ecosistema político que es el que ha permitido que este ganara. No está sólo Mamdani y vamos viendo aires de cambio, necesario, en el esclerotizado aparato demócrata. Bien está. 

Sólo puedo dejar aquí por escrito dos deseos: que gane Mamdani y que una big y beautiful ola se lleve a los Trump, los Rutter, los políticos cobardes y serviles, los fascistas, los acomodaticios, los corruptos… que se los lleve por delante. Como tengo los pies en la tierra creo que es posible que Mamdani gane y que abra una esperanza no sólo en EEUU sino en todo el mundo respecto de la política que es necesario hacer para ganar a la derecha: sin complejos, sin miedo, sin pretender agradar a todo el mundo, yendo a lo esencial sin abandonar causas pequeñas, pero necesarias, en el camino. Respecto a la ola vengadora… la única ola verdadera será la que formemos nosotras y nosotros, el pueblo, como podamos y mejor sepamos.

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Beatriz Gimeno es exdirectora del Instituto de las Mujeres.

Un loco, un idiota, un “cuñao” superlativo está al frente de una superpotencia nuclear y económica. No es tan extraño, si lo pensamos. Hitler era ridículo y, visto ahora, daba entre risa y vergüenza, y Franco y Mussolini, ahí le andaban. Como nos demostró Chaplin, Hitler era ridículo pero lo idiota y lo ridículo no le quitó ni un ápice de lo asesino. 

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