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Moción de censura y evidencias de cambio climático en España

Moción de censura y evidencias de cambio climático en España

Fernando Prieto, Raúl Estevez Estevez, Carlos Alfonso e Ignacio Marinas

Mientras se debatía la moción de censura 23 provincias estaban en alerta por altas temperaturas. Se confirma que junio ha tenido las más altas temperaturas desde que existen registros en muchas partes de España y que tenemos una sequía a la que no se le ha hecho ningún caso hasta ahora. Según la AEMET: “El año 2016 ha sido muy cálido en España, con una temperatura media de 15,8º C, valor que supera en 0,7º C al normal (período de referencia 1981-2010). Se ha tratado del sexto año más cálido desde el comienzo de la serie en 1965 y el quinto más cálido de lo que llevamos de siglo XXI”. Mientras que abril, según la misma fuente, último mes con datos consolidados: “El mes de abril ha tenido en conjunto un carácter muy cálido, con una temperatura media sobre España de 14,9º C, valor que queda 1,9º C por encima de la media de este mes (periodo de referencia: 1981-2010). Se ha tratado del cuarto abril más cálido desde 1965 y el tercero más cálido en lo que llevamos de siglo XXI, por detrás de los meses de abril de 2011 y 2014.”

Esta sequía ha determinado que algunos embalses, como los de la cabecera del Tajo, Buendía o Entrepeñas estén al 13-15%, de su capacidad mientras la media de esa semana en los últimos 10 años era de Buendía, (26%) Entrepeñas (39%). De estos embalses es de donde sale el agua para todo el Levante y el trasvase Tajo Segura. Ya no es posible técnicamente hacer más trasvases durante este año hidrológico.

Estos hechos tendrán graves efectos este verano tanto sobre la población como sobre los ecosistemas o sobre la producción agrícola. El riesgo de incendios va a ser muy alto en España este verano, y se puede traducir en muy importantes superficies quemadas. En 2017 ya han ardido, 38 mil hectáreas hasta el 31 de mayo (cuando el año pasado habían ardido tan solo 2.600 en ese mismo periodo).

Estos datos confirman, lo que ya sabemos todos, las tendencias mundiales de aumento de temperaturas y de cambio climático.

Los diputados deberían saber que España es una zona muy vulnerable donde los impactos por el cambio climático ya se están produciendo con gran intensidad. Las sequías, como la que se puede observar este año en gran parte de la Península, serán cada vez más frecuentes y más severas.  Además, la Península Ibérica es una de las regiones que sufrirá un impacto más intenso en el futuro, debido a su posición biogeográfica entre el Mediterráneo y el Atlántico, y entre Eurasia occidental y África, lo que determina no solo la especial singularidad de nuestro ecosistema, sino también la elevada fragilidad que esta posición geográfica de transición comporta.

 

Representación cartográfica de algunas de las más claras evidencias sobre el cambio climático en la península ibérica

El ciclo hidrológico se verá fundamentalmente afectado. Las mayores temperaturas implican mayores evapotranspiraciones y menos agua circulando por los ecosistemas. Se producirán más sequias y más episodios catastróficos como riadas, temporales, etc... Los restos de glaciares que había en España, Sierra Nevada y Pirineos están desapareciendo a marchas formadas.

Los bosques son unos de los ecosistemas más directamente impactados por el cambio climático, tanto en su distribución como en su fenología. Por ejemplo, los encinares y alsinares están sufriendo desplazamientos desde su área tradicional de distribución hacia el norte, sustituyendo a superficies de hayedo y brezal, mientras que en algunas zonas más meridionales las nuevas condiciones climáticas contribuyen a impulsar plagas como la “seca” de la encina, que también afectan al alcornoque. Los abetales, pinsapares y el pino negro o moro, adaptado a condiciones extremas de altitud, también están en un proceso claro de regresión latitudinal, restringiéndose su distribución a las áreas más elevadas y en peligro de extinción en el Sistema Ibérico. Otras especies como el castaño o el sauce se ven afectados en su época de floración, lo que descuadra su encaje temporal en el ecosistema. Las masas de pino carrasco, que teóricamente se están viendo favorecidas en su extensión hacia zonas antaño más húmedas, también están sufriendo un impacto negativo en las áreas más secas de su distribución actual. También se están encontrando limitaciones en la producción primaria de muchas especies, como por ejemplo en el pino piñonero, especialmente en la sub-meseta norte.

Entre los cultivos se han observado ya impactos en los frutales, la producción de forrajes y de cereales de secano, los pastos y prados de montaña y, especialmente, en la vid. La Península Ibérica es uno de los pocos territorios de la UE en las que las evidencias científicas indican una reducción de la productividad agrícola.

Muchas especies de fauna se están ya viendo afectadas. Esto es especialmente grave en el caso de especies de rango de desplazamiento reducido y relativamente exigentes en las condiciones de su actual nicho ecológico. Es el bien conocido caso de especies como el urogallo, la perdiz nival, el tritón del Montseny, el camaleón, la lagartija colilarga o la avutarda. Las aves más dependientes de ecosistemas acuáticos continentales también están siendo afectadas por la reducción de áreas inundadas disponibles. Otras especies se ven afectadas por enfermedades debidas al calentamiento, como el sapo partero y otros anfibios, y sufren modificaciones en su comportamiento migratorio la cigüeña y las golondrinas. En las aguas continentales se está comprobando un severo efecto de las variaciones de las temperaturas del agua sobre las poblaciones de salmón, que en la cornisa cantábrica se encuentran en su límite sur de distribución en el atlántico noroccidental. También se está detectando la entrada de especies de avifauna propias del norte de África tanto en la Península como en Canarias. Esto es algo que en general se detecta también en la fauna marina donde muchas especies de explotación tradicional se están empezando a ver desplazadas por otras de aguas más cálidas.

El informe cuatrienal de la Agencia Europea de Medio Ambiente sobre el cambio climático en la UE, Cambio climático, impactos y vulnerabilidad en Europa 2016, advierte de que “la magnitud del cambio climático futuro y sus efectos dependerán de la eficacia de la aplicación de los acuerdos mundiales para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”. En el informe se evalúan las últimas tendencias y proyecciones en materia de cambio climático y sus repercusiones en toda Europa y se concluye que la adopción de mejores y más flexibles estrategias, políticas y medidas de adaptación será crucial para atenuar estos impactos.

El Observatorio de la Sostenibilidad (OS) catalogó en su Informe sobre Cambio Climático en España de Febrero de 2016 (CC16) centenares de evidencias de cambio climático a partir del análisis de las variables físicas (temperatura, pluviometría, régimen nival, glaciarismo, ciclo hidrológico, nivel del mar, dinámica litoral), los impactos en la biología y distribución de las especies (biodiversidad, plagas e invasiones, funcionalidad de los ciclos biogeoquímicos), y los efectos en la actividad productiva y en la economía (productividad agrícola, ganadera y pesquera, proceso de urbanización, capacidad del medio para soportar procesos económicos).La sistematización de esta información es fundamental para adoptar medidas de adaptación al cambio climático paralelas a la disminución de emisiones de GEI. El estudio de 2014 Guía de Escenarios Regionalizados de Cambio Climático sobre España, realizado a partir de resultados del IPCC-AR4 (MAGRAMA y AEMET, 2014), genera un conjunto de futuros para el s. XXI en España, incluidos los archipiélagos, en el entorno metodológico establecido por NN.UU. Los resultados no son halagüeños en ninguno de ellos y, en los futuros con mayores proyecciones de emisiones, realmente catastróficos.

A todo lo anterior debemos añadir una multitud de evidencias directas sobre las variables físicas del ecosistema, como la modificación de la línea de costa, especialmente en áreas litorales muy llanas, en estuarios y deltas; la modificación de la salinidad marina, la regresión o desaparición de los pequeños glaciares de la península, la alteración de los regímenes de lluvias, la disminución del número de tormentas con precipitación, la frecuencia y duración de las olas de calor...

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Mapa de las principales evidencias de cambio climático en España

Miremos donde miremos, en la naturaleza española es imposible no ver el impacto del cambio climático, directamente sobre la biodiversidad y la actividad primaria del hombre. Nadie se atreve a decir en este país que es “negacionista”, pero las políticas diseñadas y realizadas parece que van por este camino. Tampoco se han visto muchas iniciativas en este sentido en la moción, sobre todo cuando se sabe que España es el país que más aumento sus emisiones de toda la UE entre 1990 y 2015. Sería muy interesante que los señores diputados empezaran hablar de estos temas y diseñar y aplicar políticas para encararlos. Nos estamos jugando el futuro.

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