El PP bien vale una misa

Felipe Sicilia

Al parecer fue Enrique IV allá por el año 1593 quien con la frase “París bien vale una misa” manifestó su disposición a renunciar a su fe protestante y convertirse al catolicismo, para poder así aspirar al reino de Francia.

Pues esto mismo pareciera que ha hecho Pablo Casado, renunciar a todo alejamiento de la dictadura franquista para poder aspirar a los votos de la extrema derecha.

Es verdad que el PP de Pablo Casado cada día se parece más a un pobre aguilucho desorientado que no sabe dónde terminar de poner el nido.

Un día se une a Vox y comparte manifestación contra el Gobierno y hasta escenario para la foto en la plaza de Colón. Y meses después, vota contra la moción de censura que Vox presenta al Gobierno y aprovecha el debate para lanzar el ataque más duro que Abascal ha recibido en el Congreso, aún resuenan en el hemiciclo frases como: “Esta moción no la dispara contra el Gobierno, sino contra el partido que le ha dado trabajo quince años” o "van ustedes de nueva política, pero usted ya tenía cargo público cuando yo estaba en el colegio”.

Un día el PP de Pablo Casado critica a Vox por poner en cuestión la violencia de género, pero al día siguiente asume sus postulados y vota en contra de sancionar a los extremistas que se plantan delante de las clínicas de interrupción del embarazo para coaccionar y tratar de impedir que una mujer ejerza libremente su derecho a decidir sobre su cuerpo y su maternidad, su derecho al aborto.

Y este PP desnortado y errático de Pablo Casado no solo se observa cuando asume las políticas y postulados de la extrema derecha, también cuando asume y copia sus formas. El tono bronco, el insulto y la falta de respeto que jamás imaginaríamos en un líder y un partido que aspira a gobernar, las vemos en un Pablo Casado que ha asumido una forma de hacer política propia del extremismo y que en el Congreso de los Diputados solo practicaba Vox.

Pero lo que nunca hubiésemos imaginado es que Pablo Casado llegaría al extremo de asumir su simbología. Ya ha asumido las ideas y planteamientos retrógrados de la extrema derecha de este país. También ha asumido sus formas y estilo. Pero el pasado día 20 de noviembre dio un paso más, asumiendo los símbolos del franquismo al acudir en Granada a una misa en recuerdo del dictador Franco.

Lejos queda aquel joven Pablo Casado que acusaba a la izquierda de estar todo el día hablando de Franco, pues él ha ido a rezarle.

Lejos queda, también, aquel Pablo Casado que acusaba al Gobierno de perder el tiempo sacando al dictador del Valle de los Caídos, pues ha ocupado una tarde en orar por su alma.

Qué lejos tiene que verse Pablo Casado de la Moncloa para tener que acudir a la divinidad y al franquismo.

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Felipe Sicilia es portavoz del PSOE, portavoz en la Comisión Kitchen del Congreso y diputado por Jaén.

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