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La reacción contra la Tercera Convención Europea, esperamos sea insuficiente

Francisco Aldecoa

Como consecuencia del Pleno final de las conclusiones de la Conferencia sobre el Futuro de Europa celebrada en el Parlamento Europeo en Estrasburgo el pasado 9 de mayo, Dia de Europa, comenzamos a tener la impresión de que en esta fecha se marcó un antes y un después en la construcción europea, comenzando una nueva etapa. La razón fundamental es que tanto los tres copresidentes de la Conferencia sobre el Futuro de Europa como los tres presidentes de las instituciones europeas, reunidos en el hemiciclo, coincidieron con los ciudadanos y la sociedad civil, al recibir sus propuestas y apoyarlas. No solo se comprometieron en aplicarlas, cada uno de ellos, en el ámbito de sus competencias, sino que al mismo tiempo aceptaron, de manera más o menos explícita, poner en marcha la Tercera Convención Europea.

Unos días antes, el miércoles 4 de mayo, el Parlamento Europeo, en su sesión plenaria, adoptó una resolución, con 453 votos a favor, es decir, más del 60% de la cámara, en la que se solicitaba al Consejo Europeo la convocatoria de la Tercera Convención Europea, haciendo uso de las capacidades otorgadas por el articulo 48.3. del Tratado de la Unión Europea. Dejaban así la propuesta en el tejado del Consejo Europeo, quien habrá de adoptar esta por mayoría simple, es decir, habrá de contar con el apoyo, al menos, de 14 Estados Miembros. El propio presidente galo, Emmanuel Macron, quien ahora ocupa la presidencia del Consejo de la Unión Europea, en el citado pleno de conclusiones se comprometió a que la convocatoria oficial de la misma se produjese bajo Presidencia Francesa, concretamente en los últimos días de esta, en el Consejo Europeo del 23-24 de junio.

Toda acción tiene su reacción, y esta no se ha hecho esperar. En los últimos días comienza a trascender en los medios de comunicación que un grupo de Estados, a los que algunos califican de euroescépticos, se oponen a la convocatoria de la Convención, e intentan lograr que esta no se produzca. Este grupo de Estados, donde sorprendentemente no se encuentran los más díscolos como Hungría o Polonia, entienden que de la Conferencia sobre el Futuro de Europa no se extrae necesariamente la reforma de los Tratados, sino que se pueden ir aplicando muchas de sus medidas a través de la modificación de políticas. Puesto que afirman que “los Tratados de la Unión Europea son eficientes y efectivos para dar respuesta a los retos actuales como se ha demostrado en los últimos años con la respuesta al Covid-19 y la agresión rusa a Ucrania” y que, por lo tanto, no es necesaria su modificación.

Es el momento de que la opinión pública y la sociedad civil reaccionen de forma colegiada a favor del relanzamiento del proyecto europeo, que cuenta con el apoyo de una inmensa mayoría de ciudadanos europeos y españoles

El grupo de Estados que hasta ahora han firmado este “non paper” son 10, a saber: Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Lituania, Letonia, Eslovenia y Suecia. Es destacable que, en todo caso, son Estados con poca población, que no llegan al 10% de la población total de la Unión Europea. Por lo tanto, aunque sumen algunos Estados más numerosos, como puedan ser en su caso Hungría y Polonia, no parece que, de momento, exista una suficiente oposición para echar abajo este proyecto que cuenta no solo con la aportación de los principales Estados, que sí que suponen 4/5 de la población de la Unión, sino que también cuenta con el apoyo de las instituciones, de los ciudadanos, de la Conferencia, además del de los cuatro grandes partidos políticos europeos, al menos.

Sin embargo, sí nos preocupa que entre los que se oponen —al menos de momento—, está la República Checa, que es quien tiene que poner en marcha, bajo su Presidencia que dará comienzo el 1 de julio del presente año, la Convención Europea. Y Suecia, que es el siguiente Estado en ejercer la Presidencia en el primer semestre de 2023. No obstante, hay que recordar que España ocupará la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión en el segundo semestre de 2023. Y, aunque de momento el Gobierno ha adoptado una posición cauta, estamos seguros de que lo sacará adelante, y que sabrá terminar la Convención Europea o convocar la Conferencia Intergubernamental. Sería fundamental para España que fuese bajo esta presidencia la firma del nuevo Tratado de la Unión Europea, llevando el nombre de alguna ciudad española, por primera vez, como ya ha ocurrido con París, Roma, Maastricht, Ámsterdam, Niza, Lisboa… entre otros muchos.

Las grandes decisiones siempre llevan su reacción. La dificultad que encontramos ahora es que todas estas importantes decisiones y compromisos adoptados por las decisiones el 9 de mayo, que recogen las demandas no solo de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, sino también las aspiraciones de los ciudadanos y de la sociedad civil reflejados en el Eurobarómetro de invierno de la Comisión Europea, publicado en el mes de abril, y los dos Eurobarómetros especiales del Parlamento Europeo de los meses de abril y mayo están teniendo poco eco. Pese a ello, la reacción contraria de un pequeño grupo de países, con poco peso y poca población, están teniendo incluso más repercusión. Es el momento de que la opinión pública y la sociedad civil reaccionen de forma colegiada a favor del relanzamiento del proyecto europeo, que cuenta con el apoyo de una inmensa mayoría de ciudadanos europeos y españoles. 

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Francisco Aldecoa es presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, representante de los Eventos Nacionales y la Sociedad Civil en la Conferencia sobre el Futuro de Europa y catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid

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