Hasta 2.800 hombres revisan su masculinidad en un centro público de Barcelona: “Quería poder sentir y llorar”

Docentes del Plural, centro de masculinidades, explicando el programa de formación de una de las sesiones que organizan.

“Quería saber por qué soy así, poder expresarme, poder sentir y llorar”. Eduard Alegre no se sabía a sí mismo, siempre había sido así, pero precisamente por eso era un problema. “En situaciones críticas tenía una reacción defensiva de quedarme como si fuera de hielo. Era impactante… raro”, recuerda. Y eso afectaba a su vida personal. Hasta el punto de que su pareja dijo basta y le pidió que se dejara ayudar. Fue entonces cuando decidió ir al Plural, el centro de masculinidades del Ayuntamiento de Barcelona por el que en un año han pasado 2.800 hombres. Hombres que, como Alegre, querían revisar su masculinidad para ser mejores personas.

En pocos días Gerard Moreno será padre y lo quiere hacer bien. Por eso se apuntó a una formación en su centro de atención primaria (CAP) de Barcelona. De ahí dio con el Plural. “Este curso ha sido vital”, asegura. “Lo más curioso es que éramos 17 hombres que íbamos a ser padres y todos éramos primerizos, fue una experiencia muy buena”. Ahí le enseñaron cosas tan primordiales, pero a la vez tan poco contadas, como saber cómo ayudar a su mujer en el momento del parto, como cuidarla y “darle un respiro” cuando lo necesite, como cuenta Moreno.

El Centro de Masculinidades Plural del Ayuntamiento de Barcelona ha servido de punto de encuentro para que los hombres encuentren un “modelo de masculinidad más respetuoso en la prevención de violencias machistas”, explica el consistorio en un comunicado. Aún así, también ha sido un espacio abierto a las mujeres, que han participado en algunas sesiones.

El 60% de los participantes eran neófitos, ya que acudían por primera vez a una de las 280 actividades que se han realizado de forma gratuita. Allí se han trabajado de forma individual, pero también grupal, en sesiones sobre prevención y sensibilización de las violencias machistas, fomento de la crianza en la equidad, modelos de masculinidad, así como el impacto que tiene la implicación de los hombres en la justicia de género. La edad media de los participantes son los 37 años.

“El Plural demuestra la importancia de ofrecer espacios que también involucren explícitamente a los hombres en la consecución de una sociedad feminista”, en palabras de la teniente de Derechos Sociales, Justicia Global, Feminismos y LGTBI, Laura Pérez.

Con ayuda profesional, todo empezó a mejorar: “Se me abrió el mundo”

Con ayuda de un profesional, además del Plural, Alegre fue poco a poco encontrándose. “Se me abrió el mundo”, afirma. A partir de entonces empezó a descifrarse a sí mismo, a saber qué sentía y por qué y, sobre todo, lograr explicarlo a los demás. Lo que le llevó hasta aquí: haber crecido con unos patrones muy delimitados. “Haber socializado como un hombre, en un entorno exigente, de tratar de perseguir siempre el éxito, buscar una posición de poder y siempre mostrarte en una posición privilegiada”, argumenta.

“Mi padre es una persona emocionalmente muy poco comunicativa, mi entorno… siempre he jugado en un equipo de fútbol, en el que te transmiten que siempre tienes que estar fuerte, tienes que luchar y tienes que estar dispuesto a competir, no decaer nunca y no mostrar debilidad”, explica. Hay más: “Yo trabajo en un banco, donde también se fomenta mucho la competencia y hay que tener un perfil muy sólido y nunca vulnerable… al final son inputs por todos lados”. En el pasado, más de lo mismo: “En la adolescencia, para sobrevivir tienes que ser un tío fuerte, porque si no van a por ti”, recuerda.

Barrar el paso al machismo en todos los espacios

Los grupos de WhatsApp pueden ser una fuente de machismo y toxicidad. Bien lo sabe Alegre, que cuenta cómo en su círculo de amigos se ha compartido pornografía en la que se denigra a la mujer, además de comentarios y memes fuera de lugar. Llegó al punto de avisar a todos los amigos que iba a marcharse del chat si seguían con esos mensajes. Desde entonces la situación mejoró sustancialmente. “Me sentí bien porque fue una forma de comunicar asertivamente”, afirma.

Con este proyecto el Ayuntamiento trata de responsabilizar a los hombres en la consecución de una sociedad más igualitaria. Que no pase al contrario, como hizo la Xunta de Galicia el pasado 25 de noviembre, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que hizo una campaña pidiendo a las mujeres que dejaran de hacer según qué acciones para evitar sufrir agresiones sexuales, en vez de interpelar a los hombres para que dejaran de agredir.

“Forma parte de una estrategia global, que busca la equidad de género, eliminar los sexismos y hacer la transformación social a través de políticas integrales y para toda la ciudadanía. Eso implica tener servicios exclusivos para las mujeres, pero también para los hombres, como productores de violencias”, resume Esteve Segura, técnico del Plural. “La respuesta punitiva no es suficiente, por eso lo que hacemos es trabajar en favor de las mujeres, los hijos y las hijas, es una cuestión de responsabilidad social”, añade. Eso no implica acabar con la identidad de los hombres, advierte: “El problema no es la masculinidad, sino sus aspectos problemáticos”.

La experiencia de estos dos hombres que han pasado por el centro de masculinidades del Ayuntamiento de Barcelona sigue siendo minoritaria, a tenor de lo que ellos mismos relatan. “De mi grupo de amigos, solo dos de nueve han hecho un curso [de preparación para el nacimiento de un hijo]”, relata Moreno, que admite su sorpresa. “Cuando nos propusieron [hacer una formación] a mi mujer y a mí tenía muchas ganas, porque al fin y al cabo queremos ser padres porque así lo hemos decidido y qué menos que estar informado y saber cómo actuar en ciertos momentos”, considera.

“Todos tenemos trabajo, pero hay prioridades”

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Conciliar es uno de los mayores retos a los que tienen que hacer frente las familias. “Recuerdo que cuando era pequeño mi padre trabajaba y mi madre cuidaba de mí”, rememora Moreno, que se felicita porque la situación, poco a poco, está cambiando. “Ahora ves a padres que llevan a la escuela a sus hijos, que hacen actividades con ellos… los ves más involucrados”. Él lo tiene muy claro: “Quiero poder disfrutar de mi hijo. Todos tenemos trabajo, pero hay prioridades”.

Renunciar a la carrera profesional es otra de las decisiones que se planteó este futuro padre. “Se lo comenté a mis jefes cuando Mireia [su mujer] estaba embarazada de cuatro meses y medio. Yo trabajo en Sant Cugat del Vallès, estoy allí 12 horas y les dije que iba a tener un bebé, que era lo que había querido toda mi vida y les pregunté si me podían dar una opción para poder conciliar. Si no, me planteaba bajar de cargo, porque hago de director”. Y hubo buenas noticias: “Con la empresa hay muy buena relación y lo que han hecho es cambiarme de centro a uno que tengo a 10 minutos de casa”, cuenta, alegre.

Tras los talleres, algunos grupos siguen en contacto, como los de Moreno y Alegre. “Se ha establecido mucha confianza y respeto”, cuenta Alegre. Lo que ha pasado entre ellos no es poco: “Nos hemos podido expresar en libertad, se ha creado una intimidad y seguramente nos hemos dicho cosas que no contamos a nuestros amigos”, admite. Alegre ahora tiene un pódcast en el que reflexiona sobre el género y la masculinidad. Mientras tanto, Moreno sigue en contacto con sus compañeros de formación sobre la paternidad y por estas fechas su grupo de WhatsApp se llena de mensajes de felicitación por el nacimiento de los bebés.

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