El acuerdo PSOE-Junts

Ayuso y Abascal ven ya una dictadura en España

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

Para la derecha, este jueves era el día de elevar al máximo el volumen de la crítica. El calendario de las negociaciones entre el PSOE y Junts tenía que deparar, y ha deparado, una jornada de cierre del acuerdo. Ese momento en que se plasman negro sobre blanco los puntos del pacto. Fue este jueves, festivo en Madrid. Eso, sin duda, dificulta el caldeamiento. En festivo la política siempre tiende a una cierta distensión. Pero los líderes la oposición, sabedores de que era el día propicio para el máximo dramatismo, hicieron todo lo posible por elevar la temperatura. Una palabra sobresale: "dictadura". Ahí sitúan ya a España Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid (PP), y Santiago Abascal, líder de Vox. No llegó a tanto Alberto Núñez Feijóo, que sí coincidió con Abascal en reclamar una movilización social más allá de los partidos.

El presidente del PP acusó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (PSOE), de "confabularse con los que quieren mutilar" la nación española y llamó a una reacción conjunta de todos los demócratas ante este "proceso de capitulación". Recurría así a terminología típica militar. A su juicio, el "acuerdo de la vergüenza" requiere una reacción "institucional, legal, política y social" que "debe de ir más allá de los márgenes de los partidos políticos", afirmó Feijóo, alineándose con las tesis de José María Aznar. Es "difícil imaginar mayor claudicación [...]. Estamos ante un desafío a la democracia española que requiere la reacción de los demócratas españoles, sin distinción de ideología", afirmó el presidente del PP, que dio al PSOE por "desaparecido". "Sánchez está cediendo por entero al chantaje del independentismo, una entrega completa y sin matices que pagaremos todos los españoles, con nuestros impuestos, con nuestros derechos y con nuestra dignidad", concluyó Feijóo, que comparó el acuerdo con el 23F y con ETA.

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Para Ayuso, que se adelantó a los demás su valoración, ya estamos en una dictadura, según dijo en Antena 3 antes de conocerse los detalles del acuerdo. "Nos han colado una dictadura, nos la han colado por la puerta de atrás. Y estamos al comienzo de ella. Entiendo que la gente pueda decir 'qué exagerado', sobre todo porque cuando uno piensa que no es así –claro, vas por la calle y todavía no te están pidiendo el DNI, no estamos en eso aún–, cuando uno piensa que es exagerado, pues vive en un mundo feliz, en el mundo de ayer, cuando uno ve hacia adelante lo que hay es cuando da mucha tristeza y pensamos cómo hemos llegado a esto", afirmó la presidenta, que añadió: "En el momento en que un gobierno es ejecutivo, legislativo y poder judicial, eso es una dictadura".

Más tarde, tras conocer el acuerdo y subrayando la gravedad del momento, Ayuso realizó una declaración institucional. Su idea central era que el PSOE daba "un cheque en blanco" a los independentistas, poniendo en marcha "un mecanismo de poder paralegal" al margen de la democracia. Ayuso incidió en cómo el PSOE había aceptado todo el "credo independentista" y encomendó la defensa de la democracia a los "españoles de bien", la Corona, la Constitución, las Cortes Generales y "las fuerzas armadas".

"O el dictador en el banquillo o los que nos oponemos a este golpe en la cárcel". Esa es la disyuntiva a la que se enfrenta España, según Abascal. Se abre, afirmó el presidente de Vox, "un período negro" en la historia del país. "Los golpistas del PSOE y Junts han sellado hoy su amenaza a la unidad y la ley con la abolición del Estado de derecho. Es el principio del fin de la democracia y la deslegitimación de las instituciones", señaló Abascal, que pidió "una resistencia civil que será larga, pacífica y firme" y que "sólo tiene un fin: o el dictador en el banquillo o los que nos oponemos a este golpe en la cárcel". Abascal afirmó que su formación es "consciente" de las "consecuencias" de enfrentarse al presidente del Gobierno en funciones, pero afirmó que las asume. "No es el momento de los partidos, es el momento de que los españoles aparquen sus diferencias partidistas para defender lo más importante", concluyó, de nuevo en línea con la movilización "nacional" reclamada por Aznar en septiembre.

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