La universidad privada busca atraer nuevos estudiantes pero todavía es el cortijo de la clase alta

Un alumno de la Facultad de Ciencias económicas de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid.

Cuando una idea se instala en el imaginario colectivo es complicado hacerla desaparecer. Si pudiésemos ver fotografías del pensamiento, quizás comprobaríamos que la imagen que se genera cuando se piensa en una universidad es muy diferente a la que se dibuja cuando se le añade el adjetivo "privada". Sin embargo, la proliferación de esta última está siendo tan elevada y tan rápida que ya resulta prácticamente imposible meter a todos estos centros en el mismo saco. Al menos, si nos atenemos al terreno curricular. El universo de la universidad privada hace mucho que ya no se limita a las clásicas escuelas de negocios. Su auge y expansión les ha hecho diversificar su oferta aunque, eso sí, la sigan dirigiendo al mismo tipo de estudiante.

En el año 2021 varios investigadores de la Universitat de Barcelona lo resumieron perfectamente en un artículo titulado La estratificación horizontal del sistema universitario catalán: el papel de la universidad privada. En él, Helena Troiano, Albert Sánchez-Gelabert y Marina Elias comparaban la jerarquía social con el sistema educativo. Es decir, que del mismo modo que la sociedad se divide en clases, las etapas educativas también se podrían organizar en distintos escalones en los que en el último, el más alto, estaría situada la universidad. La idea era que la unión entre ambos mundos fuera paralela, horizontal. "A medida que cada etapa educativa se expande, es ocupada primero por las clases sociales más aventajadas, pero cuando el acceso llega a un punto de saturación en esas etapas, comienzan a ingresar las clases más bajas", explica el artículo.

¿Qué pasa entonces? "Que las clases privilegiadas buscan nuevas formas de diferenciarse" utilizando, esta vez, la estratificación horizontal, no la vertical. "Comienza entonces a hablarse de otro tipo de prestigio, uno que diferencia entre ramas de conocimiento, entre universidades antiguas y modernas y, también, entre públicas y privadas", explica la autora principal de ese artículo, Helena Troiano, en conversación con infoLibre.

Pero las subdivisiones no terminan ahí. "Hay otra clasificación que distingue entre universidades privadas de élite, de semi élite y de absorción de la demanda", continúa la experta. Y son estas las que están proliferando. Más que nada porque las primeras tan sólo existen en Estados Unidos y en algunos países latinoamericanos, enumera. En España puede comprobarse esta afirmación si se analizan los ránkings internacionales —y se obvian las críticas que levantan entre muchos expertos. Por ejemplo, en la última edición del de Shanghái, el más famoso y prestigioso, tan sólo aparece un centro privado entre otros 35 públicos. "La universidad privada lo ha tenido muy complicado para situarse en la élite porque pervive la idea de que la universidad es un servicio público", argumenta Troiano.

Jaume Martínez Bonafé, profesor titular jubilado de la Universitat de València, realiza una distinción parecida. "Ha habido una transformación de la figura del estudiante. El que acude a la pública es un ciudadano comprometido con su formación pero el que acude a la privada no es más que un cliente con capacidad de exigir porque paga por estar allí", reflexiona, desde el otro lado del teléfono.

Sin embargo, hay un tipo de universidad privada que ha seguido otro camino diferente. Y que no le ha costado tanto ganarse cierto prestigio. No sólo en España, además, sino también en el resto de Europa. "Las escuelas de negocios han sido la única excepción", relata Troiano. Tanto es así, que los grados de adminsitración y dirección de empresas (ADE) son los preferidos del alumnado de la privada. Según los datos oficiales del Ministerio de Universidades correspondientes al curso 2023-2024, estas carreras imparten clase a 39.315 estudiantes, un 13% del total de alumnado. Mientras tanto, las públicas lo hacen en cambio a 98.462 personas, un 9%. Allí son las ingenierías las titulaciones predilectas: suman ya 123.960 matrículas, un 11,5%.

¿Y ha sido siempre así? Sí. Durante el curso 2015-2016, el primero de la serie histórica que se recoge en la web del departamento de Diana Morant, había 21.700 matriculados en ADE, entonces un 12% del total y un 81% menos que ahora. Era también entonces la carrera favorita de los matriculados de la privada.

La apuesta por las titulaciones sanitarias

No sólo lo expresaban con los números, sino también con las palabras. Según el artículo que firmó Troiano hace ahora cuatro años, son los propios estudiantes —en este caso catalanes, puesto que fueron los que respondieron a la encuesta lanzada por los investigadores— los que posicionan a las escuelas de negocios como los mejores centros para estudiar educación superiores. Los preferidos, en parte, porque tenían años de bagaje, precisamente algo de lo que no podían presumir buena parte de las universidades privadas que a principios de los 2000, recuerda Troiano, empezaron a ofertar titulaciones relacionadas con las ciencias de la salud.

Es ahora cuando las cifras muestran la importancia de esta rama de conocimiento dentro de la privada. Si volvemos a las estadísticas de Universidades, los grados que entran dentro de la categoría "otras ciencias de la salud" y Psicología son las otras dos titulaciones con más matriculados, por detrás de ADE. En concreto, la primera aglutina ya a 30.554 personas y la segunda a 29.020.

Dentro del primer área, además, Medicina se ha convertido en el nicho definitivo para la privada, que ya aglutina al 20,5% del total de sus estudiantes. En concreto, en el curso 2023-2024 había 44.666 matriculados en ese grado en facultades de toda España, y de ellos 35.467 lo estaban en campús públicos y 9.199 en privados. Pero es que si echamos la vista atrás hasta el primer curso recogido en esa estadística, el 2015-1016, observamos que de los 43.353 que estudiaban Medicina entonces, un total de 36.395 lo hacía en la pública y 6.958 lo hacía en la privada. Suponían entonces un 16%.

Si analizamos también el número de matriculados en titulaciones de máster, las ciencias de la salud ocupan el tercer lugar, por detrás precisamente de ADE y de "formación de personal docente y ciencias de la educación". Entre los estudiantes de doctorado, en cambio, se lleva la palma. De todos los que tiene, el 22,5% estudian esa rama.

La vinculación con la empresa y la definición del alumnado

En cualquier caso, cuando Troiano lanzó la pregunta a los matriculados en las universidades privadas, estos no respondieron que eran las escuelas de negocios lo que más prestigio tenían sólo por los años de experiencia. La posibilidad que a su juicio ofrecen para "encontrar un buen trabajo" también fue determinante en su respuesta. Y no de manera casual. Según explican los expertos consultados, la vinculación entre la universidad privada y la empresa es evidente. Sólo con el término "escuela de negocios" ya se adivina. E influye, además, en quién acude.

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"Se vinculan mucho al mundo laboral porque al final son los hijos de los grandes empresarios los que acuden a estas universidades", lanza Troiano. Según un informe del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el porcentaje de alumnos de las privadas con progenitores con ocupaciones altas se sitúa en el 60%, un porcentaje que en las públicas se reduce hasta el 40%. El precio de matrícula, aquí, es determinante. "Puede llegar a triplicar el de las públicas", señala Cynthia Martínez-Garrido, profesora de Métodos de Investigación en Educación en la Universidad Autónoma de Madrid.

Sin embargo, tanto ella como Troiano coinciden en que su ambición ya es otra. No es ser el nicho de las nuevas generaciones de empresarios. Ni de los hijos e hijas de quienes tienen las ocupaciones más altas. El objetivo es conseguir atrapar toda esa demanda que no acude a la pública. Y Martínez-Garrido cree que aquí hay una "población diana" clara: "Funcionan como una empresa, así que su objetivo final es recoger toda esa población que la pública no recoge. Fundamentalmente, todos aquellos que trabajan o tienen familia y necesitan conciliar el estudio con todo lo demás", explica la profesora.

Por eso la educación a distancia está siendo una de sus grandes apuestas. Sobre todo en lo relativo a los máster. "Quienes deciden estudiar ese modelo no lo hacen por la calidad de la educación, sino porque eso les permite estudiar en el horario que sea", continúa la experta, que destaca por ello que la pública debe "dar el salto" y "orientarse cada vez más a los estudios online".

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