“Vengo en nombrar Jefe de Mi Casa a don Camilo Villarino Marzo. Dado en Madrid, el 16 de febrero de 2024. Felipe R.”. El decreto de nombramiento suponía una revolución total en el Palacio de la Zarzuela, que decía adiós a Jaime Alfonsín y ponía al frente de la organización de la institución a un diplomático llamado a cambiar el funcionamiento sin estridencias pero de manera profunda.
Las cosas de palacio van despacio, un refrán muy acertado en Zarzuela. Pero el estilo Villarino ya se deja notar en el complejo palaciego, donde se han rehecho por completo los equipos y se busca una nueva etapa de la familia real con mayor protagonismo mediático, mayor conexión en las redes y con un intento de realzar sus figuras institucionales en tiempos convulsos políticamente.
Villarino (Zaragoza, 1964) es un hombre muy discreto y adicto al trabajo, según reconocen varias personas que han trabajado codo con codo con él. Y es una figura cuya vida laboral ha estado muy relacionada con la política europea, una de las cualidades que más atrajeron a Felipe VI, según fuentes conocedoras, para darle la llave de La Zarzuela. Otra vertiente que también gustó al rey es que también es un hombre que conoce mucho los temas de defensa y de política de seguridad (es reservista destinado en la UME).
De Dastis a Borrell
Además, pese a evitar todos los focos, conoce extremadamente bien todos los pasillos del poder de Madrid y de Bruselas. En su currículum destaca haber sido jefe de gabinete de hasta tres ministros de Exteriores, de colores ideológicos distintos. Estuvo como máximo asesor de Alfonso Dastis, el último ministro de Exteriores de la Administración de Mariano Rajoy, y de Josep Borrell y de Arancha González Laya, los dos primeros titulares al frente de la política internacional desde que llegara Pedro Sánchez a La Moncloa tras la moción de censura en 2018. Luego acompañó a Borrell a la Comisión Europea como su director de gabinete en su época de Alto Representante de la UE para los Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad.
González Laya describe en una conversación con infoLibre que el actual jefe de la Casa del Rey es un diplomático que “está por encima de ideologías” y que trabaja “al servicio de su país”. La exministra de Asuntos Exteriores, que formó parte del Gobierno de coalición hasta la crisis ministerial de julio de 2021, destaca su dedicación y esfuerzo y señala como puntos fuertes sus conocimientos tanto de política europea como sobre Marruecos.
La Casa Real vive un momento de transición durante este verano. En septiembre el equipo tendrá nuevas incorporaciones: las periodistas Marta Carazo (ex presentadora del telediario de la noche de TVE y ex corresponsal en Bruselas) y Rosa Lerchundi (hasta ahora jefa de informativos de Telecinco) se incorporan como jefa de la Secretaría de la reina Letizia y nueva directora de comunicación en sustitución de Jordi Gutiérrez.
Estos fichajes evidencian también el giro que quiere dar la Casa Real en temas de comunicación. El interés que hay en Zarzuela también va por una mayor conexión en redes sociales (la institución española está muy por detrás de sus colegas europeas) y en los temas audiovisuales.
Choques con el Gobierno
La relación de Villarino con el Palacio de La Moncloa es buena, según señalan fuentes de ambas instituciones. Pero algunos de los movimientos de Villarino sí han chocado en los últimos meses con el Ejecutivo y especialmente con el titular de Exteriores, José Manuel Albares, dos diplomáticos que se conocen desde hace décadas. Unos vaivenes que también se vivieron internamente en los primeros gobiernos de Sánchez, cuando el hoy ministro era el ‘sherpa’ del presidente en materia internacional y Villarino estaba junto a Borrell en el Palacio de Santa Cruz.
Albares retiró a última hora en agosto de 2021 el plácet para que Villarino fuera destinado a la embajada de Moscú, como había planteado González Laya. En ese momento, el actual jefe de la Casa del Rey estaba siendo investigado por un juzgado por el caso de la entrada en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, que creó un conflicto diplomático con Rabat, aunque en Exteriores desvincularon entonces este hecho de la decisión tomada por Albares. La Audiencia Provincial de Zaragoza archivó el caso en 2022 al no ver indicios de delito en la actuación de la exministra Laya y de Villarino.
Pero el momento más tenso hasta el momento entre Moncloa y la Casa del Rey se vivió con la visita de los reyes y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Paiporta después de la dana. Se produjeron imágenes de máxima tensión con lanzamiento de barro a las autoridades y con insultos. Fue Zarzuela la que más presionó ejerció para realizar ese traslado y en privado dirigentes socialistas reconocen que fue un error ir en un momento tan complicado y con la ultraderecha avivando el clima antipolítico.
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Otro de los momentos de tensión entre las dos instituciones se vivió con motivo de la puesta en marcha del Gobierno de la iniciativa de España en Libertad, que conforma una serie de actividades, exposiciones y actos para recordar el avance del país después de la muerte de Franco y reivindicar el espíritu democrático frente a la dictadura pasada. Los reyes declinaron la invitación al evento inaugural en el Museo Reina Sofía, aunque posteriormente se sumaron al homenaje a las víctimas de los nazis en Mauthausen, con motivo del 80 aniversario de la liberación de ese campo de concentración en el que llegaron a estar 5.000 españoles.
También se evidenciaron discrepancias entre Villarino y Albares por la ausencia de los reyes en la reapertura de la catedral de Notre Dame en París tras su incendio. Exteriores dejó caer su malestar al enterarse por la prensa. Las invitaciones fueron cursadas de manera nominal por el Gobierno francés a la Casa Real y al Ministerio español de Cultura. Zarzuela asumió esa decisión y excusó la presencia por estar preparando Felipe VI y Letizia el viaje oficial a Italia. En privado, miembros del Gobierno reconocen la labor del rey y su intento de neutralidad, pero admiten que la agenda de Zarzuela está más volcada hacia el sector conservador.
Villarino marca un nuevo ritmo en la Casa Real, donde se busca una estrategia de comunicación diferente y potenciando a los miembros de Zarzuela. No le gusta salir en los medios y evita los focos. Puro poder en la sombra. Un hombre serio, como definen los que lo conocen, pero que en la intimidad hace buenas imitaciones. ¿Cuándo desconecta? Cuando está con su familia de escapada en la montaña en Jaca.
“Vengo en nombrar Jefe de Mi Casa a don Camilo Villarino Marzo. Dado en Madrid, el 16 de febrero de 2024. Felipe R.”. El decreto de nombramiento suponía una revolución total en el Palacio de la Zarzuela, que decía adiós a Jaime Alfonsín y ponía al frente de la organización de la institución a un diplomático llamado a cambiar el funcionamiento sin estridencias pero de manera profunda.