“Creen que hay vidas que se pueden pisotear”: responden las personas a las que Vox tira a la basura en su lona

Lona de Vox desplegada esta semana en Madrid.

La confluencia de las calles de Alcalá y Goya es una de las zonas más emblemáticas de Madrid. En una esquina está el edificio verde limón en el que tenía su residencia Federico García Lorca. Y en la otra esquina en 2023 se ha desplegado una lona gigante por parte del partido Vox en la que se ve una gigantesca mano, con la pulsera de España, que arroja símbolos a la papelera.

Bajo el lema Decide lo que importa, la formación de ultraderecha arroja a la basura el símbolo del feminismo, la bandera LGTBIQ+, el logo de la Agenda 2030 y la hoz y el martillo del Partido Comunista, mezclándolo con el logo del movimiento okupa o la estelada independentista. Un hecho que considera “grave” el Ministerio del Interior, aunque Fernando Grande-Marlaska consideró este martes que no le corresponde decir si es un delito de odio. El Ejecutivo sí indicó que puede incentivar discursos “incendiarios” y avisó de que será “beligerante” para defender la diversidad. Los partidos de izquierdas la consideran “la lona del odio”.

Detrás está la estrategia, en plena campaña electoral, por parte de la ultraderecha de hacer bandera y conseguir votos deshumanizando con símbolos a movimientos que siempre han estado en su punto de mira, como se ha traducido día tras día en sus intervenciones en el Congreso de los Diputados. No se trata sólo de símbolos, sino que va contra las personas que los defienden, que ven con estupor lo que eso representa y lo que puede afectar en sus vidas. Toman la palabra.

"No surge de la nada"

“Me resulta de una violencia brutal”, confiesa Justa Montero, activista feminista, que reflexiona: “Tirar esos símbolos a la papelera bajo el lema de Decide lo que importa significa claramente el mensaje de que hay vidas que a Vox no importan. Son las vidas de muchas personas, de mujeres, del colectivo LGTBI… Que hay vidas que se pueden pisotear. Es un mensaje a la población de que se puede prescindir de las mujeres y de las personas gays, lesbianas y trans que luchamos y peleamos por mejorar las condiciones de vida de toda la sociedad”.

Explica Montero: “Hace unos años no lo hubiera imaginado. Pero he estado viendo cómo en los últimos tiempos se ha estado dando un espacio político y en los medios a Vox, se le ha ido blanqueando hasta el punto de la situación actual, con presencia institucional y que marca la actuación también del PP. Pero sorprende por la brutalidad y la inmensidad de que lo pongan en mitad de una ciudad. Pero no surge de la nada”.

¿Puede fomentar este tipo de acción el odio a las personas feministas y LGTBI? Montero responde: “Tanto el odio como el desprecio con el mensaje que hay vidas que no importan. Esa idea de tirar a la basura algo, que se pueda prescindir de derechos humanos básicos. Es brutal, es brutal”.

“Las mujeres sabemos que tenemos que estar peleando siempre nuestros derechos. Con lo que hemos logrado estos años, hay una reacción. Vox representa una extrema derecha que tiene una idea de las mujeres y de las relaciones entre hombres y mujeres que atenta a todo lo que el feminismo propone, pelea y consigue”, analiza esta activista, que apostilla: “Un peligro y una amenaza enorme”.

"La primera palabra que me viene es impotencia"

¿Cómo te sientes al ver esa lona? “La primera palabra que me viene es impotencia”, verbaliza Carlos Barea, escritor, activista cultural y máster en estudios LGTBIQ+. “De pronto hay una enorme pancarta en la que se muestra de forma abierta el odio. Y no tanto la lona, que al final es una cuestión de dinero. Pero la impotencia es que haya tantísima gente que se crea ese discurso, que lo haga suyo y le dé la vuelta al relato de una forma totalmente irreal”, analiza.

“Son tres partes. Primero viene el discurso de la lona. Luego están las redes sociales. Por ejemplo, hice una publicación en Twitter hablando de la tristeza que me provoca que parte de España esté en contra de mis derechos y he tenido que silenciarlo. Luego, viene el contacto con la realidad y que si vas cogido de la mano con tu pareja te insulten o griten. O que si tienes más pluma, y por no hablar de las personas trans, que vengan las agresiones verbales o físicas”, añade. Además, Barea piensa que hace diez años no se podía haber imaginado esto. “Pero hace cinco años cuando entró Vox en Andalucia, dije ya que cuidado. Todo el mundo decía que era un exagerado, que eran minoritarios y tenían pocos escaños. Nos tenemos que preguntar cómo ha calado tanto tu discurso para llegar a tergiversar la realidad”, indica.

Según Barea, España ahora no está retrocediendo en derechos, “pero el problema es qué va a pasar a partir del 23J”. “En Twitter me decían pero cuáles son los derechos que os están quitando. El relato es que nos lo estamos inventando todo. Es una de las cuestiones que ha calado, mucha gente piensa que estamos reclamando unas condiciones especiales o privilegios, que no tenemos. La cuestión es qué pasaría con los derechos si llega a cogobenar Vox con el PP. Santiago Abascal ha dicho que no es partidario de las adopciones por parte de personas del mismo sexo. El matrimonio igualitario no lo pueden quitar porque está afianzado y el recurso del PP no salió. Quieren quitar la ley trans, con lo que ha costado. En Castilla y León se negaron a crear un observatorio contra la lgtbifobia”, comenta.

El coordinador de Flores para Lola también sostiene: “Uno de los principales argumentos de la ultraderecha, y que replican todos sus afines, es que esto no va contra las personas LGTBI, sino contra los colectivos que son unos chiringuitos ideológicos. Y yo digo que qué es la Fundación Francisco Franco. No les molestan ciertas subvenciones. Están en contra de todo lo que tiene que ver con su ideología. Pero eso engaña a la gente”.

No obstante, cree que esto puede “dar más fuerza” para aquella gente que pensaba no ir por ejemplo al Orgullo: “Esta lona es la constatación física y real de que el lobo ya está aquí”. “Va a servir para que se movilicen las personas LGTBI, las mujeres feministas o los ecologistas para luchar contra esta ideología facha”, concluye.

"Llevamos tiempo diciéndolo"

Otro de los símbolos que tira a la basura la mano en la lona es el de Agenda 2030, que incluye entre sus principales metas la lucha contra el cambio climático. Luis Rico, coordinador de Ecologistas en Acción, dice que no siente “ninguna sorpresa” porque entra dentro del discurso que está haciendo Vox. “Llevamos tiempo diciendo que en estas circunstancias de crisis ecosocial no iba a tardar mucho en aparecer un movimiento de extrema derecha. Está pasando en todo el mundo”, remarca.

“Ha ocurrido siempre lo mismo con la extrema derecha, como en los años treinta. Ocurre cuando hay una crisis social importante y como respuesta a movimientos sociales que están cogiendo fuerza. En este caso, el movimiento ecologista y el feminista están retando a las élites y la respuesta siempre es un populismo de derechas”, indica Rico, que apostilla que no le extrañan los símbolos que aparecen en la lona.  Y resalta esa “normalización y el miedo de ver cómo ese discurso va calando en la sociedad”.

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El coordinador de Ecologistas en Acción cree que lo que está abrazando Vox es “no hacer nada contra el cambio climático”, intentando que la sociedad obvie ese problema y no se actúe. “En España no hay caladero social para negarlo, pero sí la derecha intenta minimizar y negar la solución”, incide. 

"Es una salida de los demonios, un orgullo reaccionario"

Los símbolos del Partido Comunista los arroja también esa mano con la bandera de España a la basura. “Es muy fuerte”. Es la primera reacción cuando se le pregunta a Antonio Maíllo, histórico dirigente del PCE y de IU, referente LGTBi y político feminista. Su análisis arranca así: “Hay que ser bastante racional y saber que el fascismo tiene nuevas fórmulas de búsqueda de enemigos en 2023. No nos engañemos. Esto es fascismo en el siglo XXI que no engaña. Es gente muy reaccionaria que quiere revertir los derechos. Esa guerra cultural que hace con lo que son los avances”.

“No me imaginaba ver algo así, pero no deja de ser sintomático del momento que vivimos. El pensamiento reaccionario español ha visto una oportunidad muy clara en el trumpismo español que representa Vox. Una salida de los demonios, una suerte de orgullo reaccionario. Es momento de que la gente tome conciencia de lo que nos jugamos en el 23 de julio, sin aspavientos y con racionalidad. La voluntad popular tiene que poner dique a este reaccionarismo, que marca Vox pero que impregna al PP. Hay vasos comunicantes. Lo que buscan es esa indignación estéril de a dónde vamos a llegar, Pero lo que no es estéril es transformar la indignación en votos de esperanza de una sociedad que siga construyendo respeto y derechos sociales”, dibuja Maíllo.

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