El juego presencial cae un 17% desde 2020 pero más de la mitad de la población sigue apostando

Un cartel que dice '¡Fuera las casas de apuesta de nuestros barrios!' en el de un local de apuestas de Madrid.

Hace mucho que se dio la voz de alarma. Corría el año 2018 cuando el Gobierno central y los ejecutivos autonómicos empezaron a poner coto legislativo a un problema que no dejaba de crecer. Las casas de apuestas entonces florecían por todas partes, especialmente en los barrios más pobres de las ciudades. Sólo en cinco años, y sólo en Madrid, habían crecido un 300%. El juego online, por su parte, cada vez se publicitaba más. Y con personajes famosos que resultaban un reclamo para los más jóvenes. Ahora, siete años después, parece que el problema empieza a disminuir. O cuanto menos a estabilizarse.

Así lo evidencia el Informe sobre adicciones comportamentales y otros trastornos adictivos presentado este lunes por el Ministerio de Sanidad con datos correspondientes a la encuesta Edades 2024 (realizada en personas de entre 15 y 64 años) y Estudes 2023 (realizada en personas de entre 14 y 18 años y cuyos resultados ya fueron incluidos en la misma edición del estudio presentada el año pasado). No ha habido ni mucho menos una desaparición del problema, pero sí una caída de las personas afectadas. Al menos, por los juegos de azar presenciales, que han disminuido un 17% desde 2020. Y que aun así mantienen enganchada a más de la mitad de la población. En concreto, al 52,9% de quienes tienen entre 15 y 64 años.

Hay tres tipos de juego, especifica Sanidad. El primero se denomina tipo I y engloba a las loterías, a las quinielas y a los concursos de televisión, radio y prensa. El segundo, llamado tipo II, lo conforman las loterías instantáneas y el bingo. Y el tercero, por último, las apuestas deportivas, las máquinas de azar y los juegos de cartas. Y es en estos últimos donde frecuentemente se genera una adicción. Lo dicen los datos contenidos en el informe presentado por el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Joan Villalbí, y la directora del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, Begoña Brime: aquellas personas que prueban estos juegos tipo III multiplican por cinco sus probabilidades de desarrollar juego problemático.

La nota positiva es que este tampoco deja de disminuir, en línea con el número de jugadores. Lo ha hecho, en concreto, un 46% desde aquel 2018, aunque en los últimos dos años se ha mantenido prácticamente inalterable: ha pasado de afectar a un 1,3% de los encuestados en 2022 a hacerlo a un 1,4% en 2024. Tampoco ha cambiado el hecho de que este problema afecta mucho más a los hombres (2,2%) que a las mujeres (0,7%).

Muchos de ellos piden ayuda. No hay datos relativos a quienes lo hicieron en 2024, pero el informe de Sanidad sí recoge que en 2022 fueron 4.052 personas las que se sometieron a un tratamiento por un trastorno comportamental. La mayoría lo hizo además por un problema con el juego. En concreto, el 82%. Por su parte, un 9,3% acudió a terapia por un uso compulsivo de internet, móviles, videojuegos o redes sociales, una adicción que ni aumenta ni desciende. Sigue afectando al mismo número de personas que en 2020. Y sigue poniendo en jaque al 11,7% de los jóvenes de entre 15 y 24 años.

17 legislaciones diferentes

¿Y cómo se le puede poner coto? Pues eso depende de la voluntad de cada comunidad. Son las autonomías las que tienen la competencia sobre el territorio y son ellas, por tanto, las encargadas de ser un dique de contención frente a las máquinas tragaperras, las salas de bingo o las casas de apuestas. Una de las últimas en hacerlo fue Navarra, que aprobó el pasado mes de mayo una normativa que prohíbe la instalación de estos últimos locales a menos de 400 metros de centros educativos, una medida que también adoptó en su día Baleares o la Comunidad de Madrid, aunque no sin polémica por afectar, únicamente, a los locales de nueva creación.

Normativas de ese tipo han conseguido que este tipo de negocios disminuyan. En concreto, según los últimos datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), en 2023 había 674 locales de apuestas en todo el país, un 37,5% menos que en 2022 (927) pero todavía un 41,8% más que antes de la pandemia.

Cosa muy distinta ha pasado, por ejemplo, con el número de tragaperras. Según el mismo informa de la DOGJ, las denominadas oficialmente máquinas B no han dejado de aumentar. En 2022 había 143.657 instaladas en locales de hostelería, un número que en 2023 aumentó hasta las 151.883. Son un 5,7% más aunque, en cualquier caso, menos que las que había antes de la irrupción del coronavirus. Con los casinos ha pasado algo parecido, puesto que en 2019 había en todo el país 355 máquinas y mesas y en 2023 eran ya 376.

Es aquí donde los expertos ponen el foco. El juego presencial es el que provoca el enganche. El online hace el resto.

Estabilidad en el juego online

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Su situación es muy distinta. Según el informe de Sanidad, su prevalencia se mantiene estable, en un 5,5%, según el informe presentado este lunes por Sanidad. Afecta, igual que la otra modalidad, sobre todo a los hombres, puesto que la prevelancia en ellos se eleva hasta el 8,2%, un porcentaje que en el caso de las mujeres se sitúa en el 2,7%. Lo llamativo en este caso es que su presencia es mayor cuanto menor es la franja de edad que se analiza. Así, en el caso de los más jóvenes tiene presencia en hasta un 40,2%. Pero según todos los expertos este tipo de juego no es el problema, sino la consolidación de lo que ya se inicia mediante la modalidad presencial.

La regulación del juego online es competencia del Gobierno central, no de los autonómicos, y el paso de Alberto Garzón al frente del Ministerio de Consumo intentó ponerle coto. Lo hizo a través de dos decretos. Uno fue el aprobado en marzo de 2023 y que pretendía generar un "entorno seguro de juego". Sus últimas medidas entraron en vigor el pasado 14 de marzo y establecieron, por ejemplo, la obligación de que todos los jugadores, al entrar en una web, establecieran "un límite de tiempo y dinero". Y la prohibición de usar tarjetas de crédito para "jugadores intensivos y con comportamientos de riesgo".

El otro decreto se aprobó en noviembre de 2020 y puso el foco, en aquella ocasión, en la publicidad. En concreto, el texto prohibió los anuncios audiovisuales fuera del horario de 1.00 a 5.00 horas de la madrugada e impidió que los famosos y las personalidades públicas como jugadores de fútbol anunciasen esas webs. Pero el Tribunal Supremo anuló estos puntos argumentando que "determinadas limitaciones o prohibiciones establecidas en la norma reglamentaria carecen de la necesaria cobertura legal", un fallo ante el que el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 ya anunció una nueva norma.

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