El edificio de la calle de las Hileras, en Madrid, cuyo derrumbe se ha cobrado la vida de cuatro personas, pertenece a RSR Singular Assets, una SOCIMI (grupo de inversión en activos inmobiliarios) que planeaba convertirlo en un hotel. Esta empresa se dedica a la compra de edificios céntricos en malas condiciones, su reforma y su explotación turística.
El inmueble fue adquirido en febrero de 2022 por 26 millones de euros, con la previsión de abrir a finales de 2026 como hotel de cuatro estrellas con 122 habitaciones. Este edificio se sumó a otras tres propiedades en Barcelona y a otra en Valencia, compradas entre 2014 y 2019. En 2023, la empresa añadió dos inmuebles más, uno en Madrid y otro en Bilbao, y el pasado enero adquirió otro en la madrileña calle Atocha por 24 millones. RSR también planea expandirse por el sur de España, con la mira puesta en Sevilla, Córdoba y Marbella, según recoge la propia empresa en su web.
El modelo de negocio consiste en adquirir edificios en zonas céntricas y alquilarlos a cadenas hoteleras que se encargan de su gestión. En Barcelona, por ejemplo, poseen un bloque con 17 apartamentos turísticos y 9 habitaciones en el Paseo de Gracia, comprado en 2015 por 11,5 millones. Los otros dos inmuebles en la ciudad condal son hoteles de la cadena Vincci, adquiridos por un total de 47,1 millones de euros.
A finales de 2024, el valor total de los inmuebles del grupo en España ascendía a 246,5 millones de euros, aunque la cifra no incluye la compra más reciente en la calle Atocha. En sus informes financieros, RSR define su estrategia como inversiones “a precio atractivo” en “activos con gran potencial de renovación”, que puedan aumentar su valor tras la rehabilitación. Un lenguaje que en la práctica se traduce en la adquisición de edificios antiguos en el centro de las ciudades para destinarlos al turismo de lujo. En el caso de la calle de las Hileras, la empresa había invertido 2,23 millones de euros en las obras durante 2024.
Un fondo saudí con sede en Luxemburgo
RSR Singular Assets Europe está controlada por RSR Estate Holding S.A., una sociedad luxemburguesa que actúa como cabecera del grupo. Detrás de ambas entidades está el capital del empresario saudí Rashid Saad Al-Rashid, presidente del conglomerado Al-Rashid Trading & Contracting Co., una de las mayores constructoras del país.
A través de esta arquitectura societaria, el grupo opera en España con ventajas fiscales y opacidad sobre la titularidad final del capital. Su actividad —invertir en edificios degradados para transformarlos en hoteles o apartamentos turísticos de alta gama— forma parte de una estrategia más amplia de diversificación del patrimonio familiar saudí en Europa.
La nieta del magnate del franquismo y el legado de los cuadros desaparecidos
La única española en el consejo de administración de RSR es Carmen Escrivá de Romaní, socia fundadora de la consultora inmobiliaria Caler Advisory, la encargada de gestionar la SOCIMI en España, con la que comparte la sede en Madrid e incluso el diseño de la página web.
Escrivá de Romaní procede de una de las familias más antiguas de la nobleza valenciana —los Escrivá de Romaní, condes de Oliva— y es nieta de Julio Muñoz Ramonet, un magnate que amasó su fortuna durante el franquismo, primero mediante el estraperlo y después gracias a su imperio textil y bancario. El nombre de la nieta saltó a la crónica judicial en 2021, cuando fue imputada por apropiación indebida dentro del llamado caso Muñoz Ramonet, la causa que investiga la desaparición de centenares de obras de arte que su abuelo había dejado en herencia a la ciudad de Barcelona.
Entre las piezas recuperadas durante la operación judicial figuran cuadros de Goya, El Greco o Fortuny, que permanecieron ocultos durante décadas en propiedades familiares tras la muerte de su dueño. El juez de instrucción ha concluido este año la investigación y ha dejado a las hijas y nietos del magnate a un paso del banquillo, acusados de haberse apropiado ilícitamente de más de 600 obras que debían haber pasado al patrimonio público.
Escrivá de Romaní combina su papel de directiva inmobiliaria con una trayectoria marcada por un apellido que simboliza la herencia económica del franquismo. En RSR, representa la intersección entre las viejas élites españolas y el nuevo capital extranjero que compra el patrimonio inmobiliario del país.
El edificio de la calle de las Hileras, en Madrid, cuyo derrumbe se ha cobrado la vida de cuatro personas, pertenece a RSR Singular Assets, una SOCIMI (grupo de inversión en activos inmobiliarios) que planeaba convertirlo en un hotel. Esta empresa se dedica a la compra de edificios céntricos en malas condiciones, su reforma y su explotación turística.