Desmontando el giro de la ultraderecha en la Unión Europea: de querer eliminarla a “ocupar Bruselas”

La diputada de la Asamblea Nacional de Francia y candidata a la Presidencia de la República, Marine Le Pen, interviene durante el acto ‘Viva 24’.

“No hay nada más que hacer en esta situación, queridos amigos españoles, los patriotas debemos ocupar Bruselas”, bramó Viktor Orbán en el mitin del Palacio de Vistalegre. Este mensaje del polémico primer ministro de Hungría resume el cambio de estrategia de la extrema derecha con respecto a la Unión Europea. En los últimos años, han pasado de querer eliminarla a aspirar a reformarla desde dentro. De tener un discurso incendiario y antisistema a otro más pragmático.

“Hace una década, sus líderes pedían la salida del euro y de la Unión Europea. Sin embargo, desde el año 2019, ha habido un cambio paulatino y grave de estrategia. Tienen claro que la UE no se va a descomponer, como podía parecer en tiempos del Brexit. Ahora, son conscientes de que tienen los números para poder cambiar los equilibrios políticos europeos y eso es lo que van a intentar”, explica el historiador y autor de Mitos y cuentos de la extrema derecha Steven Forti

Una Europa con menos políticas y derechos

Estas próximas elecciones del 9 de junio, la extrema derecha puede convertirse en la tercera fuerza política a costa del grupo liberal. Según los sondeos, podrían pasar del 18% al 25% y ocupar una cuarta parte del Parlamento Europeo. 

"Antes de que su crecimiento alcanzara este nivel, la única crítica que podrían hacer es la de abandonar la UE porque no podían aspirar a cambiarla desde dentro, pero ahora sí pueden influir en sus asuntos y decisiones internas", opina Vicente Valentim, politólogo en la Universidad de Oxford. Aunque en algunos discursos de esta campaña hablan de regenerar Europa, lo que realmente, según los expertos, es que la UE pierda peso político y legislativo en los 27. 

“En sus programas electorales hablan de ‘una confederación de estados soberanos’, es decir, que Europa no se inmiscuya en la soberanía y las decisiones que toman las naciones. Aspiran a que sea simplemente una especie de confederación económica europea y solo tener que ponerse de acuerdo en economía y algo de política exterior y defensa, como mucho”, añade Forti. 

Además, también pueden impactar y conseguir retrocesos en políticas y derechos como inmigración, asilo, control de fronteras o transición ecológica y el cambio climático. “Intentarán restringir lo máximo posible la inmigración desde fuera de la Unión Europea y promover una visión más étnica de cómo debería ser. Según ellos, mucho más blanca", añade Valentim.

Una normalización con la ayuda de la derecha tradicional

En el cara a cara en La Sexta de esta semana, la cabeza de lista del PP a las europeas Dolors Monserrat no quiso responder si pactarían con Vox. Hace diez años, los partidos de la extrema derecha en Europa eran fuerzas marginales en votos y estaba mal visto llegar a acuerdos con ellas. Sin embargo, se han normalizado los pactos y los partidos conservadores tradicionales han incorporado parte de su discurso. 

“Antes había una percepción de que las opiniones de la extrema derecha eran socialmente inaceptables, pero esto se ha ido debilitando y las personas que tenían estos puntos de vista, pero que no actuaban en consecuencia porque temían juicios sociales, ahora se sienten más cómodos”, añade Valentim. 

En Europa, la extrema derecha ya gobierna en Hungría, Italia, Finlandia y Eslovaquia y, aunque en Países Bajos todavía no han formado gobierno, fue el partido más votado. “Su modelo para Europa es la Hungría de Orbán, que no es una democracia plena sino un régimen híbrido de autocracia electoral donde la democracia brilla por su ausencia, donde no existe pluralismo informativo y donde no hay separación de poderes”, explica Forti.

La estrategia de la piel de cordero: la recomposición de la ultraderecha europea tras la foto de Vistalegre

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La recomposición de la extrema derecha

Las distintas familias que componen la extrema derecha en Europa (Conservadores y Reformistas Europeos, Identidad y Democracia...) parece que han entendido que, llegados a este punto, les conviene cooperar tras dos décadas sin conseguir unirse un grupo compacto. Sin embargo, según los expertos, todavía es una incógnita hasta qué punto se recompondrán

“En las últimas semanas, hemos visto movimientos. Por ejemplo, a Marine Le Pen, de Identidad y Democracia, participando en el mitin organizado por Vox y los Conservadores Reformistas en Madrid y también la expulsión de Alternativa para Alemania de Identidad y Democracia. ¿Se mantendrán dos grupos después de las elecciones o podría haber una unificación de una parte de la extrema derecha o de toda ella? Esta es la cuestión sobre la mesa ahora", concluye Forti.

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