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El nuevo ciclo electoral

Díaz adelanta las elecciones andaluzas al 2 de diciembre

La presidenta de la Junta de Andalucía y secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, anunció este lunes su decisión de adelantar la convocatoria de las elecciones autonómicas al domingo 2 de diciembre, casi cuatro meses antes de que finalice la legislatura.

Susana Díaz reunió a las 18.00 horas en sesión extraordinaria a su Consejo de Gobierno en el Palacio de San Telmo y firmó el decreto de disolución del Parlamento y de convocatoria de elecciones, que se celebrarán de forma anticipada por tercera vez en la historia de la autonomía, ya que de agotar mandato debían tener lugar a finales de marzo de 2019.

La presidenta andaluza argumentó su decisión, en una comparecencia pública,  en que la comunidad "necesita tener estabilidad" y dijo que veía "imposible" aprobar el Presupuesto para el próximo ejercicio; en que los comicios han de tener "acento andaluz"; y también porque su comunidad "no se merece una campaña de entre cinco y seis meses, y prolongar esta situación no es bueno ni para Andalucía ni para nadie".

Díaz confirmó que la primera persona con la que ha hablado una vez que ha tomado la decisión ha sido con el presidente del Gobierno y secretario general de su partido, Pedro Sánchez. 

El anuncio del adelanto electoral se produce un mes después de que Ciudadanos (Cs) diera por roto el pacto de investidura con el PSOE-A por los "incumplimientos" de los socialistas en relación con los puntos relativos a regeneración democrática, donde se incluye eliminación de los aforamientos en la comunidad y reforma de la Ley Electoral de Andalucía.

Para celebrar las elecciones el 2 de diciembre, este martes 9 de octubre es la fecha tope para publicar el decreto en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), de acuerdo con los plazos marcados en la Ley Electoral de Andalucía.

Esta será la tercera ocasión en la que se adelanten comicios en Andalucía, puesto que ya ocurrió en el año 1996, cuando Manuel Chaves decidió adelantarlas dos años tras la denominada legislatura de la 'pinza' PP-IU, y en el año 2015, cuando Susana Díaz puso fin al gobierno de coalición con IU con un año de antelación.

Cuando Susana Díaz rompió aquel Gobierno de izquierdas y fijó elecciones en marzo de 2015, abría por primera vez el melón electoral tras las europeas de 2014, que habían agitado el panorama político español por la irrupción de Podemos. El melón ya no se cerraría hasta junio de 2016, con la victoria de Rajoy, el bloqueo posterior y el derribo de Pedro Sánchez, otra vez con Díaz como protagonista. Ahora, Díaz lo vuelve a abrir con un adelanto electoral al 2 de diciembre que sacude todo el escenario político nacional, marcado por la crisis catalana, el ascenso de Sánchez a la Moncloa y de Pablo Casado al liderazgo del PP.

Legislatura muerta, Gobierno en campaña

La legislatura andaluza estaba agotada. Ciudadanos había retirado a última hora el apoyo a Díaz, con la excusa del incumplimiento de las medidas de regeneración democrática recogidas en su acuerdo con el PSOE. Los socialistas ya no tenían agenda legislativa por delante, ni apoyos para el presupuesto de 2019. El Gobierno andaluz llevaba en campaña desde el regreso de las vacaciones, con un intenso despliegue de agenda. La presidenta aparecía rodeada de multitudes en sus actos oficiales.

La oposición denunciaba constantemente la utilización de recursos públicos para hacer campaña encubierta. Todos los partidos le pedía a Díaz que despejara ya la incógnita de la fecha electoral. Con el paso de las semanas se habían acumulado los incentivos para el adelanto, una decisión exclusiva de la presidenta, en atención al artículo 127 del Estatuto. El efecto electoral positivo sobre la marca PSOE por la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa podría ir a menos. Si la crisis catalana se encona, Ciudadanos tendría opción de recuperar parte del vigor perdido con el ascenso de Sánchez a la Moncloa y de Pablo Casado a la presidencia del PP.

Primer enfrentamiento Casado-Rivera

Al margen del Gobierno de la comunidad más poblada de España, hay más en juego. Una clara victoria de Díaz la mantendría como referente del PSOE y contrapunto de Pedro Sánchez en el seno del PSOE.

La previsible victoria del PSOE en Andalucía –todas las encuestas la pronostican– sería la primera de Pedro Sánchez desde la recuperación de la secretaría general, eso al margen de que su capitalización política correría a cargo de Susana Díaz. Por contra, si las encuestas van bien encaminadas, Pablo Casado tendrá un debut complicado. El Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa) de invierno 2018 pronosticó en febrero que Cs adelantaría al PP. Al margen de la encuesta, es un propósito difícil. El PP es un partido con un fuerte arraigo orgánico en Andalucía, muy superior al de Ciudadanos.

No obstante, las elecciones supondrán el primer enfrentamiento cara a cara entre PP y Ciudadanos por el liderazgo de la derecha desde las elecciones en Cataluña, cuando el partido naranja arrolló a su competidor. Y no sólo será un duelo entre PP y Ciudadanos, también entre Albert Rivera y Pablo Casado, que se implicarán personalmente en la campaña. Los candidatos de ambos partidos serán por segunda vez Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) y Juan Marín (Ciudadanos).

La salud de la confluencia

Podemos e IU se presentan por primera vez juntos a las elecciones andaluzas. La marca es Adelante Andalucía, que aúna también a partidos de la órbita andalucista. Ambos aspiran a superar juntos los resultados obtenidos por separado –15 Podemos, 5 IU– y ser fundamentales en la legislatura. Un fracaso daría alas a los partidarios de que cada fuerza política vuele sola. Será la segunda –y, si cumple su compromiso, última– tentativa de Teresa Rodríguez, que se presenta en "tándem" con el líder de IU, Antonio Maíllo, con el que lleva desde el regreso de vacaciones de campaña por Andalucía apelando a dar "la vuelta a Andalucía".

Ahora ambos comparten campaña en pie de igualdad, intentando visualizar una relación sin subordinaciones. Ella será cabeza de lista por Málaga; él, por Sevilla. La confluencia, diseñada para reforzar la igualdad entre sus integrantes, ha salido adelante con la oposición de la dirección estatal de Podemos. Ha sido una victoria de Teresa Rodríguez, referente de la corriente anticapitalista de la formación, que saldría reforzada a nivel interno si la confluencia logran un resultado defendible.

Laboratorio de los pactos

En la sala de mandos del PSOE andaluz preocupa que un buen resultado de Ciudadanos invista al partido naranja como alternativa real a los socialistas, lo cual dificultaría una reedición del pacto de gobernabilidad. El candidato de Cs, Juan Marín, insiste en que pactará con proyectos, no con partidos ni con personas, una forma de eludir la cuestión. Lo que no ha hecho es verbalizar su rechazo a un hipotético pacto con el PSOE. El PP aprieta para presentar a Rivera y los suyos como muleta del PSOE, que se aproxima a los 40 años en el poder en Andalucía, la única comunidad autónoma donde no ha habido más que un partido gobernante. Casado ha emplazado incluso a Cs a comprometerse ante notario a no pactar con Díaz.

Para la ocasión Andalucía el PP ha abandonado el discurso de que debe gobernar la lista más votada. Como su candidato, Moreno Bonilla, sabe que tiene casi imposible ser el más respaldado en las urnas, ha cambiado el mensaje habitual de su partido para defender que la urgencia del cambio justificaría un pacto entre el PP y Ciudadanos si dieran los números.

Un hipotético pacto de izquierdas se encuentra con la dificultad de la deteriorada relación de Susana Díaz con Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo.

El 'caso Faffe'

Díaz se ha encontrado una dificultad en su camino electoral, la eclosión de un caso de corrupción vinculado al uso de tarjetas de crédito de una fundación para el empleo, Faffe, ya extinta, para gastos privados. Lo más sangrante es que entre estos gastos hay pagos en prostíbulos. El caso es anterior a la etapa de Díaz como presidenta, pero la oposición acusa a su Gobierno de haber ocultado al Parlamento información sobre el caso. Los grupos han acordado la celebración de una comisión de investigación, la tercera tras las dedicadas a los ERE y los cursos de formación. La comisión queda abortada antes de iniciar sus trabajos. Los partidos opositores, singularmente el PP, intentan atizar el caso. Y Moreno Bonilla lo ha hecho de forma espectacular.

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Este mismo lunes, el presidente del PP andaluz convocó a los medios a las puertas del prostíbulo Don Ángelo, en Sevilla, ya cerrado. Allí desveló un atestado de la Guardia Civil según el cual hubo hasta ocho tarjetas en la extinta Faffe, con las que se habrían gastado un total de 31.969 euros en "doce juergas" en prostíbulos de las provincias de Sevilla, Cádiz y Córdoba. Tres de esas tarjetas se utilizaron para hacer 43 gastos en prostíbulos, correspondientes a doce "juergas" entre final del 2004 y mediados del 2009, etapa de importante descontrol en la Consejería de Empleo, como han puesto de relieve las investigaciones judiciales y parlamentarias.

Moreno Bonilla explicó que las ocho tarjetas "estaban asociadas a una cuenta corriente con un saldo de 828 millones, y se habrían gastado hasta 80.000 euros de dinero público" con su uso. Concretamente, además de los 31.969 euros en clubs de alterne, otros 19.000 habrían sido gastos en peajes, unos 22.000 en restaurantes, 1.800 en hoteles y otros 4.300 en gastos sin justificar, entre otros. Moreno Bonilla pidió a la presidenta de la Junta que los andaluces conozcan "toda la verdad" de la Faffe antes de ir a votar.

 

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