Elecciones 23J

Las fases de la campaña de la derecha para deshumanizar a Sánchez: cinco años y un esprint final

Pedro Sánchez, este jueves en Moldavia en la cumbre de la UE.

Presidente ilegítimo”, “que te vote Txapote”, “Falcon y residencias de verano”, “el palacio de Sánchez”, “chovinista del poder”, “traidor”, “felón”, “okupa de La Moncloa”, “incapaz”, “rehén”, “mediocre”, “incompetente”, “chantajeado”, “escarnio para España”, “mentiroso”, “tirano de cómic”, “charlatán”, “actor profesional”, “déspota”, “caudillista”, “ególatra”, “adanista”, “sectario”, “hooligan”...

Todos estos insultos han salido de la boca de Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal, Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. ¿El objetivo? Pedro Sánchez. Desde que el líder socialista logró llegar a La Moncloa con la moción de censura contra Mariano Rajoy la derecha ha utilizado una estrategia contra él: desgastar su imagen, deshumanizarlo, crear un personaje que despertara malestar.

Y esa línea del PP y de Vox ha dado sus frutos entre muchos ciudadanos, con los gritos en la calle (hasta en el propio colegio electoral contra el presidente) e incluso entre aficiones deportivas: los seguidores del Granada celebraban el reciente ascenso con los gritos de “hijo de puta, Pedro Sánchez” o “que te vote Txapote”. Hasta en el desfile militar del 12-O se escuchan gritos e insultos contra el dirigente socialista en la zona acomodada del Paseo de la Castellana en Madrid.

"Derogar el sanchismo"

El PP ha convertido como principal leitmotiv, para ganar el 28M y encarar ahora el 23J, ese “derogar el sanchismo”. Se trata de un concepto focalizado en generar animadversión hacia el presidente del Gobierno. Esa estrategia se instaló desde el primer momento con Pablo Casado al frente. Pero Alberto Núñez Feijóo la ha reforzado tras su llegada a Génova 13, siguiendo la estela de Isabel Díaz Ayuso, que se erige como la muralla frente el “sanchismo” y que ha centrado sus dos exitosas campañas en Madrid en hablar mal del socialista.

Una estrategia que, además, va en aumento. La propia Isabel Díaz Ayuso está ahora inmersa en el discurso de que el presidente del Gobierno busca un pucherazo electoral. La presidenta de Madrid, tras anunciarse el adelanto electoral para el 23 de julio, se ha dedicado a esparcir esta teoría: “Soy consciente de que no se puede haber convocado a peor traición unas elecciones, como ha hecho el presidente del Gobierno”, “el fin es que la gente esté despistada, que esté desmovilizada, que falten interventores, apoderados, intentar a las bravas y a la desesperada llegar y cambiar las cosas”.

Ese plan para desgastar la imagen personal y familiar de Pedro Sánchez se extiende desde el propio aparato del PP. Nuevas Generaciones del PP de Madrid colgó un tuit este miércoles para atacar al presidente con una foto de él en bañador junto a su esposa con el mensaje: “¿Vacaciones? Los cojones”. No sólo no recibió el reproche de la organización, sino que en la cuenta está como el tuit fijado.

"Una narrativa de que okupa el poder"

Verónica Fumanal, experta en comunicación política, analiza la situación: “Las alusiones al PSOE son pocas. Casi ningún líder del PP habla del PSOE. Desde un primer momento apuntalaron la crítica a la persona, incluso conceptualizándola. Se llama sanchismo, no socialismo, porque de alguna manera yendo en contra del proyecto iban en contra de las medidas. Y en las encuestas, las medidas del Gobierno son muy apoyadas. Por lo tanto tenían que encontrar un elemento de crítica que fuera desdibujando un personaje que se había construido también en lo personal desde un punto de vista muy fuerte”.

“Sánchez consigue con la vuelta en las segundas primarias que la gente no sólo lo vea como el líder del PSOE, sino que se le atribuyan una serie de méritos como la resistencia, la valentía y la resiliencia. Él jugó esas primarias pírricas contra el partido y al final gana. El PP decide que hay que darle la vuelta a eso y destruir su imagen personal. Lo hacen con determinadas críticas que todas van a dibujar un mismo conjunto semiótico: okupación del poder, deslegitimación de la persona”, añade Fumanal.

La politóloga añade: “Esto le pasó también a Zapatero. Van a esos elementos que son inherentes al poder y que, sin embargo, a Sánchez se le critican como si fueran caprichos, desde el Falcon hasta La Moncloa. Se trabaja una narrativa para decir que está okupando el poder, que no le pertenece. Eso es tremendamente peligroso porque le quita la legitimidad. Le pasó ya con la moción de censura, aunque se aplacó bien y luego ganó. Pero el desgaste de Sánchez va encalado al mensaje de que no tiene la legitimación para estar en el poder. Le pasa a la izquierda y no a la derecha”.

"Buscar una bestia negra para movilizar"

La imagen de Pedro Sánchez también ha sido atacada por la propia derecha política utilizando bulos. No sólo por parte de Vox, sino que el propio Partido Popular ha azuzado teorías conspirativas hasta en el Congreso de los Diputados. La número dos del PP, Cuca Gamarra, ha esparcido ante los diputados teorías de la derecha mediática que implican incluso el móvil del presidente. “¿Su postura con respecto a Marruecos tiene que ver con la información robada de su teléfono?”., le espetó al propio Sánchez en abril.

El politólogo Toni Aira hace este análisis: “Este tipo de comunicación y de propaganda negativa agresiva es más propia de sistemas políticos como el norteamericano, en el que los partidos acostumbran a ser estructuras al servicio de alguien que ha ganado las primarias. Por lo tanto, la figura del aspirante prioriza esa idea”. 

“Aquí se trata más de ahondar y simplificar el mensaje y su banalización. En el caso de lo que se hace contra Sánchez, se trata de encontrar un recurso fácil. Se trata de hacer tragar mensajes a la opinión pública. A eso se le suma la tendencia creciente en comunicación política: es más fácil persuadir a través de una personalidad que de un mensaje complejo. Es buscar a una bestia negra, a un malo malísimo, que te ayuda a movilizar. Eso es lo que ha construido la derecha con Sánchez, así se ahorra un montón de razonamiento complejo e ir a lo práctico. Dibujan un demonio deshumanizado contra el que merece levantarse en armas electorales. Es el gancho, el cebo de la derecha política y mediática para movilizar lo que no pueden con las ideas”, disecciona el profesor en la UPF-BSM.

La derecha mediática activa día tras día bulos sobre el presidente del Gobierno, en los que intentan atacarlo también personalmente y familiarmente. Ha habido medios que incluso han conectado la supuesta compra de votos en Mojácar (Almería) con las vacaciones de verano de presidente, o que han traspasado todas las líneas rojas lanzando fake news como que la esposa del presidente es transexual y está vinculada a una red de narcotráfico. Este tipo de mentiras repiten patrones que se han vivido en otros países a través de medios y grupos vinculados a la ultraderecha en Francia con Brigitte Macron y en Estados Unidos con Michelle Obama.

El análisis que hacen en el PSOE es que las derechas siguen las mismas estrategias que triunfaron en su día con Donald Trump en Estados Unidos y en Brasil con Jair Bolsonaro. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo advirtió ante los parlamentarios este miércoles. La disolución de las Cortes ha llevado a hacer decaer las sesiones, pero, por ejemplo, Vox tenía que llevar esta semana una propuesta en las Cortes en la que, en alusión a Sánchez, querían penar con cárcel a presidentes que “atenten contra la unidad de España”.

El presidente del Gobierno conoció de primera mano esta semana la experiencia de Hillary Clinton, quien le visitó en La Moncloa. La exsecretaria de Estado de Estados Unidos perdió ante Donald Trump en unas elecciones norteamericanas en las que sufrió todo tipo de campañas, como el bulo del Pizzagate que conectaba al Partido Demócrata, una mafia pedófila y el satanismo. En el entorno de Sánchez reconocen que esta estrategia va a ir a más contra él por parte de las derecha conforme pasen las semanas. En la parte socialista, quieren frenar ese argumento de “derogar el sanchismo” poniendo sobre la mesa que eso esconde realmente recortar derechos y avances, como la reforma laboral, la subida del salario mínimo o la ley de eutanasia.

Objetivo: "la indignación y la agitación"

El director de Análisis de beBartlet, Ramón Mateo, considera que “el clima de estas estrategias sintetiza lo que se conoce como polarización y crispación”. “Es una situación desagradable, no es exclusiva de España. Y es una tendencia, desde luego, peligrosa y compromete la calidad del debate público y de las instituciones democráticas”.

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“Siempre se bordea y con bastante frecuencia se supera la barrera del insulto, llegando a la descalificación del adversario. Es decir, hacer entender que el rival no es una persona que está legitimada para ejercer el cargo público, con independencia de si ha recibido el respaldo de los ciudadanos. Por tanto, cualquier decisión que tome por sí es inválida y nula. No hay respeto. Ese tipo de situaciones lo que hacen es hurtar a los ciudadanos de un debate sobre las ideas y las propuestas”, comenta.

Además, explica que “en general, en muchos países, se ha visto que ese tipo de estrategias buscan más movilizar que convencer”. Lo que persigue, añade, es que las decisiones del gobernante generen “indignación” y “agitaciones de tipo más visceral”. “Entran en elementos morales muy básicos, casi tribales”, apostilla Mateo, que dice que “es una pena desde el punto de vista de la calidad democrática”. “No tenemos muy claro qué propone la oposición”, arroja el director de Análisis de beBartlet. 

Lanza este aviso al hilo: “Es la situación, pero no es algo insalvable. No estamos condenados a vivir en estas circunstancias. Al final es una decisión, cada partido y cada candidato decide cada día cómo quiere abordar el debate público y qué ofrecer a los ciudadanos".

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