Galicia es una tierra de contrastes. Ocurre en casi todas las variables: la diversidad del territorio hace que unos y otros municipios presenten valores muy distintos en la mayor parte de los conceptos, empezando por el de la vivienda, uno de los asuntos más de actualidad debido a la crisis de acceso y de precios que la sociedad lleva años sufriendo.
En este sentido, la tipología de las viviendas existentes en cada lugar de Galicia varía mucho, desde los numerosos municipios de la zona rural en los que la práctica totalidad de los inmuebles son unifamiliares e independientes, hasta las zonas urbanas en las que los edificios de pisos han ganado peso en el último medio siglo y continúan haciéndolo.
Así, encontramos que en la ciudad de A Coruña el 96,2% de las viviendas habitadas son pisos, mientras que apenas el 3,4% aparecen como casas unifamiliares. Es una realidad que se repite en las restantes ciudades del país, aunque con porcentajes más reducidos. En Ourense apenas el 13,5% de las viviendas son unifamiliares, lo mismo que en Lugo (14,9%), Ferrol (16,6%), Vigo (20,3%) y Pontevedra (24,8%). Santiago es la ciudad gallega con un mayor porcentaje de viviendas unifamiliares, más del 30%, dispersas por su extenso término municipal.
En los primeros puestos de esta relación encontramos también algunos municipios fuera de las áreas urbanas, como Burela (apenas el 15% de viviendas unifamiliares), O Barco de Valdeorras (24,8%), Betanzos (26,1%) u O Carballiño (27,4%). Y también localidades situadas en las áreas metropolitanas, como Narón, Arteixo, Ames o Culleredo, todos en torno al 30%.
Las viviendas en edificios colectivos son mayoría en Galicia, pues suman algo más de 1,2 millones de las 2,2 millones de viviendas habitadas en el país, frente a alrededor de 984.000 unifamiliares.
Sin embargo, esa diferencia se debe a la gran mayoría de pisos existentes en las zonas urbanas. En realidad, las viviendas en edificios colectivos solo predominan en unos 45 municipios, mientras que en el resto —unos 267— son más las unifamiliares.
Así pues, en la mayor parte de la superficie de Galicia la tipología de vivienda predominante son las casas unifamiliares, que llegan a ser el 100% de los inmuebles en Chandrexa de Queixa o Portas, municipios sin edificios de pisos. En otros 79 el porcentaje de viviendas unifamiliares supera el 95% del total y en casi la mitad (138) hay más de un 90% de casas unifamiliares.
La Galicia de nueva construcción
En la mayor parte de los municipios con una proporción destacada de edificios de pisos, el porcentaje de viviendas construidas en las últimas décadas es importante. Este es otro de los datos aportados por el Instituto Galego de Estatística en su entrega sobre la tipología y características de las viviendas, resultado de la explotación de los datos del Censo del INE.
Aquí, de nuevo, encontramos varias Galicias en una, con municipios como Salceda de Caselas en los que más de la mitad de las viviendas habitadas —el 52,4%— fueron construidas en el siglo XXI (y el 70% después de 1990), cifras similares a las de Ribadumia, Brión, Barbadás, Miño, Ames, Salvaterra de Miño, Carral o Tomiño, todos por encima del 40% de viviendas construidas en este siglo pese al parón experimentado por la construcción entre 2010 y 2020.
Vilaboa, A Lama, O Porriño, Moraña, Miño y Mos son, por cierto, las localidades con una mayor proporción de viviendas construidas desde 2010.
Entre las ciudades son Pontevedra, Santiago y Lugo las que tienen un parque de viviendas más moderno, con casi un 25% de inmuebles construidos después de 2001, algo por encima de la media gallega (22%). El resto de las urbes están por debajo de la media del país, con A Coruña (18%), Ourense (17%), Vigo (16%) y sobre todo Ferrol (13%).
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En el otro extremo, hay un centenar de municipios con menos del 10% de su parque de viviendas familiares construidas en los últimos 25 años.
La mayor parte de ese centenar de municipios con pocos inmuebles de nueva construcción tienen un parque de viviendas construido antes de 1951. Destaca el caso de Ourol, con más del 80% de sus viviendas familiares construidas antes de ese año. En Negueira de Muñiz, Samos, Ribeira de Piquín, Chandrexa de Queixa o Parada de Sil el porcentaje supera también el 70%. En 52 municipios más de la mitad de las casas habitadas tiene 75 años o más.
En el extremo contrario, en Burela o Baiona el porcentaje no llega al 5%. Y en las ciudades de A Coruña y Ourense ronda el 6%, lo mismo que en Arteixo, Nigrán, Culleredo o Narón. En Lugo la proporción es del 7%, en Vigo del 8%, en Pontevedra del 9% y en Santiago ronda el 10%. Ferrol es la ciudad con el parque de viviendas familiares más antiguo: el 14% supera los 75 años.
Galicia es una tierra de contrastes. Ocurre en casi todas las variables: la diversidad del territorio hace que unos y otros municipios presenten valores muy distintos en la mayor parte de los conceptos, empezando por el de la vivienda, uno de los asuntos más de actualidad debido a la crisis de acceso y de precios que la sociedad lleva años sufriendo.