La violencia machista está presente en la vida de las mujeres jóvenes. Así lo constata la Macroencuestra de Violencia contra la Mujer, un estudio efectuado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. La evaluación, efectuada mediante encuesta a 9.568 mujeres, revela mayor prevalencia de la violencia entre las mujeres jóvenes que en las mayores. Los expertos consultados creen que los resultados de la encuesta evidencian una mayor conciencia entre las mujeres jóvenes, pero advierten de la necesidad de mejorar los mecanismos educativos dirigidos a los hombres jóvenes para evitar repuntes en la violencia.
De acuerdo a las conclusiones del estudio, las mujeres jóvenes dicen experimentar cualquier tipo de violencia en mayor medida: el 71,2% de las mujeres de 16 a 24 años y el 68,3% de quienes tienen entre 25 y 34 años han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas, frente al 42,1% de las que tienen 65 o más años. Los mayores porcentajes están en el acoso sexual, un 60,5% de las mujeres jóvenes afirman haberlo sufrido. Un 26,2% habla de stalking o acoso reiterado, un 21,8% de violencia física fuera de la pareja y un 11% de violencia sexual, de nuevo fuera de la pareja.
En el ámbito afectivo, un 19,3% de las jóvenes habla de violencia física o sexual y un 46,1% alude a violencia psicológica, con especial peso en la violencia de control. En todas las áreas mencionadas las mujeres de hasta 24 años admiten episodios de violencia en mayor medida que las mujeres mayores de 25. "El hecho de que en líneas generales las mujeres más jóvenes muestren mayores prevalencias de violencia no implica necesariamente que la sufran en mayor medida que el resto de mujeres", observan las autoras de la encuesta. Las mismas voces proponen algunas hipótesis para arrojar luz a las conclusiones trazadas.
En primer lugar, sugieren que "efectivamente las mujeres jóvenes sufran más violencia que el resto de mujeres, lo cual indicaría un retroceso e implicaría que algo está fallando en la educación de los hombres y mujeres jóvenes". En el otro extremo, introducen la posibilidad de que "las mujeres jóvenes hablen de la violencia con más naturalidad que las mujeres de más edad, en cuyo caso las diferencias obedecerían a que las jóvenes lo cuentan más que las mayores".
En línea con lo anterior, podría ocurrir que las chicas más jóvenes "identifiquen como violencia comportamientos que las mujeres más mayores, por no haber recibido tanta información y educación afectivo-sexual, no consideren violencia". Finalmente, la autoría se detiene en la violencia de control: "Las personas jóvenes tienden en mayor medida a idealizar el concepto del amor romántico, lo que puede llevarles a confundir el amor o la pasión con los celos y el control. Este tipo de comportamientos, aun siendo insanos, si no van acompañados de otros tipos de violencia es probable que desaparezcan a medida que la persona joven madura". Esa violencia de control, sugieren las expertas, puede tener una presencia importante en las relaciones más prematuras y diluirse con el paso de los años.
Mayor conciencia
Miguel Lorente, médico forense y exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género, explica a infoLibre algunas de las lecturas que se deducen del estudio. Su análisis parte de una premisa: "Es muy difícil identificar una sola causa". Sobre esa base, el exdelegado construye una explicación. "Lo que está pasando es que hay un cambio social", abanderado especialmente por las mujeres jóvenes, quienes "lo están liderando". No se trata de que haya arraigado, a su juicio, un cambio de paradigma en el conjunto de la sociedad, sino que las mujeres jóvenes han avanzado a otro ritmo.
Coincide Lucía Avilés, magistrada y socia fundadora de la Asociación de Mujeres Juezas. La jurista cita el 8M de 2017 y la sentencia contra La Manada de 2018 como "pistoletazo de salida para una transformación muy poderosa".
El médico forense habla con los matices a los que obliga el análisis: la violencia, detalla, no entiende de conciencia, sino que se sustenta sobre "estrategias muy complejas" que atacan a las emociones y a la vulnerabilidad de la víctima, sea o no feminista. Sin embargo, lo cierto es que "los datos revelan que hay una situación de transformación liderada y aplicada a las mujeres más jóvenes".
La información de la Macroencuesta, completa Avilés, "es muy valiosa desde el punto de vista de las víctimas: existe más conciencia y menos miedo a denunciar, a contarlo, a mirar al agresor a los ojos". En ese sentido, recalca que existe "una red cercana que apoya a las mujeres, las escucha y muy probablemente las anima a denunciar", una realidad "muy positiva porque el respaldo social a las víctimas de alguna manera tiene su traducción en el ámbito judicial". Según la encuesta, aunque las mujeres jóvenes todavía no acuden a las autoridades, el 93,9% sí que confía en las personas de su entorno para expresar la violencia. Con todo, ese tradicional "alejamiento entre la opinión pública y la justicia a lo mejor se empieza a acortar por todo este cambio de pensamiento, esta nueva era en la que las jóvenes son las grandes impulsoras".
Ada Santana, presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, se muestra convencida de que "cada vez hay mayor conciencia entre las jóvenes y se visibiliza mucho más". Sin embargo, introduce, conviene tener en cuenta que la violencia de género que sufren es mucho más específica y "se moldea a este escenario". También Santana percibe mayor confianza de las mujeres jóvenes a la hora de volcarse en sus redes más próximas, pero no tanto en los mecanismos formales. "Para empezar existe muchísimo desconocimiento entre la población joven de cuáles son los recursos de los que disponemos para poder denunciar y sobre todo el prejuicio de que no se podrá solucionar", sentencia. En ese sentido, cree importante que "las instituciones lleven a cabo políticas urgentes dirigidas a las mujeres jóvenes para concienciar de cuáles son esos recursos y sobre todo de la importancia de visibilizar estas violencias para poder erradicarlas".
Pedagogía frente a la reacción machista
El liderazgo feminista de las mujeres jóvenes, no obstante, también tiene su envés: "Quienes se resisten a ese cambio también son personas jóvenes". Lorente habla del discurso negacionista, de roles de género, de conductas hegemónicas y de masculinidad tóxica. "Hay muchos chicos jóvenes que creen que las mujeres se están pasando y la forma de contrarrestarlo es por medio del control, el abuso y la violencia". Cuando los varones adolescentes inician sus relaciones en términos afectivos con las mujeres, sienten que ellas comienzan a salirse de los márgenes y a no encajar en los roles que se les presupone. "Eso les hace sentirse muy perdidos, así que muchos se repliegan en actitudes machistas".
Según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en el año 2018 se registraron 249 procedimientos vinculados a la violencia sobre la mujeres que fueron a parar a juzgados de menores. En 2019 la cifra ascendió a 307, un aumento del 23,3%. "Puede ser porque las chicas lo denuncian, pero tiene que haber más razones porque los datos nos dicen que la mayoría de las mujeres sigue sin denunciar", estima el exdelegado.
Para entender la violencia que sufren las chicas jóvenes hay otro dato importante, vinculado a la violencia de control que desentraña la encuesta. "Si vemos los homicidios cometidos por hombres menores de 30 años, a partir de 2009 se produce una caída en picado y se reducen a la mitad". Esto, señala el médico forense, "quiere decir que hay una anticipación a la hora de denunciar la violencia". Es decir, las mujeres denuncian más esas conductas violencias que se producen antes del feminicidio. Esto significa que "el cambio social del que hablábamos se está traduciendo en prevención también".
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En la prevención se detiene también Avilés. "Las políticas feministas tienen que seguir irradiándose desde la esfera educativa y visibilizar la prevención como elemento clave de la democracia", subraya. Es importante, a su entender, que todo el discurso feminista "interpele directamente a los hombres, a esa masculinidad tóxica de la que parece haber ciertos repuntes y que debería atajarse a través de la prevención".
Para Santana, es fundamental "tener en cuenta que seguimos sociabilizándonos con un patrón machista que perpetúa a día de hoy muchas conductas no igualitarias, que impide que la igualdad formal se transforme en real". De ahí que la educación se consolide como clave para determinar el "desarrollo de cualquier persona como sujeto político". "Es necesario que invirtamos recursos en la prevención de la violencia machista en las personas jóvenes", clama.
En la misma línea avanza el exdelegado, quien advierte que "las mujeres salen de la violencia, pero no estamos evitando que los hombres entren en ella". Ahí la educación es la única receta. "No puedes hablar de la violencia sin entrar en las causas, en este caso los hombres". Para Lorente, la "gran asignatura pendiente" en la lucha contra la violencia machista pasa por la "concienciación, educación, sensibilización y un lenguaje directo para dirigirse al autor y a la víctima".
La violencia machista está presente en la vida de las mujeres jóvenes. Así lo constata la Macroencuestra de Violencia contra la Mujer, un estudio efectuado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. La evaluación, efectuada mediante encuesta a 9.568 mujeres, revela mayor prevalencia de la violencia entre las mujeres jóvenes que en las mayores. Los expertos consultados creen que los resultados de la encuesta evidencian una mayor conciencia entre las mujeres jóvenes, pero advierten de la necesidad de mejorar los mecanismos educativos dirigidos a los hombres jóvenes para evitar repuntes en la violencia.