Educación

La ‘ley Wert’ copia el modelo Aguirre: una apuesta sin matices por la enseñanza concertada

Manifestación contra la LOMCE y los recortes, el pasado 9 de mayo, en Madrid.

Madrid ha sido tradicionalmente el laboratorio en el que PP ha ensayado las políticas que luego exporta al resto de país. Y la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), cuyo borrador quedará aprobado en el Consejo de Ministros de este viernes, no es una excepción. Bajo el mandato de la expresidenta Esperanza AguirreEsperanza Aguirre, la comunidad fue pionera en recortar el presupuesto en Educación, en segregar al alumnado en función de su rendimiento a través del Bachillerato de Excelencia o en favorecer a la escuela concertada. Desde entonces, sindicatos, padres y alumnos vienen denunciando que este modelo baja la calidad y la equidad en las escuelas. 

Si el borrador de la llamada 'ley Wert' se aprueba finalmente en los términos en los que se conoce, la remodelación neoliberal de la enseñanza se expandirá definitivamente más allá de la Comunidad de Madrid. La competencia como base para mejorar los resultados educativos se deduce de la implantación de las tres reválidas –"pruebas de evaluación a nivel nacional en puntos críticos de cada etapa educativa", según el texto oficial– que recoge el borrador hasta ahora conocido y que recuerda a los exámenes externos a los centros que ya se hacen en Madrid. Los sindicatos consideran que este sistema de evaluación es una "carrera de obstáculos" y que será exclusivamente utilizado para "seleccionar a los mejores estudiantes" y no como instrumento de superación de las dificultades. Además, expertos críticos alertan de que provocará una "perversión del sistema" porque más que los currículos, lo que marcará lo que se enseña en las aulas serán esas evaluaciones.

El borrador de la LOMCE, como viene haciendo Madrid en los últimos años, contiene algunas de las demandas clásicas de la escuela privada concertada. Entre ellas, prevé que las autonomías tengan en cuenta la “demanda social” a la hora de programar la oferta de plazas en la etapa obligatoria, lo que se traduce en que esta prerrogativa primará sobre la voluntad de la Administración de proteger a la pública o abre la puerta a la renovación automática de los conciertos. No es ningún secreto que la privada subvencionada, a la que asiste el 25% de los alumnos, recurre a barreras económicas (complementos de formación, seguros médicos, actividades extraescolares, gabinete psicopedagógico...) para, de alguna forma, cribar a los alumnos a través de la capacidad adquisitiva de sus familias. De hecho, según un informe de la OCU, el 91% de los colegios concertados obliga al pago de cuotas a pesar de que la educación en estos centros debe ser totalmente gratuita porque reciben fondos públicos.

Quizá uno de los aspectos más polémicos del modelo educativo madrileño, que el borrador de la LOMCE plantea prorrogar, son los conciertos a las escuelas que segregan por sexo. Lo cierto es que, aunque el borrador señala que en las escuelas no habrá discriminación por razón de "nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social", sí establece el mantenimiento de los conciertos a los centros que separan a chicos y chicas –un total de ocho colegios situados en la Comunidad de Madrid– al especificar que lo dispuesto anteriormente "no será obstáculo para que los centros de educación diferenciada por sexos puedan suscribir los conciertos". 

Está por ver si el texto que salga este viernes de la Moncloa incluye estas prórrogas después de que el propio Consejo de Estado, en un informe no vinculante, pasara casi de puntillas por la posible colisión con la Constitución que supone legislar en contra de un principio fundamental y se limitara a pedir “medidas académicas a favor de la igualdad”.

Peores resultados y menos equidad

El Foro de Sevilla, un grupo de docentes opositores a la LOMCE de todo el país, viene denunciando que la madrileña es la comunidad "donde más ha retrocedido la escuela pública y dónde han caído de forma notoria los indicadores de calidad del sistema público". Un informe de Comisiones Obreras publicado en enero de 2013, confirma estas críticas. El documento, elaborado por el actual secretario general de Enseñanza del sindicato y por Miguel Recio, señala que a lo largo de los últimos diez años "los principales indicadores educativos madrileños empeoran respecto a sí mismos y también en relación a la media del Estado". 

Los cinco hachazos de la ‘ley Wert’ a la escuela pública

Los cinco hachazos de la 'ley Wert' a la escuela pública

Según este texto, la Comunidad de Madrid ha retrocedido en las tasas de escolarización más significativas. En el curso 2000-2001 Madrid estaba 5,6 puntos por encima de la media española. Nueve años después se encontraba 8 puntos por debajo. Algo similar ocurre si se toman como referencia las tasas de escolarización a los 15 a los 16 o a los 17 años. En el caso de los 16 años la Comunidad de Madrid también partía de una cifra superior a la media española (+4,3 puntos) y ha terminado 0,8 puntos por debajo.

El estudio también da cuenta de cómo la tasa de repetición de los alumnos de sexto de Primaria evolucionó peor que la media española durante el periodo analizado. Pasó de 5,8 en 2000 a 6,3 en 2011. A lo largo del decenio analizado, la expectativa de permanencia en el sistema educativo de un alumno que inicia la educación primaria a los 6 años ha pasado de 13 años en 2000 a 12,5 años en 2010. Durante ese mismo periodo, según el sindicato, la media estatal permaneció en 13 años.

En los últimos diez años de los que hay datos oficiales, según el informe, el crecimiento de la tasa de abandono educativo temprano madrileña, triplica el crecimiento de la media española. Mientras en el Estado dicho índice ha disminuido en 0,5 puntos entre el año 2000 y el 2010, en la Comunidad de Madrid se ha incrementado en tres puntos. Para Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de este sindicato, estos datos "ponen de manifiesto las consecuencias de las políticas en educación de las que fue pionera Madrid y que finalmente se están aplicando en toda España, un hecho que terminará haciendo mella en la escolarización en la ESO, el Bachillerato o la FP de los jóvenes sin formación postobligatoria".

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