Los efectos del 24-M

Líneas de teléfono y agendas despejadas a la espera de una llamada del jefe Rajoy

Dicen quienes admiran a Mariano Rajoy que es un genio en el manejo de los tiempos. Que cuando tiene que tomar una decisión importante para su partido, el Partido Popular, o para el Gobierno, la guarda bajo siete llaves. Que no la comparte. O que la comparte con un círculo tan reducido que se garantiza que el secreto no vea la luz hasta que él quiera. Y dicen también que es previsible, que basta con escucharle y analizar sus movimientos para deducir cómo va a comportarse. Estas son algunas de sus "virtudes", dicen también. Unas "virtudes " que en los últimos días se han transformado en defectos para los que en el PP y en el Gobierno buscan pistas de por dónde puede ir la remodelación prometida por él mismo para afrontar en mejores condiciones la recta final hacia las elecciones generales de finales de año. Pasó el lunes sin noticias. Y el martes. Y otro día más. 

Este miércoles, cuando la idea más extendida era que el presidente del Gobierno iba a aprovechar un acto de la Fundación Carolina celebrado en el palacio de la Zarzuela para despachar con el rey, comunicarle los cambios de Gobierno y después trasladarlos a la prensa, Rajoy perdió puntos en eso de ser previsible –algo de lo que incluso él presume–. Por momentos se le hizo almorzando con Felipe VI contándole los cambios para su Consejo de Ministros. Pero en realidad, a la hora de la comida Rajoy ya se había traslado de la Zarzuela a otro palacio, el de la Moncloa, donde almorzó con su mujer, Elvira Fernández. Así lo confirmaron en Presidencia del Gobierno.

Algunos de los suyos reconocían que se habían despejado las agendas y que estaban más pendientes de lo habitual de estar localizables. Pero también reconocían que las agendas habían permanecido inalterables toda la tarde y que los teléfonos no habían sonado para nada extraordinario. "A lo mejor es que yo no soy el elegido", bromeaba en conversación con este diario uno de los altos cargos del Partido Popular que ha figurado en las múltiples quinielas que se han barajado desde que a Rajoy se le ocurrió un día decir que iba a hacer cambios tanto en Génova como en la Moncloa. Pero este miércoles no tocaba. "No sé de dónde ha salido", intentó defenderse el presidente en el acto de la Zarzuela cuando se le preguntó si los cambios estaban previstos para ese día.

Sensación de "parálisis"

El presidente del Gobierno se ha dado un plazo para los cambios: este mes de junio. Y aunque el hecho de que este miércoles transcurriese sin fumata blanca traslada todas las expectativas a este jueves, cuando Rajoy ha convocado al Comité Ejecutivo Nacional del PP, algunas de las fuentes consultadas por infoLibre no descartaban, incluso, que el presidente se tome todavía más tiempo para decidir. "Al fin y al cabo, sólo estamos a mediados de junio", comenta un diputado conservador que considera, no obstante, que esta "incertidumbre" da una sensación de "parálisis" con la que su jefe de filas debería terminar cuanto antes.

Pero la opinión más extendida es que será este jueves cuando Rajoy se quitará ambos asuntos del medio, un hecho que da alas a las tesis que apuntan que los cambios en partido y Gobierno estarán relacionados, conectados. "Si sale alguien del Gobierno al partido, o viceversa, lo más lógico es que el presidente acerque al máximo ambos anuncios. No le gustan mucho los líos. Y a lo mejor se ha querido ahorrar un día de especulaciones, de interpretaciones sobre quién gana o sobre quién pierde", considera un cargo regional del partido. 

En este sentido, no pasa inadvertido que una de las tareas pendientes de toda la legislatura para los conservadores es la de mejorar la comunicación entre partido y Gobierno, por un lado. Y, por otro, mejorar la comunicación del Gobierno y del partido. Rajoy y su equipo llevan reconociendo que algo ha fallado en este campo desde las elecciones europeas, cuando los resultados empezaron a preocupar. En cada reunión interna de partido el asunto de mejorar la comunicación sigue apareciendo en la lista de tareas pendientes, así como la de presentarse como un partido amable, cercano a la gente. El pasado 24-M perdieron 2,4 millones de votos en las municipales y todas las mayorías absolutas en las comunidades, de ahí que en el PP haya quien cree que no hay cambio ni crisis de Gobierno que arregle esto de cara a las generales.

Quinielas infinitas

En el Gobierno se quejan de que en las últimas semanas la prensa ha incrementado las expectativas sobre el alcance de la crisis, pero obvian que ha sido desde el propio Ejecutivo desde donde se han alimentado esas expectativas, llegando a tuitear desde la cuenta del presidente que habrá cambios. 

Fuentes del Ejecutivo admiten que, pese a desconocer los planes de Rajoy, a día de hoy no sería muy lógica una revolución en el Consejo de Ministros porque a Rajoy le supondría reconocer de forma implícita que el equipo con el que ha trabajado estos años no ha funcionado. El ministro de Educación, José Ignacio Wert, se quiere ir, se lo ha pedido a Rajoy se quiere ir. Y por ahí podría venir uno de los cambios. Para sustituirle suena el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, un hombre de confianza de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Pese a que ha habido todo tipo de rumores, la mano derecha de Rajoy en el Gobierno tiene todas las papeletas, según las fuentes consultadas, de continuar con sus mismas funciones aunque no se descarta algún refuerzo en la portavocía, una labor en la que algunos ven a Alfonso Alonso, ministro de Sanidad.

El exalcalde de Vitoria y exportavoz del PP en el Congreso también suena incluso como refuerzo para la comunicación en Génova, sede nacional del partido. Es en la formación donde las fuentes consultadas esperan una revolución mayor, aunque la secretaría general, en manos de María Dolores de Cospedal, no se tocará si ella no quiere. Los suyos comentan que Rajoy le ha ofrecido dar un salto al Gobierno, lo mismo que señaló el entorno del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Pero este ya ha señalado que su sitio está en Galicia. A más de uno en el PP le sorprendió este miércoles el autodescarte.

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