Crisis en el PSOE

Los movimientos de críticos y afines a Sánchez abocan al PSOE a una guerra total

Ibon Uría

Guerra total en el PSOE. El sector crítico con Pedro Sánchez activó este miércoles uno de los planes que barajaba en los últimos días para poner punto final a su etapa al frente del partido: a primera hora de la tarde, diecisiete miembros de la Comisión Ejecutiva Federal presentaron su carta de dimisión. Unidas a las renuncias anteriores de otros dos miembros y al fallecimiento de Pedro Zerolo, ahora hay 20 vacantes en un órgano originalmente compuesto por 38 integrantes. Los estatutos del partido establecen que, si están desocupados la mitad más uno de los puestos, se debe convocar un congreso federal extraordinario que elija a una nueva dirección.

Los afines a Sánchez califican el movimiento de "golpe" y aseguran que Sánchez sigue al frente. El secretario de Organización, César Luena, compareció poco después de que los dimisionarios oficializaran su renuncia. Defendió que, en este escenario, "la interpretación de los estatutos del partido es clarísima", y que lo que debe suceder a partir de ahora es que la Comisión Ejecutiva convoque un Comité Federal que, a su vez, ponga fecha a un Congreso Federal extraordinario, donde las bases elijan a su nuevo líder. Hasta ese cónclave, la dirección actual seguiría al frente del partido.

La interpretación de los críticos es completamente distinta. El encargado de ejercer de portavoz de este sector fue Antonio Pradas, hombre de confianza de Susana Díaz y uno de los 17 miembros de la Ejecutiva que presentó su dimisión. Pradas no pudo comparecer en el interior de la sede del PSOE: tuvo que hacerlo en la calle porque, según aseguró, no se le permitió acceder al edificio. A las puertas de Ferraz declaró a los medios que la Ejecutiva no tiene ya "legitimidad para tomar decisiones" porque no serían "legales" por estar de facto disuelta tras la renuncia de la mayoría de sus miembros, y exigió que se reúna la Comisión Federal de Garantías.

Antonio Pradas, que fue hoy el encargado de llevar las firmas con las dimisiones a la sede del PSOE, fue precisamente quien presentó hace dos años los avales de Pedro Sánchez para las primarias en las que derrotó a Eduardo Madina gracias al apoyo decisivo de los socialistas andaluces.

Según voces del sector crítico con Sánchez que cita Europa Press, este jueves se reunirá la citada Comisión, si bien admiten que a esta convocatoria podrían no acudir todos sus miembros. Este órgano está formado por cinco socialistas, de los que, en principio, habría tres próximos al sector que encabeza la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y otros dos más afines a Sánchez. Fuentes de Ferraz, en cambio, han asegurado que este órgano no está convocado.

Ambas partes asumen que antes o después se elegirá a una nueva dirección en un congreso. El punto en el que chocan es en quién se queda al frente hasta entonces y en los plazos. Los afines a Sánchez quieren convocar el cónclave este mismo sábado, celebrar primarias el 23 de octubre y ratificar su resultado en un congreso a principios de diciembre, en un proceso que pilotaría la actual dirección. Sus detractores –liderados por el PSOE andaluz y entre los que se cuentan todos los presidentes autonómicos socialistas salvo la balear Francina Armengol– planean que una comisión gestora se haga cargo del partido por espacio de unos seis meses hasta que se convoque el cónclave.

"Pedro Sánchez es el líder"

Luena defendió que "Pedro Sánchez es el líder" y desgranó la hoja de ruta que quiere sacar adelante: este mismo jueves se reunirá la Ejecutiva. A esa cita no podrán acudir ninguno de los 17 dimitidos este miércoles. En esa reunión, detallan fuentes socialistas, se modificará el orden del día del Comité Federal de este sábado, para que en lugar de votarse el calendario de un congreso ordinario se vote el de uno extraordinario... con exactamente las mismas fechas que propuso Sánchez para aquel. "Vamos a defender la democracia y el voto de los militantes (...). La fuerza de los militantes es imparable", reiteró.

El número dos socialista aseguró que "todo indica" que el movimiento de este miércoles fue "instigado" por "algunos y algunas dirigentes" para "provocar que no hubiera congreso", que "los militantes no hablaran" y para "provocar que [el partido] lo dirija una gestora, sin explicar con qué intención política, con qué apoyos o qué alianzas fuera del partido". "Quien no quiere que los militantes hablen no pueden dirigir el PSOE. En el PSOE se tiene que tener el respaldo de los militantes: no caben atajos, artimañas ni golpes, aun sujetos a las normas del partido. No cabe esconderse de los militantes ni temerlos", remachó en su comparecencia.

El secretario de Organización rechazó de plano la idea de la gestora. Fuentes del sector afín a Sánchez aseguran que esa figura no está contemplada en los estatutos del partido a nivel federal y que, por tanto, no puede constituirse. En la historia del PSOE el único precedente es la gestora (en realidad se le llamó comisión política) que pilotó el partido durante cuatro meses tras la dimisión de Joaquín Almunia en 2000, un periodo que desembocó en el congreso que eligió a José Luis Rodríguez Zapatero como secretario general. Entre los afines a Sánchez dicen que aquella gestora fue posible porque existió un "acuerdo político" para ello, algo que aseguran que es completamente inviable a día de hoy.

Los críticos quieren una transición con Javier Fernández

Fuentes del sector crítico, en cambio, estiman que la elección de una gestora debe ser la fórmula para una transición que permita calmar las aguas en el partido y que aborde la renovación de manera más pausada. Suena con fuerza el nombre del presidente de Asturias, Javier Fernández, para presidir la gestora. A su favor, señalan dirigentes de este sector en conversación con infoLibre, tiene al menos tres argumentos: el primero, su "enorme prestigio interno". Fernández es un hombre respetado ampliamente en el partido. El segundo, que está claro que no sería un candidato a dirigir el partido en el futuro, porque no está entre sus deseos hacerse con el mando del PSOE. Y el tercero es un paralelismo con la gestora de 2000: tras la salida de Almunia se nombró a Manuel Chaves –entonces presidente andaluz muy bien valorado en el PSOE– al frente de ese órgano.

Estas voces del partido también detallan las razones que les llevaron a activar el mecanismo de la cascada de dimisiones en la ejecutiva en lugar de esperar al Comité Federal del sábado para derrotar a Sánchez. Aseguran que esos motivos fueron, en primer lugar, que insistiera en que no dimitiría en ningún caso –incluso si en la reunión del máximo órgano entre congresos de este fin de semana una mayoría de miembros echaba por tierra su hoja de ruta para celebrar primarias en tres semanas y reafirmarse en el cargo con el aval del voto de la militancia–. 

Además, provocó un tremendo malestar en varias federaciones que Sánchez afirmara que sus oponentes deseaban un PSOE "subalterno del PP". En esa línea, fuentes oficiales del PSOE castellanomanchego subrayan que el presidente regional, Emiliano García-Page, "en ningún caso defenderá que la gestora facilite un Gobierno de Rajoy". Los críticos, de hecho, consideran paradojico que sea Sánchez quien se presente "como adalid de la izquierda" tras ser quien firmó el pacto con Ciudadanos para su intento de investidura en la pasada legislatura.

La lucha ya pública existente en el seno del partido tendrá su punto álgido esta semana en el Comité Federal del sábado. Los partidarios de Sánchez aseguran que en esa cita únicamente puede votarse la convocatoria del congreso extraordinario en las fechas propuestas por la ejecutiva, sin incluir en el orden del día otras cuestiones –como, por ejemplo, la elección de la gestora o una eventual moción de censura para desautorizar nuevamente al secretario general o la elección de una gestora–. Los críticos piden que en esa reunión se ratifique la disolución de la dirección del partido. Queda por ver cómo se resolverá el desencuento.

En el Comité Federal de este sábado, por tanto, habrá una votación en la que uno de los dos sectores se impondrá sobre el otro. Pero, a la vista de lo enconado que está el enfrentamiento, nadie puede asegurar que la batalla vaya a quedar zanjada en esa reunión. El final de la guerra abierta en el PSOE es impredecible. Fuentes socialistas favorables al actual secretario general, aunque lo tildaron de escenario indeseado por todos, ni siquiera descartaron este miércoles que el asunto llegue "a los juzgados".

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