Cambio climático

En Pie por el Clima: la mecha que falta por prender en la movilización climática

Manifestación contra la inacción climática en 2015.

La movilización climática nunca ha sido fácil. Las características del cambio climático lo hacen no invulnerable, pero sí resistente, a la acción social: un problema muy complejo, con múltiples puntos de vista, global y a la vez local, apenas perceptible a simple vista y de largo recorrido. En comparación a otro tipo de reivindicaciones, esta lucha nunca ha terminado de cuajar en España. Es una dinámica perversa, habida cuenta de que el cambio climático ya está aquí y que se necesitan cambios urgentes y de calado para evitar sus peores efectos.  Y el 8 de septiembre de 2018 está señalado en el calendario para romperla, para prender la mecha definitivamente. La organización Contra el Diluvio encabeza la convocatoria en Madrid de En Pie por el Clima, réplica del movimiento internacional Rise for Climate, que sacará a la gente a la calle en centenares de ciudades el mismo día. En la capital, la cita será en la plaza del Museo Reina Sofía a las 19 horas. Habrá actos también en Barcelona, Castellón, León y Soria.

Rise for Climate es una iniciativa de la organización ecologista estadounidense 350.org, que basa su nombre en la tesis del climatólogo James Hansen. Promulgó que cualquier concentración de CO2 por encima de 350 partes por millón es insegura: en 2017 alcanzamos un nuevo récord de 403. Su modelo de trabajo es descentralizado: establecen las bases de una movilización y animan a que se utilicen para convocar manifestaciones en todo el mundo, en alianza con organizaciones locales. En esta ocasión, Rise for Climate quiere aprovechar una reunión de trabajo contra el cambio climático en California, la Global Climate Action Summit, que se celebrará del 12 al 14 de septiembre. Y el punto fuerte de su manifiesto, replicado casi íntegramente por la convocatoria española, es la defensa de la justicia climática.

 

No en vano el lema de la manifestación de San Francisco tiene un añadido: Rise for Climate, Justice and Jobs. El cambio climático no va a afectar a todos por igual. Afectará más intensamente a los más pobres. Los desfavorecidos no pueden mudarse así como así a latitudes más benignas cuando el sol pegue fuerte; los despedidos en la minería, las centrales de carbón o la industria automovilística no serán los patrones; los que trabajan una tierra cada vez menos fértil y con menos agua disponible tendrán dificultades para cambiar su sustento. Es por ello que el manifiesto asegura que "simplemente, no podemos resolver la crisis climática sin construir una nueva economía que sea justa, equitativa y que trabaje para todos nosotros".

"El poder debe estar en manos de la gente, no de las grandes empresas", asegura el comunicado español de En Pie por el Clima. "Los trabajadores deben tener oportunidades económicas y se deben buscar soluciones justas y dignas para las comunidades más afectadas por los impactos de la industria de los combustibles fósiles y del calentamiento que están y seguirán provocando en todo el mundo", añade. El texto hace continuas referencias a una construcción del movimiento "desde abajo", señala culpables y responsabilidades y recoge un "consenso de mínimos" con un alegato por la justicia climática que ya tuvo un papel preponderante en la última cumbre del clima de Bonn y que cada vez tiene más peso en la agenda. Los cientos de millones de refugiados climáticos que se esperan en este siglo no podrán recibir una respuesta humanitaria sin este concepto como base de la acción climática, entre otros muchos ejemplos.

El manifiesto, además, defiende un futuro 100% renovable y el fin de los subsidios a combustibles fósiles: incluyendo el gas, tan discutido por su papel, defendido por las instituciones europeas, de alimento de una transición hacia un futuro sostenible. No exige reducciones de emisiones concretas, sino que se centra en el cómo. "Tenemos muchos matices que hacer", asegura Javier Andaluz, responsable del área de cambio climático de Ecologistas en Acción –una de las organizaciones que apoya la iniciativa–. Sin embargo, afirma que comparten "el mensaje" y "las señales" que se exigen: parar el uso de combustibles fósiles y acometer nuevas extracciones. A su juicio, sin embargo, "se trata de movilizar conciencias más que de pedir cosas concretas".

Madrid se pone 'En Pie por el Clima' para reclamar acción y justicia climática

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En el listado de participantes de En Pie por el Clima aparecen, además de Contra el Diluvio y Ecologistas en Acción, otras organizaciones no estrictamente ecologistas pero que tienen el cambio climático como uno de sus ejes de actuación: Abrir Brecha, Apoyo Mutuo, Onganwa e Inspiraction. También figura una de las asociaciones referentes no ya a nivel nacional, también internacional: Greenpeace. Sin embargo, no hay rastro de la convocatoria ni en su web ni en sus redes sociales. "Esta actividad es no prioritaria para Greenpeace, pero si queréis sumaros con algún evento, u os contactan desde otras organizaciones para colaborar, adelante, vía verde”, asegura la organización a través de su responsable de movilización, Pablo Chamorro, en su foro interno. "En el caso de Madrid, desde la oficina estamos participando en asambleas para preparar algo pequeño para el día 8 de septiembre", concluye el activista.

Hay ausencias llamativas: por ejemplo, las de las otras dos grandes asociaciones ecologistas del país, WWF y SEO/Birdlife. Preguntado por esto, desde Contra el Diluvio, los que tuvieron la iniciativa de recoger el testigo de Rise for Climate en Madrid, no quieren darle mucha importancia: "Ha tenido que ver con cómo se ha organizado", de una manera descentralizada y confiando en la iniciativa local más que en la de las grandes organizaciones. "Cada una tendrá sus motivos", añaden. Pese a ello, están ilusionados. Confían en que la convocatoria de la capital puede ser una de las manifestaciones más grandes de la historia del país en cuanto a cambio climático.

En todo caso, no se trata de una demostración de fuerza, sino de empezar a construir el camino de la movilización climática en la calle en España. Hasta ahora, prácticamente intransitado. Es, además de una lucha política, una batalla cultural, en el mejor y más amplio sentido de la expresión. Hay que alertar de las consecuencias del avance del cambio climático; hay que seducir con las alternativas sostenibles; hay que redefinir nuestros hábitos de consumo y lo que entendemos por vivir bien. "Contra el Diluvio nació para traer el cambio climático al frente de movimientos que no son ecologistas. Creemos que se ha quedado completamente relegado" en la acción de la izquierda, defiende la organización. El objetivo prioritario del 8 de septiembre es ese: dejar de invisibilizar el mayor reto medioambiental de la Historia.

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