21D | Elecciones en Cataluña

La pugna por el liderazgo independentista y los guiños para pactos alternativos marcan el 21D

La número 2 de ERC, Marta Rovira, junto a varios de sus compañeros de lista.

Apenas quedan dos semanas para que se celebren las elecciones del 21D en Cataluña y la campaña comienza oficialmente este martes a las 00.00. No obstante, los partidos llevan ya semanas posicionándose de cara a los comicios: ERC y Junts per Catalunya –la lista del PDeCAT, encabezada por el expresident Carles Puigdemont– pugnan por el liderazgo del espacio independentista, mientras que el PSC y sus movimientos tras las elecciones han ocupado buena parte de la agenda de la precampaña de las formaciones no secesionistas. Mientras tanto, los comuns nadan entre dos aguas y se perfilan como el partido bisagra tras el 21D, por lo que partidos tan dispares como ERC o Ciudadanos les han invitado a negociar después de los comicios.

Han pasado solo dos años y tres meses desde las anteriores elecciones en Cataluña, pero el panorama preelectoral no puede ser más diferente al del 27 de septiembre de 2015. Los partidos independentistas tachan los comicios de ilegítimos, pese a lo que han decidido participar en ellos, pero en esta ocasión no se repite la lista unitaria de Junts pel Sí. ERC y el PDeCAT se presentan por separado, y sus dos candidatos no van a poder hacer campaña en Cataluña: el de los republicanos, Oriol Junqueras, se encuentra en prisión provisional, mientras el expresident Puigdemont está en Bruselas huyendo de la justicia por temor, según sostiene, a no tener un trato justo en España.

  Junts per Catalunya

De hecho, la segunda declaración de Puigdemont ante la justicia belga se producirá apenas unas horas antes del inicio de la campaña electoral. No está claro que el juez que lo interrogará vaya a decidir este mismo lunes sobre su extradición, pero incluso aunque lo hiciera, el expresident podría recurrir ante otras dos instancias judiciales, por lo que lo más probable es que termine haciendo campaña desde Bélgica. Y desde allí, Puigdemont ya ha lanzado sus primeros mensajes durante la precampaña con el objetivo de diferenciarse de ERC, su principal competidor electoral.

Así, mientras dirigentes republicanos como Joan Tardà han apostado por abandonar la vía unilateral y volver a la reivindicación de un referéndum pactado, el expresident aseguró este jueves que no descarta insistir en la desobediencia a la ley para conseguir la independencia de Cataluña. "Si delante tenemos alguien que no excluye la unilateralidad, como decidir aplicar el artículo 155 sin consultarlo con los catalanes, nosotros no podemos descartar nada", afirmó Puigdemont desde Bélgica.

No obstante, la alusión más directa de Junts per Catalunya a ERC refleja la lucha que quiere entablar Puigdemont por no perder el liderazgo del bloque independentista. En un argumentario filtrado a Europa Press, la candidatura de Puigdemont señala que es el expresident el único mandatario legítimo de Cataluña, y apunta una de las ideas que prometen convertirse en leit motiv de su campaña: "impulsar cualquier otro candidato es legitimar el artículo 155 y el ataque a la democracia". Un aviso con un destinatario claro: ERC.

Pero las declaraciones más sorprendentes de la precampaña de Puigdemont se produjeron el pasado domingo. Fue entonces cuando el candidato de Junts per Catalunya planteó abiertamente la opción de celebrar un referéndum sobre la pertenencia de Cataluña a la UE, a la que calificó de "club de países decadentes, obsolescentes, en el que mandan unos pocos, además muy ligados a intereses económicos cada vez más discutibles"."[Los catalanes] deberían decidir si quieren pertenecer a esta Unión Europea y en qué condiciones", señaló Puigdemont, que tuvo que matizar poco después tras el revuelo que generaron sus palabras. "El catalanismo es indudablemente europeísta", rectificó el expresident, mientras Marta Pascal, coordinadora general del PDeCAT, señalaba que su partido quiere "ser Europa, que nadie lo dude".

  ERC

Pese a que ha perdido algo de fuelle en beneficio de Puigdemont, ERC lidera todas las encuestas para las próximas elecciones, y por ello su campaña está siendo mucho más discreta con respecto a sus antiguos aliados del PDeCAT. Los ataques de los republicanos se han dirigido con mucha mayor virulencia al Estado, y la principal protagonista ha sido Marta Rovira, secretaria general de ERC y número dos de un Oriol Junqueras que, desde la cárcel, la ha señalado como eventual candidata a presidir la Generalitat si él no puede presentarse por sus problemas con la justicia.

Así, mientras Junqueras y los exconsellers de ERC en prisión –Carles Mundó y Dolors Bassa– han acatado la aplicación el artículo 155 de la Constitución en Cataluña y se han comprometido a actuar "por las vías del diálogo y la negociación", Rovira ha asegurado que el secesionismo no pedirá "permiso para implementar" la república catalana. Es más: frente a la autocrítica de algunos dirigentes independentistas, que admitieron que el Gobierno catalán no estaba preparado para llevar a término la separación de España, Rovira ha llamado a rebato y ha asegurado que "se ha acabado hacer autocrítica".

"El Govern de Cataluña estaba preparado, actuó con absoluta responsabilidad y no tuvo demasiado tiempo", así que "hemos hecho lo que hemos podido", ha asegurado la dirigente. Y si no se pudo poner en práctica la independencia fue porque el Gobierno de España "amenazó con violencia extrema y muertos en la calle", ha llegado a afirmar Rovira, que lejos de desdecirse tras la intensa polémica que generaron hace un par de semanas sus palabras –que el Ejecutivo desmintió tajantemente–, ha insistido en ellas.

Y es que los republicanos han mantenido una estrategia de precampaña centrada en mostrarse como el polo opuesto al Gobierno y el Estado, y por ello no han dudado en afirmar que las del 21D son unas elecciones en las que se escoge entre "Rajoy o república". ERC también ha puesto en duda que el Ejecutivo juegue limpio en los comicios, y ha reunido a cerca de 14.000 apoderados para estar presente en todas y cada una de las mesas electorales el próximo día 21 de diciembre para realizar un "recuento de votos paralelo".

No obstante, pese a que ERC se presenta por separado y a que su intención es gobernar la Generalitat, ha tenido que responder a los requerimientos del PDeCAT con respecto a la posibilidad de investir president a Puigdemont. Aunque lo ha hecho de forma ambigua: ha asegurado que tras las elecciones buscará la manera de "restituir" al exdirigente, pero Rovira ha dejado caer la idea de conformar "dos gobiernos" después del 21D: el "legítimo", que sería el de Puigdemont desde Bruselas, y el "efectivo", que podría presidir Junqueras o incluso ella. En la práctica, sólo tendría poder el segundo, liderado por ERC.

  CUP

La CUP decidió participar en las elecciones del 21D en una asamblea de sus bases el pasado 12 de noviembre, pese a que consideran los comicios "ilegítimos" e "impuestos" por estar convocados por el Gobierno en aplicación del artículo 155. Para los anticapitalistas, el Gobierno de Puigdemont sigue siendo el legítimo, y lo demostraron con una visita de los exdiputados Anna Gabriel y Benet Salellas a Bruselas "para dar apoyo al Govern legítimo y republicano de la Generalitat".

Pese a que la CUP apostaba por la configuración de una lista unitaria de partidos independentistas de izquierdas, finalmente se presentará en solitario, si bien apuesta por llevar en su programa electoral puntos en común con ERC y Junts per Catalunya. En el caso de los anticapitalistas, y a diferencia de lo que ocurre en ERC, no hay fisuras y la apuesta por la unilateralidad es clara. "Lo ha elegido el Estado, es la vía que nos queda", señaló hace unos días Núria Gibert, portavoz del Secretariado Nacional de la CUP, que sostuvo que "supeditar la voluntad popular catalana a la decisión del Estado" no es planteable y esperar a que éste se siente a negociar es "completamente inviable".

Por ello, la formación ha pedido a los otros dos grandes partidos independentistas que se comprometan con el desarrollo de la secesión, y no ha descartado formar parte de un gobierno de concentración e incluso a volver a prestar sus votos para investir a Puigdemont como president. Otro de los blancos de la CUP durante la campaña han sido los comuns, que podrían ser claves para la formación de un nuevo Ejecutivo y a los que los anticapitalistas han presionado exgiéndoles que abandonen su tercera vía. "Nuestra voz será clave ante aquellos que se llaman soberanistas y han dicho 'ni DUI ni 155'", sostienen.

  Catalunya En Comú Podem

Y es que precisamente "ni DUI, ni 155" ha sido la clave de bóveda del discurso de Catalunya En Comú Podem, la coalición entre los comuns y Podemos, que se perfila como el partido bisagra tras el 21D. Tanto su candidato, Xavier Domènech, como otros dirigentes han dejado claro por activa y por pasiva que no tienen intención de negociar después de las elecciones con el PDeCAT, el PP y Ciudadanos, y han señalado a ERC y al PSC como sus eventuales socios postelectorales en el ámbito de la izquierda.

Durante la precampaña, los comuns han dado una de cal y una de arena a ERC. La coalición, y especialmente Podemos, ha endurecido el tono contra los independentistas, a los que han acusado de defender "posiciones unilaterales no legítimas", de haber "salido de la realidad" y de hacer planteamientos "cercanos a lo mágico", si bien el jueves el partido de Pablo Iglesias anunció la presentación de un recurso de inconstitucionalidad por la aplicación del artículo 155 de la Ley Fundamental, una iniciativa apoyada por ERC y el PDeCAT.

Actitud similar han mantenido los comuns con respecto al PSC, ante quien Domènech ha combinado guiños y críticas pese a que las relaciones entre ambos partidos se han enfriado desde la ruptura del pacto de Gobierno en el ayuntamiento de Barcelona hace unas semanas. Hace unos días, el candidato de Catalunya En Comú Podem afirmó que se sentiría más cómodo apoyando al líder del PSC, Miquel Iceta, que al resto de formaciones tras el 21D, pero le criticó que hubiera apoyado la aplicación del artículo 155 promovida por el PP "a cambio de nada", así como que haya incluido en su lista a dirigentes como el exlíder de Unió, Ramón Espadaler.

  Ciudadanos

En el bloque no independentista, la precampaña de Ciudadanos ha girado en torno a una idea: la posibilidad de echar a los secesionistas del Govern está al alcance de la mano, pero para ello hace falta que PP y PSC se comprometan a apoyar a Inés Arrimadas como presidenta de la Generalitat y no pongan "palos en las ruedas". Y no sólo ellos: las apelaciones a los comuns han sido continuas desde hace semanas. "Si se genera la oportunidad de que terminemos con 35 años de nacionalismo en Cataluña, yo espero que Podemos esté a la altura, no haga presidente a Junqueras y dé la posibilidad de que haya un Gobierno alternativo", pedía hace unos días el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

La estrategia del partido naranja es clara: presentarse como los primeros espadas del antiindependentismo. Por ello, Rivera defendió el pasado miércoles el primer mes de aplicación del 155 en Cataluña –"todo lo que hemos ido poniendo encima de la mesa se ha ido cumpliendo y, por tanto, estamos satisfechos con la aplicación de la Constitución"– y, de hecho, se ha arrogado el mérito de su activación.

En esa estrategia también casa la frontal oposición que ha mantenido Ciudadanos a la aprobación del cupo vasco en el Congreso hace unas semanas, ante la que Rivera se mostró tajantemente contrario. "¿Saben por qué los separatistas votaron a favor del cupo? Porque quieren otro para ellos. Porque quieren que del golpe a la democracia que han dado, salga un nuevo privilegio. Y Ciudadanos no va a permitir ni va a votar nunca a favor de ningún amaño que de un golpe a la democracia rinda un privilegio para ningún territorio. Yo no quiero privilegios ni para mi tierra", sostuvo.

  PSC

El PSC luchará con Ciudadanos por liderar el frente no independentista, o así al menos lo reflejan algunas encuestas. Su candidato, Miquel Iceta, ha tratado de reforzar el cariz catalanista de su lista con varias propuestas y con la inclusión en la misma de Ramón Espadaler, y en esta línea los socialistas han emprendido un progresivo alejamiento de Ciudadanos –la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, incluso comparó al partido naranja con la Falange de José Antonio Primo de Rivera y posteriormente tuvo que retirarlo– y han lanzado algunos guiños a los comuns y su candidato, Xavier Domènech, a quien Iceta aseguró que le gustaría tener como "aliado" tras el 21D.

En este sentido, Iceta ha acaparado buena parte de la atención mediática con varias propuestas para los comicios. Primero fue la intención del PSC de recuperar los artículos del Estatuto de Cataluña declarados inconstitucionales en 2010 y su propuesta de crear una hacienda catalana que gestione los impuestos de la comunidad en consorcio con el Estado. Y, posteriormente, Iceta ha planteado quitas de deuda para las comunidades que –como Cataluña– hayan realizado "un esfuerzo excesivo" para intentar reducir su déficit público, una propuesta que no ha gustado en federaciones socialistas como la extremeña, la andaluza o la castellanomanchega.

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  PP

Por su parte, las declaraciones más altisonantes del bloque no independentista durante la precampaña han correspondido al candidato del PP, Xavier García Albiol, que ha tenido en su punto de mira a los secesionistas pero también a Ciudadanos, su gran rival a nivel estatal en la derecha. Al igual que el partido naranja, Albiol ha tratado de apuntarse el tanto de la aplicación del 155 en Cataluña –ese es el "aval" del PP, ha afirmado–, y ha criticado el "adoctrinamiento" en la escuela catalana. Pero no sólo ha denunciado la manipulación que, a su juicio, se da en la enseñanza en Cataluña. Sus declaraciones sobre la televisión pública también han sido objeto de polémica, ya que la intención del candidato del PP es "cerrar TV3 para abrirla con gente normal para que sea plural".

Albiol también ha esbozado el que quiere que sea el papel del PP tras el 21D: el de apoyo a PSC y Ciudadanos y, a la vez, freno de un eventual Gobierno no independentista para "moderar" a esos dos partidos y evitar "que cometan errores". Y entre esos errores estaría alcanzar un pacto con los comuns, algo de lo que Albiol no quiere ni oír hablar y que le haría replantearse su apoyo a los no independentistas. "No se puede gobernar a cualquier precio", denunció el líder del PP catalán el pasado jueves.

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