Del sida a la viruela del mono: la ultraderecha alimenta la LGTBIfobia a las puertas del Orgullo

La comunidad LGTBI alertó enseguida del riesgo: vincular la viruela del mono a las personas homosexuales estigmatiza a todo un colectivo. Pero la ultraderecha ha hecho caso omiso y ha utilizado la prácticamente desconocida enfermedad –al menos en el Norte Global– para alimentar el discurso de odio que acostumbra a enarbolar en las instituciones. Y lo ha hecho a las puertas del Orgullo. 

Gádor Joya es diputada de Vox en la Asamblea de Madrid. La mañana del jueves, la parlamentaria intervino en la sesión plenaria para preguntar al consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, si la celebración del Orgullo LGTBI en Madrid, "donde va a haber miles de personas en contacto estrecho", puede suponer "un evento de riesgo". Lo dice en alusión a la viruela del mono y citando las declaraciones del director general de Salud Pública del Servicio Canario de Salud, quien en su día señaló al evento Maspalomas Pride como "caldo de cultivo para las enfermedades contagiosas", al igual que "cualquier otro evento multitudinario". La ONU ya ha advertido que las informaciones "estereotipadas" alrededor de la enfermedad contribuyen a apuntalar el estigma y la homofobia, un lastre en la lucha contra la epidemia.

Nahum Cabrera, portavoz de la Federación Estatal LGTBI, lamenta la persistencia en mantener la lupa sobre las festividades específicamente LGTBI. "Cuando afirmamos que el brote viene de un evento principalmente frecuentado por población LGTBI, es muy fácil señalarla. Si nos hubiéramos encontrado el brote en los Sanfermines, por ejemplo, no lo habrían catalogado de esta manera", dice en conversación con infoLibre. El también coordinador del grupo VIH de la Federación juzga que se ha hecho un "uso torticero de la información", de una forma "absolutamente polarizada para sembrar el odio dentro de la población y generar una falsa inseguridad".

Los activistas de la Federación, una de las principales organizadoras del Orgullo, ya habían activado la cuenta atrás: con la llegada de junio, todos los ojos están puestos en la celebración y era de esperar que la reacción ultra emergiera para torpedearla. "Conociendo los perfiles que hacen estos discursos, es muy fácil de prever", reconoce Cabrera.

Las declaraciones de Gádor Joya tampoco han sorprendido a Toño Abad, activista contra la LGTBIfobia. "La extrema derecha usa cualquier motivo para estigmatizar, criminalizar y cargar contra aquello que no considera válido", en este caso las personas LGTBI, a quienes "no consideran sujetos de derechos". El lema del Orgullo 2022, por cierto, se desveló la misma mañana del jueves y reza "Frente al odio: visibilidad, orgullo y resiliencia".

"Los virus no entienden de orientación sexual"

Ambos recuerdan que "ninguna enfermedad es exclusiva de una orientación sexual" y que "los virus no entienden de orientación sexual". El VIH sobrevuela durante toda la conversación y de hecho Toño Abad pone énfasis en que, precisamente, el colectivo LGTBI "está tan mentalizado con la salud sexual, que enseguida toma medidas" para blindar su bienestar. Lo sucedido la mañana del jueves en la Comunidad de Madrid es "una provocación", añade el también presidente del colectivo Diversitat, la ultraderecha "vive de hacer estas provocaciones, estas declaraciones incendiarias, porque sus únicas propuestas políticas consisten en expandir odio y recortar derechos". 

Las voces consultadas reparan además en las sibilinas declaraciones de la diputada. No embiste directamente contra el colectivo, sino que maquilla su discurso de odio con una suerte de intención genuinamente protectora hacia las personas LGTBI: el Orgullo "puede suponer un evento de riesgo para las personas que van a participar en él", así que la parlamentaria quiere conocer las "medidas para proteger la salud de estas personas". A juicio de Toño Abad, la pretensión de la extrema derecha no es otra que "estigmatizar" al tiempo que "vende la idea de que está a favor de las personas LGTBI". Es, añade, una "estrategia basada en la mentira y la manipulación", pero que al final está situando el "foco en un evento que atrae a miles de personas y que entraña tanto riesgo como un partido de fútbol". 

A la misma conclusión llega Cabrera. "La realidad es que es una estrategia de la ultraderecha para desprestigiar al colectivo LGTBI", porque, al fin y al cabo, "fiestas de verano hay muchas", pero la sospecha perpetua se sitúa en una concreta. La extrema derecha alimenta "discursos totalitarios y sin fundamentación que atentan contra un colectivo por el simple hecho de menospreciarlo", carga el activista. 

Javier F. Bujarrabal reconoce, ante todo, no mantener ninguna afinidad por el Orgullo LGTBI convencional: su activismo se inclina por la vertiente crítica, la memoria reivindicativa y la militancia anticapitalista. Es uno de los portavoces del Orgullo Crítico, que en Madrid recorrerá las calles el próximo 28 de junio. Sin embargo, interpreta las palabras de la diputada ultra como un nuevo ataque al colectivo. "Son declaraciones que confrontan con las libertades del colectivo, esta gente no cree en la diversidad ni en la disidencia sexual, no quieren que tengamos derechos ni libertades", lanza al otro lado del teléfono. Cree que la respuesta pasa por no concederles ningún espacio en el debate público. "Darles publicidad a esta gente es darles visibilidad, eso es lo que buscan", asiente.

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Ninguno de los entrevistados expresa perplejidad por la intervención de Gádor Joya. Se diría que ni siquiera se muestran escandalizados. No es la primera vez, afirman, ni será la última que a sus oídos lleguen los exabruptos reaccionarios de la extrema derecha. La propia Gádor Joya no titubeó al afirmar que si su hijo fuera homosexual "preferiría no tener nietos"

Pero sobre el Orgullo LGTBI específicamente, el partido de Santiago Abascal cuenta con una abundante colección de agravios. Según recoge el informe De los neocón a los neonazis. La derecha radical en el Estado español, la formación se encargó de emitir en 2018 un comunicado contra el evento, al que consideraba una "imposición ideológica", un "problema de convivencia" y la "causa de la vulneración de los más elementales derechos de las poblaciones donde se lleva a cabo". El secretario general del partido, Javier Ortega-Smith, llegó de hecho a proponer desplazar la celebración del centro y relegarla a los márgenes de la Casa de Campo porque los activistas "causan verdaderos problemas". La guinda la puso Rocío Monasterio, portavoz del partido en la Asamblea de Madrid, al aseverar que "cuando unos padres salen a la calle no tienen por qué encontrarse con ese espectáculo". 

Pero los mensajes de odio no son exclusivos de la extrema derecha. La propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, rechazó la idea de cambiar la ubicación del Orgullo LGTBI porque en la Casa de Campo "hay familias". Su homólogo en el Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ha anunciado ya que este año la bandera arcoíris no ondeará en la fachada del edificio municipal. Con este, serán tres años consecutivos en los que Cibeles queda huérfana de la enseña LGTBI.

La comunidad LGTBI alertó enseguida del riesgo: vincular la viruela del mono a las personas homosexuales estigmatiza a todo un colectivo. Pero la ultraderecha ha hecho caso omiso y ha utilizado la prácticamente desconocida enfermedad –al menos en el Norte Global– para alimentar el discurso de odio que acostumbra a enarbolar en las instituciones. Y lo ha hecho a las puertas del Orgullo. 

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