No, los bulos ya no hacen gracia: la fórmula de Xabier Fortes para dar la batalla a los vendedores de odio

Xabier Fortes

Hubo un tiempo en el que los bulos nos hacían gracia, o al menos eso me pasaba a mí. Era como un deporte nacional sin aparente mala fe, con el único propósito de ‘a ver si cuela’. Y vaya si colaba. Incluso se la colaban a la propia policía.

A mediados de los noventa hubo un programa llamado Sorpresa Sorpresa en el que un famoso o una famosa, generalmente artista pop, entraba sin previo aviso en la habitación de un adolescente súper fan para ver su reacción. Evidentemente el joven o la joven eran ajenos a todo lo que iba a ocurrir, pero antes, en connivencia con sus padres, los responsables del programa habían colocado cámaras ocultas en la habitación, de cuyas paredes colgaban posters del artista en cuestión.

En una de esas ocasiones el artista era Ricky Martin, que se disponía a entrar en la habitación de una quinceañera para darle la sorpresa-sorpresa de su vida. Pero, a decir de la gente que aseguraba haber visto en directo el programa, la sorpresa se la llevó el artista y toda la audiencia cuando la joven estaba justo en ese momento en plena orgía erótica con su perro y con todo tipo de juguetes sexuales.

El escándalo fue mayúsculo en toda España, o al menos en media España, la que aseguraba haber visto el programa. A los dos días, y ya el bulo corriendo por el torrente sanguíneo de todo el país, Evaristo, inspector jefe de la policía nacional de Pontevedra, se disponía a entrar en la comisaría cuando el agente uniformado que hacía de escolta a la entrada le expresaba su indignación.

“Adónde vamos a llegar, jefe. Estaba el otro día con mi mujer y mis dos hijas viendo Antena 3 y de pronto pasa lo de Ricky Martin…"

"¿Pero es verdad lo que dicen?"

"Le digo, don Evaristo, que estaba viendo el programa con mi mujer y mis hijas, y que ni me dio tiempo a encontrar el mando. Tuve que desenchufar la tele. Una vergüenza".

A la semana siguiente, ya desmentido el bulo que media España aseguraba con detalle haber visto, vuelve Evaristo a encontrarse con el mismo agente uniformado a la entrada de la comisaría.

“Como para fiarse de la policía”, le dice con sorna el inspector.

"A mí, jefe, es que me lo contaron con tanto realismo…", acertó a contestar, compungido, el agente.

Según datos de Interior, el aumento de la población migrante en los últimos 20 años ha coincidido con un descenso del índice de delincuencia y, sin embargo, ha triunfado el bulo que dice exactamente lo contrario

Si alguna vez hicieron gracia esos bulos blancos, llamémoslos así, hace ya tiempo que se han convertido en sustancias radioactivas. Un arma tóxica de esta guerra híbrida contra el sistema democrático. En terreno bien abonado por los llamados pseudomedios, financiados por cierto muchos con dinero público, agitadores con credenciales de periodistas y redes sociales sin control o directamente controladas para hacer daño, que penetran por los ojos y tímpanos de nuestros vecinos, que acaban creyendo los mayores embustes.

En este caso, al contrario que en el famoso no vídeo de Ricky Martin, hay una intencionalidad política clara: derribar un gobierno, degradar el sistema democrático a su antojo, comenzar una razia contra rivales políticos o un pogromo contra el inmigrante. De esto último tenemos bastantes ejemplos en nuestro país. Según los datos de Interior, el aumento de la población migrante en los últimos 20 años ha coincidido con un descenso del índice de delincuencia, y sin embargo ha triunfado el bulo que dice exactamente lo contrario.

Un estudio universitario y demoscópico reveló hace ya unos años que la aparición de ciertos medios en la Italia de principios de los 90 con una oferta de consumo audiovisual fácil y chabacano, acrítico y mentalmente indigente (cuando no directamente pocilguero) estuvo muy relacionada con el acceso al poder de Berlusconi, el primer gran representante del populismo reaccionario desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy, el mal llamado cavalieri parecería un santo comparado con la turba que ha seguido sus pasos. Si en Italia se entornó la puerta del infierno, de una patada la derribó Steve Bannon (el primer troyano del Trumpismo en Europa) para que por ella se fueran colando los 'Salvini and Company' con un discurso xenófobo tan falso y mentiroso como el supuesto vídeo de Sorpresa Sorpresa.

Es difícil no pensar que el péndulo se ha escorado a la derecha en todo el planeta

De ahí fueron irradiando una forma de comunicar que ha colonizado audiencias, especialmente juveniles y varones, hasta hacer creer a algunos que los inmigrantes solo vienen a robar y violar, que las mujeres se están pasando reclamando derechos que no les corresponden y hay que meterlas en vereda, o que el sistema de partidos está podrido y hay que echarlo abajo.

David Jiménez: "La mentira debe dejar de ser más rentable que la verdad, por ley"

Ver más

Los ejemplos son tantos y en tantos países que es difícil enumerarlos, pero ahí va un pequeño intento. En EEUU se dijo que la candidata demócrata Hilary Clinton y todo su partido operaban en ciertos establecimientos para raptar jóvenes y someterlos a ritos satánicos. Cuando Trump perdió la presidencia cuatro años después, convenció a millones de sus seguidores de que le habían robado las elecciones e intentó un golpe de Estado que cerca estuvo de causar un serio problema en todo el planeta. Hoy ha vuelto al poder.

La estela es amplia y tiene sus singularidades en cada país, desde Orban en Hungría a Bolsonaro en Brasil (otro que intentó al perder un golpe de Estado), Milei en Argentina, Duterte en Filipinas, Bukele en El Salvador… En España pueden ustedes pensar en quien les parezca, porque empieza a haber dura competencia en el sector ultra. Todos ellos parecen cortados por el mismo patrón y triunfan con métodos parecidos, propagados con éxito a través de ese éter radioactivo.

Es difícil no pensar que el péndulo se ha escorado a la derecha en todo el planeta. Mientras vuelve a su posición central, que volverá, no nos queda otra que defender nuestro oficio de periodistas y dar la batalla siempre y en todo lugar frente a los bulos y los vendedores de odio. Se lanzaron a propagar la caza del inmigrante en Torre Pacheco. Al menos, invita a cierto optimismo contemplar cómo alguno de ellos fue expulsado del municipio por los propios vecinos, hartos de que vengan a sembrar discordia. Esperemos que sea que el péndulo está volviendo a su posición centrada. O eso al menos quiero creer.

Hubo un tiempo en el que los bulos nos hacían gracia, o al menos eso me pasaba a mí. Era como un deporte nacional sin aparente mala fe, con el único propósito de ‘a ver si cuela’. Y vaya si colaba. Incluso se la colaban a la propia policía.

Más sobre este tema