Futuro imperfecto, en tintaLibre de mayo

En mayo de 2022 en tintaLibre hablamos del futuro, que es de lo que habla la gente cuando está preocupada y anda sin ánimos ni gasolina. Al gran seísmo geopolítico que pronostica una nueva alineación de países entre autoritarios y demócratas se añade una pesimista reflexión sobre la salud del planeta: volvemos a los fósiles (incluido el carbón) y dependemos de países tan poco fiables como Rusia para que sigan calentando nuestros hogares.

La tormenta perfecta ha estallado con una inflación galopante que conlleva una subida de precios sin parangón en los últimos años y el fantasma de un racionamiento energético cada vez más probable. Los esfuerzos para la paz en Ucrania se están volviendo estériles ante la fiebre imperialista de un personaje, Vladímir Putin, al que tanto rusos como europeos hemos amamantado con los paños calientes de un respeto que no ha sido mutuo.

Las voces que hablan de la maltrecha salud mental de la población, tras dos años de dura pandemia que aún sigue mostrando su parte de bajas cada día, la maltrecha situación de la sanidad pública (aunque haya partidos como el PP que sigue predicando una bajada de impuestos), la sinrazón de países como Alemania que sigue pagando el gas de Putin y las grietas políticas en la UE (Orbán campando por sus fueros y Marine Le Pen cada vez más cerca del Elíseo) conforman un paisaje de verdad preocupante.

Voces como Orhan Pamuk, el Nobel turco, que habla desde Estambul de esa “otra peste” de la humanidad que son las bombas o el prestigioso economista Santiago Niño Becerra, que pronostica un futuro económico desasosegante en que gran parte de la población quedará sin trabajo, confirman el diagnóstico. 

No hace falta apelar a las voces proféticas para rendir cuentas: Pier Paolo Pasolini (en su centenario) había ya advertido que estábamos viviendo una “mutación antropológica” que daba la espalda a la Tierra donde vivimos; Walter Benjamin en su peregrinaje hablaba ya de cómo la sociedad de masas iba a sufrir las consecuencias de unos medios de comunicación y unos mercados alejados del propósito ilustrado que conducirían a la alienación.

La psicoanalista Lola López Mondéjar habla de una “felicidad a menudo ficticia” vinculada a una red “omnipresente y adictiva”. Más esperanzada la opinión del escritor vasco Kirmen Uribe que sigue confiando en una sociedad que “aprende de sus errores” para seguir avanzando.

La espiral de la incertidumbre ya está aquí. Pocas recetas más acertadas que la que apunta el prestigioso historiador Timothy Snyder: “Si los jóvenes no empiezan a hacer historia, los políticos de lo eterno y de lo inevitable la destruirán”.

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