Jesús Maraña: "Decir que o estás con Israel o estás con Hamás es una trampa simplista y ofensiva"

Tras una semana cargada de información, el director editorial de infoLibre Jesús Maraña analiza una actualidad en la que el conflicto en Gaza ocupa buena parte de los titulares. Maraña denuncia la hipocresía con la que a su juicio vienen actuando las grandes potencias y rechaza ese "axioma" que se pretende imponer: "O estás con Israel o estás con Hamás. Es una trampa simplista, primaria y ofensiva para la inteligencia". En España seguimos a la espera del desenlace de las negociaciones encabezadas por Pedro Sánchez para formar gobierno. Maraña considera que nadie, salvo el PP, tiene alicientes para ir a una repetición electoral, y cree que la estrategia de silencio por parte del PSOE permite que se impongan por el momento las alarmas que lanzan los contrarios a la amnistía. Aunque el conflicto en Oriente Próximo y la investidura llenen los informativos, el periodista reivindica no olvidar lo ocurrido durante la primera ola de la pandemia en las residencias de la Comunidad de Madrid, y destaca el hecho de que un juzgado investiga por primera vez a Isabel Díaz Ayuso por el conocido como Protocolo de la Vergüenza, que impedía el traslado de residentes a los hospitales.  

Nueva guerra

“Desde que tengo uso de razón, he vivido con guerras latentes o en marcha. Otra cuestión es que abran telediarios. Es verdad que mazazos como el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre a Israel y otros acontecimientos, del 11S al 11M, trastocan la historia colectiva y la percepción que tenemos de lo que está pasando en el mundo. Ha habido un periodo en el que me parece que en Occidente muchos teníamos la sensación equivocada de que las siguientes guerras, si las hubiera, serían por el agua, por la crisis climática o por los fenómenos migratorios. Probablemente, estábamos despreciando conflictos vivos, latentes, pendientes de solución. Y la de Palestina e Israel es una asignatura pendiente desde su propio comienzo: empezó mal desde la fundación del Estado israelí en 1948 y no ha tenido ninguna solución buena. Estamos descubriendo todos los errores que se han ido acumulando en torno a este conflicto”.

Posición de Occidente en el conflicto

“Si opino sobre el conflicto de Israel y Palestina lo hago solo desde la óptica de un periodista, un ciudadano o una combinación de las dos cosas, que procura leer y contrastar. Ya surgen demasiados especialistas espontáneos. Frente al sectarismo con el que se reacciona a veces ante un mazazo como el del ataque de Hamás me alegro de algunas cosas. En su papel como presidente de turno del Consejo de la Unión Europea, Pedro Sánchez ha hecho una crítica explícita poniendo el foco en cómo la comunidad internacional, y lo cito literalmente, ha mirado para otro lado en este asunto durante muchos años. Y eso es absolutamente cierto. Y ojalá sirva, ya que eso tiene mucho que ver con el hecho de que esa es una asignatura pendiente para todo el mundo respecto a Oriente Próximo. Todos sabemos que no tiene solución si las grandes potencias no actúan y se dejan de hipocresías. Israel tiene derecho a su seguridad, pero no a atropellar permanentemente a la población civil palestina”.

Futuro de la guerra

“Nadie puede pronosticar si lo que está ocurriendo en Gaza puede dar lugar a un conflicto de mayor extensión con la implicación de Irán o de otras fuerzas militares. Todo depende del conflicto superior entre potencias: el pulso entre EEUU y China en todos los terrenos, tanto económico como tecnológico y geoestratégico. Cabe preguntarse: ¿Qué podemos hacer cada uno? Desde el punto de vista cívico, y desde luego periodístico, tenemos que intentar contribuir a establecer condiciones de eso que viene denominándose derecho a la defensa de un Estado o de un pueblo. Está establecido por las Naciones Unidas y por las resoluciones de la ONU. Pero me preocupa que, especialmente desde los países occidentales, se aluda al derecho a la defensa de Israel y no tanto el derecho a la defensa del pueblo palestino, diferenciando claramente entre lo que son atentados y lo que es el pueblo que está sufriendo desde hace décadas la opresión”.

Parar la espiral

“En torno a la mitad del pueblo palestino en Gaza son menores y, probablemente, más de un tercio de las víctimas mortales de la reacción de Israel son niños. Hablamos de una o dos generaciones de palestinos que no han vivido otra cosa que la muerte, la miseria y la violencia que identifican directamente con Israel. Y, si me apuras, también lo extienden a Occidente, porque lo permite o lo justifica. Eso es una cantera permanente de ciudadanos dispuestos a defender el derecho del pueblo palestino por cualquier medio. Por tanto, estamos alimentando el bucle de la acción-reacción y un estado de violencia como respuesta a una violencia ejercida, no lo olvidemos, por un Estado. Deberíamos consensuar por lo menos esto sin que, como ocurre en España, la derecha política y mediática acuse de terrorismo o de complicidad con el terrorismo a todo aquel que lo señale. No es de recibo, es saltarnos los mínimos consensos democráticos. El análisis compartido respetando los hechos de un conflicto que nos afecta a todos es imprescindible”.

Respuesta en el corto y el largo plazo

“Hay dos estadios en los que analizar la respuesta a lo que está ocurriendo. En el corto plazo, desde luego, la urgencia son los pasillos humanitarios que permitan hacer llegar ayuda de alimentos, de combustible o de medicamentos al pueblo palestino. Es una cuestión humanitaria y entorpecerla es, a mi juicio, un crimen de guerra que va contra el derecho internacional. La segunda fase es a medio y largo plazo: hace falta dejar de mirar para otro lado y ponerse de perfil ante la acción de Israel, incluso por parte de quienes más le han apoyado tradicionalmente. Además, desde hace años tiene gobiernos ultraconservadores cuya oposición interna está mucho más en intentar vías de convivencia con el pueblo palestino. Es fundamental que esos Estados que han apoyado y apoyan a Israel, como mínimo, le pongan condiciones estrictas en su relación con el pueblo palestino y a su ocupación y opresión permanente. No soy muy optimista en ese sentido”.

Gaza desde la política española

“No he leído ni he escuchado a ningún miembro del Gobierno justificar el atentado terrorista de Hamás, a ninguno. Que me enseñe alguien una prueba de lo contrario, porque no es verdad. Otra cosa es que alguien decida no admitir que a la vez que se condena ese atentado, se denuncie también la política contra los derechos humanos que viene practicando Israel sobre Palestina. No es incompatible. Cuando a alguien que hace esas dos denuncias se le acusa de equidistante, se hace la misma trampa que cuando muchos defendíamos un proceso de paz para acabar con ETA y te acusaban de ser cómplice de ETA. Hemos llegado a un punto en la política nacional en el que los debates a veces son disparatados y no se respetan los hechos básicos. Ante ese retorcer la verdad para hacer daño no queda otra defensa que argumentar, mostrar datos contrastados, dudar sobre las posibles intoxicaciones... No hay que aceptar esos axiomas de o se está con Israel o con Hamás porque es una trampa simplista, primaria y creo que ofensiva para la inteligencia”.

El PSOE ante la negociación de la investidura

“El PSOE decidió una estrategia del silencio para abordar todas las negociaciones complejas para una investidura con la justificación de que cualquier declaración sobre el contenido de los acuerdos puede torpedearlos o ser utilizado por la otra parte para elevar el precio. Esa estrategia tiene una complicación, el silencio lo ocupa alguien siempre. La derecha lleva meses estableciendo un discurso preventivo: denuncia cosas que no han ocurrido y pronostica el desastre. Por otro lado, conocemos perfectamente las exigencias del independentismo. Haga lo que haga el PSOE, es necesaria una didáctica. Hemos publicado en infoLibre varios análisis que recomiendo y que llenan ciertos silencios. No es verdad que desaparezcan los delitos porque se apruebe una amnistía: si alguien comete ese delito al día siguiente será penalizado. No es verdad que no quepa una amnistía en la Constitución. Eso sí, me parece importante la argumentación que se utilice para justificar los motivos de esa amnistía”.

Ley de amnistía

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“Sumar sí ha llenado silencios y avanzado su posición, que es de defensa de una Ley de amnistía. Ha lanzado la principal argumentación en que la respuesta penal al procés, a lo que pasó en 2017 en Cataluña, fue injusta. La sentencia fue excesiva y me parece interesante la exposición de motivos que veamos finalmente. Hay otra vía para argumentar: que la amnistía puede contribuir a la convivencia. No son incompatibles para quienes en su día consideramos excesiva la respuesta penal al procés. Quiero señalar que todos los actores en este asunto tienen que estar dispuestos a pagar un precio. Es injusto que el Gobierno de coalición, y especialmente el PSOE, paguen un coste político, que ya están pagando en forma de erosión, y desde el independentismo no haya una disposición también a soportar un coste. Hay muchas maneras de exponer esto, pero lo importante es que se perciba que todo el mundo asume un coste y que no hay un vencedor en este relato”.

¿Pacto de investidura o legislatura?

“Es plenamente justificado y lógico que se pretenda un acuerdo que no consista sólo en la investidura, en un intercambio de 'se le perdonan a usted estos delitos y usted me da equis votos'. Estamos hablando de la gobernabilidad, de conseguir una estabilidad de un Gobierno de coalición progresista con unas políticas determinadas. Y es posible también que, si alguien pretende solamente la amnistía y no está dispuesto a acordar nada más, en un momento dado quien tiene la potestad de hacerlo y apretar el botón de la repetición electoral lo apriete. Creo más probable que haya Gobierno, siempre que los implicados asuman ese coste y esa disposición a elevar la mirada por encima de la tapia de la amnistía. Me parece lógico que Pedro Sánchez, ante una amnistía que va a necesitar mucha didáctica y mucho acierto al redactar la propia ley, quiera un acuerdo básico en determinadas políticas que permitan aprobar unos presupuestos, es decir, que se garantice al menos uno o dos años de gobierno”.

¿Repetición electoral?

“Hay que separar los mensajes públicos que escuchamos de lo que se dice dentro de la mesa de negociación. No veo alicientes para ir a una repetición electoral para ninguno de los actores de la negociación del espectro parlamentario mayoritario, que es el de la coalición progresista más los nacionalismos vasco y catalán. No veo alicientes para arriesgarse a una repetición electoral cuando saben que el único cambio que se puede producir en profundidad es que pasemos a un Gobierno de la derecha y la ultraderecha en el que no se estaría hablando en absoluto de vías políticas para Cataluña, ni de amnistía ni de políticas progresistas. De manera que hay muchos más incentivos para un acuerdo que para un desacuerdo. ¿Eso quiere decir que hay que descartar al 100% la repetición electoral? No, porque en política llega un momento en que a lo mejor la tensión se va de las manos. Ahora, el único interesado en repetir elecciones sería el PP”.

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