Una periodista de nueve años y otras voces nuevas que nos cuentan en Instagram la guerra en Gaza

Montaje de Mediapart con fotografías de las nuevas voces que informan desde Gaza.

Joseph Confavreux (Mediapart)

Motaz Azaiza, fotógrafo gazatí de 24 años, tiene más de 18 millones de seguidores en Instagram, más que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Este joven, convertido en reportero de guerra tras el 7 de octubre, anunció el 23 de enero que abandonaba la Franja de Gaza, ya que su nueva fama le había permitido cruzar la frontera de Rafah y tomar un avión por primera vez en su vida, con destino a Qatar. 

Ya está aquí el relevo generacional, empezando por la reportera más joven de Gaza, y probablemente del mundo, Lama Abu Jamous. Con sólo 9 años y casi 800.000 seguidores en su cuenta de Instagram, esta jovencísima niña se describe a sí misma como una "periodista palestina".

Fue en mayo de 2023 cuando publicó su primera foto en la red social. Le siguieron algunas otras publicaciones escasas, en las que aún explicaba cosas sobre su edad, como que la apodaban "nutella" por su piel oscura y su atracción por esa conocida pasta untable. 

A partir del 9 de diciembre empezó a publicar a diario. Tras otro atentado, decidió documentar su vida bajo las bombas. Ese día filmó las calles de Jan Yunís mientras buscaba comida. El 10 de diciembre, cogió un micrófono con el logotipo de Al Jazeera y explicó en directo, con su peto negro, que había decidido cubrir la guerra. Dos días más tarde, la joven de voz todavía infantil explicó que ahora se encontraba en Rafah, en casa de unos primos. 

Contactada por Mediapart, explica: "Me encanta el periodismo. Antes de la guerra, hablaba en un programa de radio escolar. Luego vino la guerra. El día que bombardearon la casa de mi tía y empezaron a matar periodistas, decidí filmar y contar lo que pasaba". 

Miedo a los bombardeos

Su padre es ingeniero de telecomunicaciones y su madre ama de casa. Vivía en el centro de la ciudad de Gaza, pero su familia tuvo que huir de los combates, primero a Jan Yunís, para quedarse con sus abuelos, y luego a Rafah, donde fueron acogidos por parientes lejanos. 

"Me asusta el sonido de los bombardeos, pero mi padre me dice que no tenga miedo, aunque estén cerca. Me dice que si la bomba cae muy cerca, no sentiremos nada", cuenta la escolar, la menor de una familia de cuatro hijos, el mayor de los cuales tiene 16 años. 

En su página de Instagram se la puede ver entrevistando a otra joven, Bissan, que se hizo famosa en las redes sociales por la guerra de Gaza. Después, el 15 de diciembre, acercó su micrófono a Wael al-Dadouh, el periodista estrella de Al Jazeera en Gaza, que se enteró en directo de la muerte de su mujer y sus hijos, y que acaba de abandonar el enclave rumbo a Qatar. Ella le preguntó qué "mensaje le gustaría enviar al mundo", a lo que respondió: "Estamos atravesando momentos muy difíciles. El pueblo palestino está pagando un precio muy alto. Estamos sufriendo enormemente con todos los mártires que caen cada día. Pero vamos a resistir. Y mientras haya gente como tú, lo conseguiremos.”

Quiero ser una pequeña periodista. Quiero que el mundo escuche la voz de Palestina. Por eso hago vídeos.

Lama Abu Jamous, 9 años

A medida que pasan los días, se nota cómo Lama Abu Jamous, siempre con su vocecita, va ganando confianza y documentando su vida como refugiada. El 17 de diciembre, busca un poco de agua para su familia. El 19 de diciembre, mientras juega con su muñeca, entrevista a otros niños en un campo de refugiados, preguntándoles si sienten no haber podido ir a la escuela. Dos días después, muestra cómo se prepara una cena en el patio de una escuela de Rafah gestionada por la UNWRA, llena a rebosar de refugiados del norte de Gaza. 

Dos días después, explica que le encantaba ir a la mezquita de al-Omari, construida hace más de 1.400 años y destruida por un bombardeo israelí el 9 de diciembre. El 12 de enero, decía a sus seguidores "escuchad los aviones que pasan sobre nuestras cabezas", con un ruido ensordecedor a su alrededor. Unos días más tarde, sólo escribía: "¿Dónde está la humanidad?” 

"Quiero ser una pequeña periodista. Quiero que el mundo escuche la voz de Palestina. Por eso hago vídeos", cuenta a Mediapart. 

Abod es un chaval que acaba de cumplir 17 años, pero su socarronería gazatí ya le ha convertido en una estrella, sin duda también porque sus posts ofrecen una de las escasas oportunidades de reír o sonreír en el infierno apocalíptico en que se ha convertido el enclave palestino.

Con casi tres millones de seguidores en Instagram, el joven se presenta desde el inicio de la ofensiva israelí como el "mejor corresponsal de guerra del mundo de 2023" y el "verdadero heredero de Shireen Abu Akleh", la periodista estrella de Al Yazira asesinada por un francotirador del ejército israelí en la primavera de 2022 mientras cubría una incursión del ejército israelí en el campo de Yenín, en Cisjordania. Fue detenido por el ejército israelí, desnudado y retenido durante un día en el norte de Gaza, por lo que ha añadido una frase a su perfil: "prisionero palestino liberado". 

Su primera foto colgada en Instagram fue hace sólo un año, y el adolescente apenas había publicado nada hasta el 8 de octubre. Ese día comenzó una columna en la que se escenifica a sí mismo, con un cable eléctrico con una bombilla en el extremo a modo de falso micrófono, en el balcón del piso de su familia en la ciudad de Gaza. 

Casi siempre sonriente, ofrece a sus seguidores la posibilidad de "escuchar el sonido de los aviones" que sobrevuelan la ciudad, o cuenta cómo su madre le despertó a las 4 de la madrugada: "Me pregunté a mí mismo si Palestina había sido liberada", comenta. 

Al principio de la ofensiva, sus publicaciones eran una mezcla de descaro e ironía. El 15 de octubre, por ejemplo, explicaba: "Voy a haceros un vídeo rápido antes de que empiece la guerra terrestre. Me alegro mucho de que por fin empiece, porque mi madre no para de mandarme recados y estoy harto". 

Dos días después, bromeaba sobre las palabras del portavoz del brazo armado de Hamás, Abu Obeida, que acababa de anunciar que los rehenes serían alimentados igual que los habitantes de Gaza. "Pobres rehenes, deben tener la boca al rojo vivo", comenta Abod, refiriéndose a la comida de Gaza, con fama de picante en comparación con la de otros palestinos. El 19 de octubre compartió un vídeo en el que se ve cómo disparan cohetes contra Israel, y se le oye decir a él y a sus amigos: "¡Vamos, vamos, dales, dales! Dos días después, filmó edificios destruidos, comentándolos con palabras hostiles a la Autoridad Palestina: "Abu Mazen debe estar contento con esto". Unos días después, alentó un boicot contra productos israelíes y americanos. 

A medida que avanzaba el conflicto, Abod salía cada vez más a menudo de su balcón, con su cable eléctrico rematado por una bombilla, ya rota, para hablar de su vida cotidiana, de la necesidad de levantarse a las 5 de la mañana para buscar algo de comer o de caminar media hora para cargar su teléfono.

Una guerra más y entraré en el Guinness de los Récords.

Abod, 17 años

El 5 de noviembre se paró en una calle y le preguntó a un niño de 5 ó 6 años qué iba a ser de mayor. "Voy a ser de Hamás", respondió el niño. Al día siguiente, filmó a gente corriendo hacia una casa completamente destruida por un bombardeo israelí. “Hay una diferencia cultural", dice Abod. En Tel Aviv, cuando hay cohetes, todo el mundo se dirige a los refugios. Aquí, todo el mundo se acerca al lugar de la explosión.” 

A finales de noviembre, se le nota cada vez más cansado y su tono se vuelve más trágico. "Los israelíes tienen que entender que nunca nos iremos de aquí. No puedo más. Tienen que decidirse: o nos matan a todos o se van". En un post de 28 de noviembre vuelve un poco a su humor negro: "Nací en 2006. Viví la guerra de 2007, la de 2014, la de 2021 y ahora ésta. Una guerra más y entraré en el Guinness de los Récords". 

El 18 de diciembre relató detalladamente su detención: "Oí el altavoz del ejército israelí. Salí con las manos en la cabeza, como se me había ordenado. Nunca había visto a un soldado israelí en la vida real. Estuve detenido siete horas hasta que me soltaron". 

El 1 de enero de este año envió un mensaje más serio de lo habitual a todos sus abonados: "Todos estáis celebrando el Año Nuevo, pero nosotros nos estamos muriendo. Los que no han muerto han perdido sus casas y sus familias. Los que siguen vivos tienen aún más problemas que los que han muerto. Cada día es más duro que el anterior. Nos estamos muriendo y nadie nos oye morir.” 

Rebelde e irónico

Pero unos días más tarde su tono se volvió más rebelde e irónico: "He decidido llamar a las asociaciones de derechos de los animales. Ya que a nadie le importan los humanos palestinos, quizá aún tengamos una oportunidad de salvar a nuestros gatos, que tampoco tienen nada que comer ni beber". 

Aunque Abod se expresa en todas sus publicaciones en árabe dialectal, con acento de Gaza, cambia de registro el 14 de enero, con motivo de los 100 días de la guerra que está destruyendo Gaza y que ya se ha cobrado más de 20.000 vidas. En árabe clásico, comenta un vídeo de edificios destruidos: "Aunque esto se detuviera ahora, ¿cómo podríamos olvidarlo?” 

Lama y Abod se dirigen en árabe a un público mayoritariamente palestino. Pero, como Motaz Azaizi, muchos de los que han tomado Instagram como un espacio mediático y político inédito durante la guerra de Gaza han optado por expresarse en inglés, convencidos de que su misión es informar al mundo de lo que ocurre en el enclave palestino, ya que a los periodistas internacionales se les sigue negando el acceso. Entre ellos, destacan dos voces y rostros femeninos. 

La primera, Plestia Alaqad, procede de una familia numerosa de Gaza, como se desprende de sus publicaciones anteriores al 7 de octubre, en las que muestra, por ejemplo, una foto de una espléndida biblioteca familiar que llega hasta el techo. Antes de la guerra, esta joven de 22 años publicaba fotos suyas con los brazos desnudos y el pelo suelto en la playa de Gaza o en el Hotel Roots, uno de los establecimientos de lujo de la Corniche. Describía lo que ella llamaba su "buena vida en una bonita prisión"

Desde el 9 de octubre, la joven que estaba a punto de ocupar un puesto en recursos humanos renunció a su vida profesional para sumergirse en la vida de los gazatíes bajo las bombas. Cambió las imágenes en las que aparecía arreglada y maquillada por otras en las que llevaba el pelo recogido bajo un casco con el logotipo de "Press". Combinando la lógica periodística y códigos de influencers, capta la atención conforme las tropas israelíes penetran cada vez más en la ciudad de Gaza.

 

De apenas cuatro mil seguidores antes de la guerra ha pasado a casi cinco millones, hasta el punto de que ha provocado la ira de ciertos medios israelíes que la acusan de difundir propaganda de Hamás, y luego le hackearon su cuenta de Instagram. 

Excepcionalmente, anunció en árabe que había dejado Gaza con destino a Egipto, tras cuarenta y cinco días de guerra, por miedo a que su familia fuera objeto de ataques, como le ha pasado a muchos periodistas desde principios de octubre, y expresando su inmenso sentimiento de culpa por haber conseguido cruzar el puesto de Rafah mientras la mayoría de los habitantes de Gaza permanecen bajo el fuego de la artillería y la aviación israelíes. 

Otra joven, Bisan Owda, de 25 años, sigue en Gaza y su número de seguidores en Instagram crece aún más rápido que su desesperación. "¿Pertenecemos al mundo? ¿Nos oye alguien? Corte Internacional de Justicia, ¿están seguros de que su exigencia a Israel es la de detener todos los actos de genocidio?", preguntó en un post el 30 de enero en su cuenta, que siguen más de cuatro millones de personas.

 

He perdido mis sueños, mi trabajo, mi equipo y mi casa.

Bisan Owda, 25 años

Antes del 7 de octubre, ella también era una desconocida, con una escasa presencia en las redes sociales, donde contaba uno de sus días en Gaza y colgaba imágenes de una boda o de sus clases de boxeo. Pocos días antes del estallido de la guerra, se la vio en Beirut colgando fotos suyas en el aeropuerto, acompañada por la canción "La foule", de Édith Piaf. 

El 8 de octubre, el tono cambió de repente. Durante los primeros días, no publicó ningún vídeo, sólo mensajes escritos en letras negras, entre ellos el siguiente: "En Gaza están ocurriendo cosas que no veréis en los periódicos". 

Unos días después, el 12 de octubre, publicó un vídeo en el que aparecía caminando por la calle en medio de la destrucción, y luego llorando en los asientos traseros de un coche con el comentario: "He perdido mis sueños, mi trabajo, mi equipo, mi casa". Esto le valió miles de likes, pero también algunos comentarios como: "Ponte un hiyab y quítate la pintura de las uñas. No querrás morir así. Cúbrete. Vas a encontrarte pronto con Alá".

 

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La joven, que vivía en el barrio chic de Rimal, en la ciudad de Gaza, fue evacuada entonces hacia el sur. En una de sus últimas publicaciones, la vemos, con una parka y cámara en mano, posando en medio de la carretera de Salah al-Deen (Saladino), que une el norte y el sur de la Franja de Gaza, con este comentario de foto: "¡Es una vergüenza para toda la humanidad que se tarde tanto en concluir un alto el fuego, dando tiempo a las fuerzas de ocupación para matar a más civiles y niños y destruir miles de casas y calles! Para los palestinos de la Franja de Gaza cada minuto que pasa bajo este genocidio es comparable a un siglo de tortura".

 

Traducción de Miguel López

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