CINE
Oliver Laxe, de Cannes a Os Ancares: "El cine me salvó"
"Cuando llegamos teníamos un plato caliente", confesó este lunes Oliver Laxe en un encuentro con la prensa en Santiago de Compostela mientras relataba cómo había sido el estreno de su cuarta película, Sirat, este domingo en Navia de Suarna, en Os Ancares, en su casa. El cineasta cuenta que no dudó de que sus vecinos tenían que ser los primeros en ver la película, tras su paso triunfal por el Festival de Cannes.
Dicen que Laxe es un hijo de Cannes, y es que el certamen francés viene acompañándole en su carrera desde el estreno de Todos vós sodes capitáns (2010). Pasó por las diferentes secciones del festival con Mimosas (2016) y O que arde (2019) hasta alcanzar la sección oficial a concurso con Sirat. Una película que ya tiene su sitio destacado en el cine gallego antes de llegar a las salas el próximo 6 de junio.
Premio del jurado del Festival de Cannes, ex aequo con la película Sound of falling, de Mascha Schilinski; y premio a la mejor banda sonora, otorgado por unanimidad por parte del jurado de expertos. La película recibió el nombre de Sirat una vez terminada ya que, según explica Oliver Laxe, no encontraban una palabra que condensase todo lo que querían transmitir: “Son tantas películas dentro de una película”. Fue un amigo quien le dio la idea: Sirat en árabe significa camino, en el Corán es el puente que hay que cruzar para llegar al paraíso. Y para el cineasta lucense es “el camino de los que miran hacia dentro”. "Sirat tiene luz", asegura.
En Sirat vemos a un padre, interpretado por el actor Sergi López, que comienza la búsqueda de su hija mayor a través de raves marroquíes junto a su hijo pequeño (Bruno Núñez). Éste es el contexto dado y el único necesario para introducirte como espectador en la historia, con un guion afilado y decidido que crece con su ejecución final.
"Estoy descubriendo que tienes que buscar en tu interior, tal y como formula la película", señaló Sergi López este lunes en Compostela cuando trató de explicar cómo fue su proceso para interpretar al personaje de Luis. El actor catalán indicó que adentrarse en esta historia requiere de un "salto al vacío" porque el filme "tiene algo de mito". "Actuar este dolor es imposible, no sé cómo se hace, ni siquiera si es posible. Yo sigo el salto al vacío que nos propone Oliver. En un momento dado, estamos al borde del precipicio y él me empuja", enfatiza. “Pero yo me tiro con él”, añade Laxe.
El productor de la película, Xavi Font, destacó este lunes que es imposible que cada persona no haga su propia lectura de una película, por lo que celebró las conversaciones que mantuvo este domingo con los vecinos de Os Ancares tras la proyección de Sirat en la plaza del Concello de Navia de Suarna. "Después de hablar con varios vecinos, realmente me sorprendió el nivel de apertura que tienen, que procesan la película de una forma más abierta de lo que podríamos pensar, sobre todo en esta era algorítmica. Confiamos poco en el espectador y yo salí muy convencido de que ellos entendieron muy bien físicamente la película y que tenemos que confiar en ellos", detalla el también músico y responsable de la supervisión musical de la película.
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"Esta película está muy pensada para la gente joven. Siempre decimos que queremos llevar a los jóvenes al cine, pero a los vecinos de Navia no les pareció lejana", afirma Font, ya que la media de edad de la localidad es, quizás, superior a la que inicialmente se dirige la película. Sin embargo, Xavi Font incidió en la importancia de confiar en los espectadores.
Oliver Laxe tenía como objetivo “conectar” con los jóvenes con Sirat, pues considera que “madurar es también conectar con el niño que fuiste, y celebrar”. "Los jóvenes de hoy en día, al igual que cuando yo era joven, compartimos las mismas necesidades y la misma falta de referentes, sobre todo espirituales. Obras que tengan luz, que nos den esperanza, que nos hagan crecer. De alguna manera, cuando era joven en A Coruña, yo ya no confiaba en el mito del progreso. Intuía que las cosas no iban a ir a mejor, pero tenía que ser así, y no lo digo con dramatismo. A veces tienes que tomar otro camino y aprender de los errores cometidos: siendo obvios aquellos que cometemos como sociedad. Por eso, creo que la película conecta con ese deseo de otro mundo posible. Además, que a mí me encanta bailar y la música electrónica", explica.
El cineasta se muestra confiado al afirmar que esta película "es un espectáculo". Tiene una factura que se puede comparar con la de una road movie, con mucho suspense y una banda sonora cautivadora. "Hay que ir a verla al cine. Confío en las imágenes, asumo que muchos chavales de instituto que vayan a ver la película al salir dirán: "Qué paranoia, ¿qué se tomó el director?". Pero confío en el poder de las imágenes. Sé que se les quedarán grabadas dentro y que querrán ver otra película con alma. Me pasó a mí, el cine me salvó", asegura Laxe.