Ayusismo: la solución final
Recién conocidos los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo, Pedro Sánchez anunció el adelanto electoral de las generales al 23 de julio, dejando aparcado el maquiavélico plan de Miguel Ángel Rodríguez para extender el ayusismo por todo el país. Hagamos memoria. En febrero de 2022, Ayuso mueve la silla a Casado; en abril de 2022, Feijóo se hace con la presidencia del PP; en mayo de 2022, Ayuso es aclamada como presidenta del PP y de la Comunidad de Madrid; en mayo de 2023, Ayuso obtiene la mayoría absoluta; en mayo de 2023 el triunfo del PP provoca el adelanto de las elecciones generales previstas para diciembre.
En poco más de un año de zascandileo político y mediático, el Salvador Feijóo ha dado sobradas muestras de una notable incompetencia oratoria y conceptual sin precedentes en la política española, un bluf. El plan MAR contemplaba la sutil sustitución del candidato fallido, sin carisma, por el populismo explosivo de Ayuso durante la tradicional siesta política estival. Hay duda de si se haría efectiva la previsible dimisión del gallego por “motivos personales”, o si parecería un accidente, fórmula inverosímil pero practicada con éxito en numerosísimos casos aislados de tesoreros e implicados en la corrupción del partido que han padecido graves infortunios de salud durante la fase de investigación.
Con todo a su favor, impulsada por los medios de comunicación casi en pleno y por la arrolladora maquinaria de propaganda conservadora, la victoria de Feijóo ha sido un sonoro fracaso, del candidato y del partido (voces de “¡Ayuso, Ayuso!” interrumpen el discurso del ganador en el balcón de Génova la noche electoral). La estrategia de campaña ha puesto al descubierto las tremendas carencias del gallego, a lo que se suma la connivencia de presidentes y alcaldes del PP con los graves atentados a los derechos cívicos ejecutados por sus socios de Vox. El electorado también ha debido valorar la sufrida política sanitaria y educativa que sus barones y baronesas han puesto en marcha en sus feudos.
En poco más de un año de zascandileo político y mediático, el Salvador Feijóo ha dado sobradas muestras de una notable incompetencia oratoria y conceptual sin precedentes en la política española, un 'bluf'
Los ajustados resultados han dejado un tablero político que augura tímidos conatos de formar gobierno por parte del bipartidismo renacido, el gran triunfador de la noche, mediante pactos que enfatizarán la errada política llevada a cabo en Catalunya y Euskadi por el PP y la consiguiente soledad. Lo más probable es que, tarde o temprano, haya repetición electoral. Si le faltaba un argumento de peso a MAR para justificar su plan ante los suyos, ya lo tiene: con Ayuso en las vallas y farolas de España, en boca de Vallés y Ferreras, en Hormigueros y Espejos públicos, el triunfo será todo lo absoluto e incontestable que se esperaba el pasado 23 J.
Queda poco tiempo y escaso margen de maniobra, pero el avezado Rasputín ebrio es capaz de cualquier cosa, incluso de llevarse por delante lo que se cruce ante su delirio radical. Ha hecho presidenta absolutista de la Comunidad de Madrid a Ayuso, una persona, también sin discurso propio, como Feijóo, que necesita leer en chuletas lo que debe decir para no perderse en el Parlamento, en los platós o en las radios, y a pesar de eso… ¡qué mal lee la criatura! La exitosa mercadotecnia que ha promocionado a Isabel es la utilizada para la venta de productos de poco precio y escaso valor: eslogan populista y publicidad engañosa.
Por lo pronto, Esperanza Aguirre ha hecho spoiler en este sentido. Claro como el agua.
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Verónica Barcina es socia de infoLibre