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Una 'capa' de pintura verde

Eduardo Prieto

Hace solo unos días, las ramas más fuertes de los árboles más robustos de la Casa de Campo de Madrid caían vencidas por el peso de la nieve. Las autoridades locales, tan resueltas, convirtieron un hecho extraordinario en una hecatombe sin parangón, al tiempo que sumían a la ciudad en una especie de holocausto zombie para vegetarianos: ni los gatos tenían qué cazar. Excepto en los barrios de veda abierta a las ratas de alcantarilla.

Cualquier alcalde de Soria les habría sacado del "sobrevenido" atolladero si, humildemente, hubieran preguntado antes. Hace 90 años, un ministro de Hacienda concedía la Casa de Campo al Ayuntamiento. Aquel ministro liberal se llamaba Indalecio Prieto. Hoy los "liberales" que gobiernan el Consistorio han defenestrado su memoria de calles y placas, en un arrebato de revisionismo histérico sumamente anacrónico. Se diría que el fantasma de Millán Astray corre, enfurecido, por los sótanos del Palacio de Comunicaciones. Nos extrañaría muy poco que algún concejal madrileño hubiera asistido al enfatizado homenaje a los divisionarios del cementerio polaco de Novgorod. Para mayor gloria de Alemania, que no de España. En Madrid se homenajea a los nazis y se humilla a los históricos defensores de la democracia. "No imitéis la conducta del enemigo; os lo ruego, os lo suplico. Ante la crueldad ajena, la piedad vuestra", decía Prieto en agosto del 36. Tanta piedad no encajaría bien en este siglo.

Es lícito decir que gran parte de las dificultades para limpiar la ciudad y recoger las basuras estriba en la contrata de limpieza blindada por estos mismos legisladores años atrás. Contrato que la anterior corporación no pudo rescindir -a nuestro pesar, al de todos los madrileños-, y que quizá, incomprensiblemente, se renueve este año -es cuando vence- teniendo en cuenta las tendencias de estos ilustres ediles.

En la línea de los contratos públicos que perjudican a los ciudadanos, nos encontramos con el acuerdo entre Deloitte y el Ministerio de Transición Ecológica. Recordemos que esta consultora fue sancionada con 12 millones de euros por no mostrarse muy independiente en la auditoría por las cuentas de Bankia. El plan de la ministra es que la consultora se ocupe de gestionar parte de los fondos para la recuperación. Teniendo en cuenta que Deloitte, una de las cuatro grandes consultoras, tiene entre otros clientes a Cepsa o El Corte Inglés, podemos aventurar qué parte de los fondos llegará a las pymes y a los autónomos. Es como poner a la Iglesia a cuidar los bienes inmobiliarios del pueblo, o como poner a la zorra al cuidado del gallinero. Parece que las cuatro grandes han participado en la elaboración del Real Decreto que regula la ejecución del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Todo apunta a que empresas como Endesa, Iberdrola, Naturgy o Repsol se van a dar una buena capa de pinturapintura -verde, por supuesto- para alcanzar parte de esos fondos.

Podemos dormir tranquilos con la presunción de honradez de las grandes consultoras; la presunción de inocencia de Cristina Cifuentes -que va a pasar tantos días en prisión como en el aula del máster-; o la presunción de veracidad de los obispos. De una normalidad jurídica muy sosegante.

                                                                                                                                          Eduardo Prieto es socio de infoLibre

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