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El comodín de ETA vale aún

Cesar Moya Villasante

El hecho de haber pasado mi vida entre Euskadi y Madrid creo que me da conocimiento suficiente para comentar la actual situación de lo que hemos vivido y que muchos queremos olvidar y otros parece que no.

Parece que la derecha española nos quiere recordar cada día el mal trago que pasmos todos durante los casi 50 años de ETA. Sabemos muchos que en Madrid las cosas son de una cierta manera y en el resto de España son distintas, y no digamos en Euskadi, donde no son ni parecidas. Por eso quiero aquí opinar desde una visión muy directa de una polarización que nos impide avanzar.

Todos recordamos aquellos años en donde algunos mal llamados periodistas, después del 11M empezaron la batalla de la conspiración. Yo escuche a algunos de ellos decir verdaderas salvajadas que en un país serio hubieran tenido un proceso judicial, pero para ellos existían demasiados apoyos externos a ese que llaman periodismo pero que no lo es. ETA había sido la autora de tal atrocidad, según ellos, y parece que eso le beneficiaba a una derecha emponzoñada entonces por esa corrupción endémica que no hay forma de taparla ya pero que ellos tratan de sustituir por el comodín de ETA, hasta tal punto que hoy, después de 10 años del fin de aquella desgracia, actúan como si aun existiera.

Pero lo curioso es que eso, y en Madrid principalmente, les da créditos. Hasta el punto de que muchos de esos votos de la capital y de esa España mesetaria son de agradecer a ETA y al secesionismo catalán. Sin importar para nada a esos votantes cual es el plan de gobierno ni que harán cuando gobiernen con cualquier materia. Hasta tal punto que cualquier avance social que consiga el gobierno a ellos nada les importa. Es ETA su mantra y siempre les rentabiliza, como con el otro mantra que castiga a Sánchez por tenerlos de socios a los asesinos de niños, como exponen cada día en RRSS algunos de sus votantes. Se puede contestar a esa máxima que si se acusa a Bildu así también se puede acusar a VOX pues es el mismo caso. Partidos simpatizantes de asesinos, pero nunca asesinos. Pero es inútil porque en este caso el raciocinio está ausente.

España necesita una catarsis total y espero a esa 'ley de memoria' para que nuestros jóvenes envenenados por esa gente sepan lo que ocurrió en la posguerra

He vivido aquellos años en que en un bar de Euskadi la gente callaba si entraba algún batasuno. Había miedo. Ahora vivo en Madrid lo mismo si entra alguien que sabemos que es del PPVOX (para mi sin distinción ni separación posible). El colmo es ver en algún bar conocido donde gente trabajadora con el mono de trabajo les hacia quitar la Sexta, por rojos. Nada menos a los que hoy les acusan de lo contrario. En la capital se alberga el mayor numero de gente franquista, por razones obvias. Durante muchos años era la capital más centralista de cualquier país conocido albergando en ella a personas a las que se les premiaba su ideología franquista, con puestos de trabajo cómodos, por funcionarios en cualquier ministerio, por títulos académicos dados sin mucho esfuerzo, etc. Eso genera un campo de cultivo que yo llamo el Movimiento Nacional 2.0 y que solo se da en esta España mesetaria. 

Veo hoy lo que ocurre y tengo la sensación de que en Euskadi se llegará, se está llegando, a la racionalización de ese odio ya pasado, y a olvidar aquella tragedia. Escribí hace tiempo mi admiración por Maixabel, esa mujer que tuve la gran obra de hablar con el asesino de su marido. Aquello fue posible allí. Por desgracia en Madrid no lo será y el odio de una derecha que hoy vuelve con VOX a decir cosas que ni el propio Franco hubiera dicho o hecho hace que cada día el logo PPVOX sea más exacto habiéndose roto el cinismo de buena parte de la gente que cito aquí y que son incapaces de ver que ETA ya no está, para sus intereses electorales únicamente. 

España necesita una catarsis total y espero a esa nueva ley de memoria para que nuestros jóvenes envenenados por esa gente sepan lo que ocurrió en la posguerra. Porque sí todos sabemos lo que hizo ETA. Porque no podemos saber que lo que hizo Franco en aquella posguerra de nada menos que 36 años…

El día que eso ocurra quizá llegaremos a hablar de una democracia de calidad… Si los jueces se apuntan también. Imprescindible, porque ahora tampoco ocurre.

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Cesar Moya Villasante, socio de infoLibre

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