Librepensadores
¿Cumplirá Trump sus promesas?
Trump ha hecho una campaña que lleva el esquema de los reality shows a su extremo. Ha mentido decenas y decenas de veces. Ha difamado. Se ha jactado de que sus fieles le seguirían votando aunque disparase a alguien en la Quinta Avenida. Le ha dicho a Clinton que la enviará a la cárcel…
A lo largo de esa delirante campaña, jaleada por multitudes adictas a los reality shows, Trump ha ido desgranando todo un programa hecho de negaciones más que de acciones en positivo.
Contra la globalización, ha afirmado su voluntad de no firmar el tratado de “libre” comercio (TTIP) con la Unión Europea. Considera que el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, que Obama firmó con Japón, Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Perú, Malasia, México, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam el pasado febrero en Auckland) afecta negativamente a la industria norteamericana y prefiere mantener los aranceles entre la docena de países firmantes de la cuenca del Pacífico. Según Trump, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) firmado por Bill Clinton en 1993 es "el peor acuerdo jamás firmado" porque los salarios más baratos en México cuestan miles de empleos a la industria automovilística en estados como Michigan, Indiana, Kentucky, Ohio y Tennessee. Por otra parte, ha declarado la guerra comercial a China cuyos productos piensa gravar con un 45%. Se trata, por lo tanto, de un viraje hacia el proteccionismo.
Pocas pistas más ha dado de su política económica. Sí que ha afirmado que bajará los impuestos a los ricos, una de las primeras disposiciones del neoliberal Reagan en los 80.
Respecto a las medidas internacionales a favor del medio ambiente, Trump niega el calentamiento global (“es una farsa”, dijo) y va a salir del Acuerdo de París para rebajar los gases tóxicos.
Retomando un viejo tema republicano en desuso hace muchas décadas, el aislacionismo en política internacional, Trump pone en duda la OTAN y viene a decir que la defensa para quien se la pague. Según él, la UE debe aumentar el gasto militar en un 55% y alcanzar el 2% del PIB, remitiéndose a un acuerdo anterior. Esta actitud, sus declaraciones en el sentido de que no garantizaría la defensa de los países bálticos y su aparente buena relación con Putin, hacen que aparezca como posible una anexión rusa de esos antiguos territorios de la URSS.
Es muy conocida su intención de expulsar del país a once millones de inmigrantes ("todo el que haya entrado en EEUU de manera ilegal es susceptible de ser deportado", afirmó) aunque ahora ha rebajado la cifra a dos o tres. El famoso muro que pretende levantar en la frontera con México tendría un presupuesto de 25.000 millones de dólares. Afirmó que negaría la entrada al país a los musulmanes. También han tenido amplia difusión sus humillaciones a latinos, negros, judíos y no digamos a las mujeres. Ya como presidente electo, acaba de nombrar jefe de estrategia a un conocido racista y antifeminista, Stephen Bannon.
Finalmente, cabe recordar que se mostró dispuesto a acabar con el tímido programa de salud pública que puso en pie Obama tras enconada lucha contra los republicanos (Obamacare) aunque recientemente se retractó en parte.
En resumen, la propuesta de Trump durante la campaña se basa en el proteccionismo económico, el aislacionismo militar, la irresponsabilidad medioambiental, la derogación de mejoras sociales, la xenofobia, el racismo y el machismo. No extraña que la ultraderecha europea le haya acogido con alegría: Nigel Farage, Le Pen, Norbert Hofer, Amanecer Dorado, Alternativa para Alemania, se han apresurado a felicitarle. Tienen en él un excelente aliado.
¿Cumplirá Trump sus promesas?
La pregunta ahora es: ¿Va a llevar a cabo, cuando esté en la Casa Blanca, lo que ha prometido en campaña? O, lo que es lo mismo ¿qué le van a “aconsejar” los que mandan sin presentarse a las elecciones? Me arriesgaré a contestar.
Le van a aconsejar que no puede volver al proteccionismo porque eso crearía un tsunami comercial global de magnitud incalculable. Además, los tratados de “libre” comercio son uno de los logros más fructíferos de las multinacionales, junto con los paraísos fiscales. Así que de no firmar el TTIP o de retractarse del NAFTA y del TPP (ver antes) nada. Ni hablar de imponer aranceles delirantes a China la cual, entre otras cosas, posee una buena parte de la deuda pública estadounidense.
Le van a aconsejar que no se puede poner en duda a la OTAN y dejar los países bálticos a merced del ansia expansionista de Putin. La nueva geopolítica se está poniendo complicada para el “bloque occidental”, no tanto porque los BRICS estrechan sus lazos económicos sino porque los Estados Unidos cuentan ahora con dos potentes adversarios en el escenario de la nueva Guerra Fría que está en plena gestación: China y la Rusia de Putin. Además, la industria armamentística, uno de los principales pilares de la industria estadounidense, no verá con buenos ojos el aislacionismo militar proclamado por Trump.
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Respecto al famoso muro fronterizo, su elevado presupuesto hace que tenga que ser aprobado por el Congreso. Y es indudable que tendría costes políticos importantes, aunque solo fuera por asociación con el muro de Berlín.
Mi pronóstico es que Trump va a hacer mucho ruido con el racismo, la xenofobia y el machismo. Va a desentenderse de medidas anti-calentamiento global. Va a bajar impuestos a los ricos e implementar otras medidas económicas de corte neoliberal duro. Está por ver cuál será su política en Oriente Medio. Frente a su gobierno, es probable que comiencen a crecer movimientos sobre el sustrato de Occupy Wall Street, de organizaciones étnicas y feministas, de los que hicieron campaña por Bernie Sanders: ya se han visto airadas protestas en las principales ciudades de Estados Unidos ante los resultados electorales. Como ha ocurrido en otras ocasiones, un gobierno extremista puede ser el mejor estimulante para la oposición. _________________
Enrique Errando Mariscal es socio de infoLibre