El discurso del rey, según Alberto Garzón

Estoy de acuerdo con la valoración que hace usted, señor Garzón, del discurso del rey.

Y le agradezco de paso algo general en todos sus discursos: que siempre, hable de lo que hable, nos mencione a las mujeres. Así como en los dirigentes de Podemos (de los demás ni me ocupo) esa mención suena a meramente protocolaria, en su caso me da que es sincera y honesta, que la hace usted por convencimiento. Muchas de nosotras hemos desarrollado una especie de reactivo para detectar feministosfeministospor conveniencia y usted ha superado, por el momento, mis pruebas.

Es como lo de ser republicano de verdad (y así volvemos al asunto). Su crítica al discurso navideño del señor Borbón es la única hecha desde la izquierda que no dice primero lo que ha tenido de bueno para justificar el derecho a decir a continuación lo que ha tenido de malo (o más suave aún: lo que ha tenido de olvido), siguiendo la técnica tertuliana, que es la misma que usa Podemos últimamente cada vez más. Los tertulianos la usan porque es su modo profesionalizado de resultar contratables lo mismo para valorar un roto que un descosido y Podemos la usa para no dar demasiado susto a los unos al mismo tiempo que mantiene en los otros la ilusión de que son de temer por su apuesta radical a favor de los valores tradicionales de la izquierda. Un equilibrio ése en servir hoy a dios y mañana al diablo en el que Podemos está demostrando verdadera maestría. Usted, sin embargo, explica por qué no le gustó la alocución del monarca al pueblo y punto.

Pues sepa (y no se desaliente) que es escudriñando en detalles así como nos es dado a la gente que les escuchamos hablar intuir dónde hay autenticidad y dónde tufea el oportunismo.

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Creo que la izquierda real ganaría mucho y que Podemos no viraría tan fácilmente hacia el centro si usted y las personas que comparten sus posturas en IU (es decir, quienes no viven materialmente del aparato y por tanto no maniobran siempre para perpetuarse en él) pudieran encontraran un modo de confluir sin diluirse en la corriente de Podemos. Usted sí que es un comunista, feminista, ateo y republicano de fiar. Y por eso no me creo que no sea usted capaz de encontrar el modo de que no perdamos su millón de votos en favor del voto útil a Podemos. Le pido por favor que haga usted el esfuerzo de encontrarlo. Es su obligación histórica.

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María Malva-Roja es socia de infoLibre