LIbrepensadores
Y Felipe habló
Andan calientes los medios de comunicación en sus diferentes soportes: papel, digital, ondas audiovisuales, radios, incluidos los medios más antiguos y no sé si analógicos, que tradicionalmente difunden sus noticias desde las barras de los bares y sillones de barbería. Sea la matriz del bar o el hígado del barbero de derechas o de izquierdas es patente la incomprensión respecto a la propuesta del líder histórico del PSOE, que elevándose sobre el orfeón de barones y baronesa de su partido, proclama que lo que España necesita ofrecer a los fríos dioses del centro y norte de Europa, del FMI y del Bundesbank, es un gobierno de derechas, es maniobrar por activa y por pasiva para que Rajoy, el que trajo los mayores índices de desigualdad social, el que llevó a máximos abismos la brecha económica entre los salarios de trabajadores y los bonus empresariales; el motejado de presidente indecente por el secretario general del PSOE elegido por la militancia en primarias, con la bendición aparente de la costosa vajilla china que carga sobre sus costillas el PSOE; aquél que preside el partido más imputado por delitos de corrupción, aquél que ostenta el récord de dirigentes inculpados, condenados por la Justicia española… Ése, según el oráculo del socialismo español, debe ser alzado a la presidencia del gobierno de España, a sabiendas de las maldades que ha hecho con el país y sus paisanos los últimos cuatro años.
González rechaza la posibilidad de que el PSOE presida un gobierno de izquierda, con los apoyos de Podemos e IU, queriendo con su voto consolidar a Mariano Rajoy como presidente del gobierno del PP, del cinismo de su portavoz Hernando, de la sensibilidad y delicadeza de la juguetona amén de cibernética Villalobos, y del apoyo irrenunciable del más allá que aporta la Virgen del Rocío y otras delirantes auroras boreales metafísicas del gusto opusdeísta del gobierno que procura Mariano Rajoy y apadrina Felipe González. Todo ello afirmado por la cohorte de Ciudadanos obedientes a Rivera, con el permiso de la autoridad financiera que peor olor corporal expele.
La pregunta que rebota desde el periódico, en la pantalla amiga del bar, brinca por el altavoz radiofónico del barbero y salta por la web es ¿por qué? Qué tiene en el caletre el exlíder carismático, el exIsidoro. Qué operación articula su cráneo “previlegiado” que no se nos alcanza al resto de los mortales y que yace agazapada tras un gobierno de derechas, acorralado en los tribunales y que hipotéticamente colmará de beneficios al pueblo español tan necesitado de equilibrar el reparto de la riqueza, la carga fiscal entre ricos y pobres, la independencia judicial, la contienda territorial, la desmesura de la corrupción rampante en las prácticas gubernamentales y otras emergencias, que el gobierno que González quiere, ya envenenó la pasada legislatura. Cuatro largos y penosos años en la memoria popular más próxima.
Los más severos y desenvueltos de los exegetas de Felipe González, acostumbrados a examinar con mirada firme las vísceras, las entrañas de su discurso de los últimos años no encuentran sentido a sus palabras más que en un caso. Una terrible y demoledora justificación surge una y otra vez para que cobren sentido las palabras incongruentes con la trayectoria de un dirigente socialista. Felipe González sólo puede pedir a las huestes socialistas que apoyen al gobierno corrupto y reaccionario que conocen, arrostrando el escandaloso riesgo de la quema de carnés, la sublevación masiva de parlamentarios socialistas, en un solo caso.
Para el sumo pontífice del socialismo español el gobierno presidido por el socialista Pedro Sánchez con el apoyo de Podemos y de IU, representa un peligro cierto de reforma constitucional, fruto de la relectura de la Transición, en la que pudieran desvelarse episodios (Banca Catalana, conexión Pujol) o sucesos que presenten una versión menos idealizada de aquel período, en el que aparezcan con trazos de mayor realismo y crudeza el no tan magnánimo y virtuoso pacto alcanzado entre los protagonistas de las jornadas brumosas de la Transición, que los integrantes de Podemos y de IU no parecen tener interés en mantener disimuladas bajo el grueso tapiz que los gobiernos que se alternaron en el poder durante aquellas décadas decidieron extender sobre la prosa del señor X, y la guerra sucia que desde el Estado español contestó a los asesinos de la ETA con nuestros asesinos, transformándolo todo en colorista ilustración plena de lirismo y ejemplaridad. Hoy va tocando cerrar un capítulo de terrorismo vascongado que se acumula al que no hemos sabido cerrar dignamente desde abril de 1939.
La fábula de aquellos protodemócratas rebosantes de espíritu pactista, siempre dispuestos al acuerdo y al consenso en pro del compromiso por el bien común, puede ver el sacrificio ejemplar que predicaron durante los últimos lustros, mudar en un santiamén, y quedar transformado en un prolongado ejercicio que les obligó, contra su voluntad, a forrarse continuadamente por España si la situación exige el esfuerzo, como al parecer es el caso.
Ante semejante riesgo Felipe, jaleado por su agradecida y temerosa quinta de políticos zombis, habló. El eco de sus palabras hizo subir el precio del pan y llenó de desasosiego el corazón de los socialistas que aún siguen aferrados a lo que fue el PSOE y de los socialistas desencantados que buscan su identidad en la formación morada en ascenso. De perdidos al río.
¿Por qué habríamos de soportar la vergüenza de escuchar la balada entreguistaencumbremos al indecente Mariano y callar, quienes, ignorantes entonces, le apoyamos con nuestro voto? __________________
Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre