Felipe y su lóbulo frontal

Mercè Carandell Robusté

Cuarenta y dos años ejerciendo la Medicina me permiten esta reflexión. El enfoque de los médicos sobre el Ser Humano tiende a ser holístico. Valoramos las ideas de la gente, pero también sus tripas, sus neuronas, su hígado, su corazón… Y es que hace tiempo que se ha descubierto que no solo pensamos con el cerebro. En el modo de ser y de pensar interviene todo el cuerpo.

En el celebérrimo libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, su autor, el neurólogo Oliver Sacks, explica, desde este enfoque médico, las acciones de nuestros congéneres. 

Voy a poner un ejemplo que yo misma atendí en mi consulta: 

Paciente de ochenta y cuatro años, enferma de Artritis Reumatoide, que requiere visitas periódicas para observar su evolución y hacer cambios en su tratamiento. Se trata de una señora distinguida, educada por las monjas, franquista, católica y de alto nivel económico. Seguía casada con el hombre de toda la vida y tenía hijos y nietos.

Un día pronuncia en la consulta la palabra “coño”. Desconcertada pero atenta a su enfermedad, no le doy demasiada importancia. En la siguiente visita la elegante señora dice: “¡estoy hasta el coño!”, acompañado de un puñetazo sobre la mesa. Entonces, sí, entonces, con ayuda de un colega neurólogo, la diagnosticamos: padece una degeneración del lóbulo frontal. 

Nuestra paciente no ha roto las normas hablando de política, que no le ha interesado nunca, pero la corrección y las buenas maneras la han acogotado y por eso el dique de contención se rompe en ese flanco.

Estos casos, si no se trata de tumores, se observan sobre todo en la gente mayor. 

Veamos ahora el caso de Felipe.

Este hombre atractivo, tan admirado en su tiempo, pasó una primera etapa brillante en la que, sin embargo, nunca dejó de proteger los amores y corruptelas del Emérito. Y una última etapa empañada por la corrupción.

Felipe González pasó una primera etapa brillante en la que, sin embargo, nunca dejó de proteger los amores y corruptelas del Emérito. Y una última etapa empañada por la corrupción

Después de su desempeño como Presidente del Gobierno utilizó una puerta giratoria y entró en Gas Natural. Pero nunca dejó de opinar en el partido.

En las primarias, fue el aval de algunos candidatos, la más flagrante de las cuales fue apoyar a Almunia, que fue derrotado por Borrell (1994), de largo el más preparado de los socialistas. 

Recordemos ahora que Pedro Sánchez fue el candidato de Borrell, mientras que Felipe avalaba a Susana Díaz. Borrell lo argumentó: Pedro Sánchez había escrito y pensado un programa para el partido. Susana Díaz se presentaba con el aval del Gobierno pero con las manos vacías.

Creo que, junto con Sánchez, Felipe no soporta a Borrell, un ser brillante y discreto de importancia internacional que, a sus 78 años, sigue trabajando por los derechos humanos, mientras que él se ha convertido en un fantasmagórico recuerdo de lo que fue.

Un hipotético diagnóstico:

Felipe es un gran fumador. Si le hiciesen una resonancia magnética, seguramente encontrarían una miríada de microembolias en el lóbulo frontal. De ahí su falta de contención a las obsesiones y envidias que le han perseguido siempre.

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Mercè Carandell Robusté es socia de infoLibre.

Cuarenta y dos años ejerciendo la Medicina me permiten esta reflexión. El enfoque de los médicos sobre el Ser Humano tiende a ser holístico. Valoramos las ideas de la gente, pero también sus tripas, sus neuronas, su hígado, su corazón… Y es que hace tiempo que se ha descubierto que no solo pensamos con el cerebro. En el modo de ser y de pensar interviene todo el cuerpo.

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