Demasiada importancia

Felipe Domingo Casas

Este pasado fin de semana se ha celebrado en Madrid una cumbre de líderes ultraderechistas, acogidos por Abascal, el cual, de esta forma, intenta consolidarse como una cabeza visible e ilustre de  todos los grupos conservadores y ultras que componen el Parlamento Europeo. Abascal, sin mando en plaza, un hombre de tres al cuarto,  pues su influencia ejecutiva no ha llegado a la que tiene Viktor Orbán en Hungría, ha roto cualquier lazo que pudiera unirle al PP, del que se desligó y al que no volverá como hijo pródigo, ha encontrado en esta cumbre de Madrid esa proyección más internacional que necesitaba.

Lo llamativo de esta cumbre ultraderechista, fascista y neoliberal ha sido la cobertura informativa que le han prestado los medios, especialmente la televisión pública española. Todos los informativos del Canal 24 horas del domingo se abrieron y dedicaron imágenes de la presencia de estos dirigentes europeos y de sus declaraciones con una machacona insistencia en ellas. Con su prolongación de esas mismas imágenes y declaraciones en las tertulias del lunes. Una postura muy preocupante de la televisión pública, porque no es nueva a la hora de tratar informaciones de la ultraderecha española y también europea.

La importancia de la cumbre contra Europa, fortalecida por el triunfo de Trump en EEUU, no ha estado en la presencia de los líderes en Madrid, a los que se podía haber, si no ocultado, por lo menos “sombreado” o como se dice ahora, opacado, en lugar de darle esa dimensión informativa que ha ampliado los mensajes xenófobos en la sociedad española. No agradecerá suficientemente Abascal la ayuda que televisión española le dedica a la expansión de su ideología ultra. Mientras, en tiempos de la dictadura  franquista, conseguir 10 segundos en la única televisión para informar de una noticia más o menos relevante, una huelga o una manifestación, suponía un esfuerzo descomunal, una heroicidad, la televisión pública pone cada dos por tres una alfombra roja a Vox, con Abascal,  Pepa Millán, Garriga o Buxadé.

La pregunta que nos domina hoy es: ¿Cómo se combaten las ideas ultras y el fascismo? Con la conquista de la democracia se ha acentuado tanto el derecho a la información y el derecho a la libertad de expresión y a la difusión de todas las ideas e ideologías que cuesta un mundo coartar esos derechos, aunque diariamente comprobemos que las ideologías ultras, xenófobas y fascistas se van extendiendo en el cuerpo electoral como las peligrosas manchas de aceite lo hacen en nuestras arterias.

Las posiciones ultras, antesalas de los fascismos, no desaparecen ignorándolas, sino combatiéndolas, es la posición más común, pero no reprimiéndolas o poniendo coto a su difusión y ampliación en los medios. Y así nos va. Como la política ha dejado de ser una actividad racional, en unas sociedades en las que los individuos cada vez piensan y razonan menos, y se ha vuelto emocional, y todavía más lejos, visceral, pues se hace con la tripas, a retortijones, la ignorancia vencerá a la sabiduría, si no sabemos poner remedio.

La pregunta que nos domina hoy es: ¿Cómo se combaten las ideas ultras y el fascismo?

La sabiduría que ha mostrado el fiscal general del Estado, García Ortiz, que comprendió que su teléfono móvil, su tablet y ordenador eran propiedad exclusiva suya y podía legal y soberanamente borrar sus mensajes, precisamente porque iba a ser investigado a posteriori, como rompió a martillazos su ordenador el PP, ya investigado a priori. Es la diferencia observada con el pardillo de Lobato, el cual, siendo testigo, sin ninguna obligación legal y ante la requisitoria voluntaria de Hurtado, le entregó su móvil, sin defender el derecho a la privacidad de las comunicaciones que contenía. Pasan los días y al juez instructor Hurtado no le queda otra salida que la que se extiende cada vez más: actúa racionalmente y archiva la investigación al Fiscal General del Estado. Que el resto de las asociaciones de fiscales comprendan que la defensa y prestigio de la institución se logra por el apoyo a su superior, nombrado correctamente. ¿Qué hubiera pasado si García Ortiz dimite de su cargo hace unos meses, mientras  una parte de la fiscalía rechaza su nombramiento y la sección de los contencioso del TS aprueba su nombramiento hace quince días?

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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.

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