Marcelo Noboa Fiallo

Cada año, en México, son asesinadas más de 3.000 mujeres, niñas y adolescentes.

Sólo en el año 2022, se produjeron 59.141 delitos sexuales contra niñas, niños, adolescentes y mujeres. Son datos del Censo Nacional de la Procuración de Justicia Estatal de México (sin contar con los casos que no se denuncian).

145 periodistas han sido asesinados y 2435 están amenazados de muerte por investigar estos delitos y los del narcotráfico.

Estos son algunos de los datos que, en el marco del 41 Festival de Teatro de Málaga, se presentaron en el teatro El Soho, al inicio de la representación de la obra de la periodista mexicana Lydia Cacho La Infamia” con un formato poco frecuente, teatro documental. La obra lleva recorriendo España desde hace dos años en su afán de denunciar lo que ocurre en México, más allá del narcoterrorismo, con la vomitiva lacra de los feminicidios y la violación de menores.

La periodista mexicana no se ha cansado (y tampoco amedrentado) de denunciar a mafiosos, políticos, empresarios multimillonarios que atacan, abusan, compran, violan y asesinan a mujeres y menores mexicanos. En el año 2005 decidió publicar su libro Los demonios del Edén: el poder detrás de la pornografía (Grijalbo, 2005). El núcleo central del libro tenía como foco la red internacional de pedofilia que el empresario hotelero Jean Succar Kuri dirigía desde Cancún para el disfrute de empresarios y políticos de todo el mundo. Tras su publicación, un grupo policial sicario, enviados por el gobernador de Puebla, Mario Marín, secuestró a la periodista bajo la acusación de “difamación” y, durante 24 horas, la pasearon por las carreteras de Cancún a Puebla, torturándola y amenazándola de muerte. 

Sacaron las pezuñas de la bestia intolerante que llevan dentro y prohibieron la representación porque, para ellos, la violencia de género no existe, es un invento de la “dictadura progresista”

La obra de teatro que denuncia aquellos angustiosos momentos es una adaptación del libro de Lydia Cacho Memorias de una infamia, ganadora del premio Harold Pinter Prize for international Writer of courage del Reino Unido. El guionista y director teatral José Martret (con la colaboración de la autora), decidieron que la puesta en escena sea un monólogo interpretado por la actriz Marta Nieto (¡soberbia interpretación!) y, para transmitir al auditorio todo el dolor, la angustia, el sufrimiento de su protagonista, acuden cámara en mano a proyectar los primeros planos en la pantalla al fondo del escenario; lo que aporta al guion y a la puesta en escena un desarrollo más propio del thriller cinematográfico pero que enriquece la obra teatral. Durante hora y media, la actriz, metida en la piel de Lydia Cacho, dispara un texto cargado de extrema violencia hacia su persona, pero que también reproduce el maltrato verbal, físico, sexual a mujeres y niños (bebés incluidos). Esa es la fuerza del teatro documental.

La obra, en su gira por España, ha recibido los parabienes de la crítica y del público, hasta que llegó a Toledo (ciudad que, como ninguna otra, representa el espíritu de tolerancia y convivencia de la España de las tres culturas, cristiana, judía y árabe) donde gobiernan PP y Vox. Estos últimos sacaron las pezuñas de la bestia intolerante que llevan dentro y prohibieron la representación porque, para ellos, la violencia de género no existe, es un invento de la “dictadura progresista”. Es la doble “Infamia” que ha sufrido la obra mexicana al llegar a Toledo.

Por esta interpretación, la actriz Marta Nieto ganó el prestigioso premio Max a la mejor actriz. Mientras su autora, la valiente periodista de investigación Lydia Cacho, vive exiliada en España desde 2019.

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Marcelo Noboa Fiallo es socio de infoLibre.

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