No nos merecen

Antonio García Gómez

“El gobierno de los jueces se salta el plazo legal para renovar el TC tras dos meses sin apenas actividad”.

Me refiero a los “ocho conjurados”, en esta ocasión, que atrincherados en el Consejo del órgano del Poder Judicial, panza arriba, Roma no pagará a traidores pero sí a sus más fieles, dilatan su decisión inaplazable tras cuatro años de prórroga injustificable para no renovar los cargos superiores en la Judicatura. Ellos saben qué y por qué lo hacen, al dictado de sus “amos y señores”.

Y aún en el día de hoy, superada la fecha dada por ellos mismo,  “aún no han decidido si propondrán nombres concretos al sector progresista del Poder Judicial”.

Porque, ya va para cuatro años, que tales tipos, muy togados ellos, se niegan y se negarán a facilitar la renovación, tal y como lo prescribe la ley, porque se niegan, en nombre de la derecha y extrema derecha de este país, a validar el triunfo soberano, popular y democrático de una nueva mayoría social y política.

Y por eso “pasan” de la democracia y de su cumplimiento, exactamente de la Ley y la Constitución, que dicen respetar, porque es, sencillamente mentira el voto de adhesión inquebrantable a la Ley Fundamental, porque sólo les vale la preeminencia de sus postulados, ideología propia mediante y cárguense  a cuantos dificulten, a su criterio, “el estado natural de las cosas”, por las buenas o por las malas. Y saben que denigran y degradan a la democracia y no les importa.

Y en un comportamiento literalmente indecente se niegan, argucias leguleyas por medio, a posibilitar la renovación de los altos cargos en la Judicatura. Y suponen un malísimo ejemplo para una ciudadanía “noqueada” por tanto descaro, tan impostura y, de paso, tanta impunidad.

Se niegan, en nombre de la derecha y extrema derecha de este país, a validar el triunfo soberano, popular y democrático de una nueva mayoría social y política

De modo y manera que siguen “columpiándose” en esa seguridad de la que alardean, “porque ellos son jueces o juezas”, en estado de gracia y cuasi inviolabilidad y, en consecuencia, ¿inatacables?, como para asegurar sus intenciones, de acuerdo con las fuerzas de la derecha y la ultraderecha que es la cuerda de transmisión del verdadero Poder, del poder del dinero y la riqueza. Porque todo vale, todo les vale, para negar a la izquierda, por negar, simplemente, el cumplimiento de la ley, cada vez que no les convenga, porque solo les cabe “su naturaleza” tirana, despechada contra todo y todos cuantos osen oponerse.

Favorecidos por un entreguismo que asusta de una ciudadanía que, probablemente, ya se da por “rendida y cautiva”.

A la espera de que, según presuponen, haya “un cambio” de gobierno, de prevalencia en las ideologías que lleguen a poder gobernar para que, entonces sí, se atengan a facilitar la renovación: “horcas claudinas”, y a tragar lo que nos indiquen… desde arriba, naturalmente.

Y aguantarán hasta que vuelvan “sus tornas”. Y habrá que repetirlo y repetirlo hasta que tomemos conciencia del peligro de su actitud, de su comportamiento, del ejercicio extraordinariamente partidista de sus responsabilidades. Por mucho que se enfunden de togas, puñetas y birretes.   

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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