Librepensadores

No son ellos los que acabarán con la barbarie

Zapatos encontrados en la sala Bataclán tras la tragedia

Mario Diego Rodríguez

Por segunda vez en diez meses, el horror ha golpeado París y ha conmocionado al conjunto de la población francesa. Apenas cicatrizadas, no curadas, las heridas del atentado contra Charlie Hebdo, los bárbaros han ensangrentado de nuevo las calles parisinas.

No cabe duda de que estos bárbaros, estableciendo como blanco para cometer su odiosa masacre una sala de conciertos, bares, restaurantes y estadio de fútbol, si hubieran podido, querían que los muertos se contasen por miles.

Este atentado es un acto odioso que pretende, más allá de las declaraciones que puedan hacer o no los que lo han reivindicado, acallar, doblegar, pisotear, todos aquellos que individual o colectivamente utilizan la libertad para expresar sus opiniones o defender sus reivindicaciones e intereses.

Los que emplean tales métodos no solamente son los enemigos de la libertad, también lo son de la población y de los trabajadores, de su libertad a expresarse y organizarse. Para estos terroristas la religión es únicamente un pretexto para tomar el poder e imponernos mediante el terror una dictadura a su imagen: dura y cruel.

Una dictadura en la que todos seremos sometidos a su voluntad; una dictadura en la que las mujeres serán esclavas; una dictadura con permiso de matar a todo aquel que no piense como ellos.

El terrorismo sea utilizado por quien sea tiene por único objetivo de arrasar toda opinión divergente arremetiendo, siempre y ante todo, contra los explotados que utilizan su libertad para acabar con su explotación.

El horror de los atentados de París contribuye a fortalecer aquellos a los que los autores de tales hechos pretenden combatir.

En Francia, el Estado francés instaura el estado de emergencia y establece con creces las medidas policiales.

Tanto en Francia como en España, los Estados, con voz temblorosa nos declaran que la patria está en peligro. Hacen llamamientos para que nos unamos y la defendamos.

Tanto en Francia como en España, la extrema derecha y derecha extrema, quieren que los Gobiernos cierren las mezquitas, que los musulmanes sean declarados personas non grata. Y, cómo no, claro está, quieren que los bombardeos se intensifiquen. Más aún, quieren enviar tropas a Oriente Medio, ya que todos ellos están de acuerdo para decir que estamos en guerra.

¡Pero si las grandes potencias ya llevan años saqueando, bombardeando regiones en todas partes del mundo! Y todo eso para qué si no para defender los intereses propios de sus multinacionales operando en esas regiones.

Debido a algunos canallas, los dirigentes políticos tanto en París como en Madrid quieren institucionalizar la represión única manera de defender la democracia. Quieren además que ese combate sea el de todos los demócratas.

Pero ¿estamos seguros que todos somos demócratas? ¿Qué el termino demócrata tiene la misma significación para todo el mundo?

¿Para los que votaron las leyes mordaza como para las víctimas de esas leyes? ¿Para los instaladores de concertinas como para los que las intentan saltar? ¿Para los que niegan el derecho a decidir como para los que lo reclaman?

No nos dejemos engañar, la emoción y la rabia legítimas, no deben conducirnos a pensar que nuestros intereses coinciden con los de los que dominan el mundo y sus representantes. Defender nuestros propios intereses de clase es la única manera de poner fin a esta barbarie.

Mario Diego Rodríguez es socio de infoLibre

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