Yo no estoy viendo el Mundial de Catar

Carlos Rodríguez Hernández

Hoy miércoles día 23 de noviembre, mientras nuestra selección española de fútbol juega su primer partido de este Mundial tan vergonzoso, me siento, cojo papel y lápiz, enciendo un cigarrillo y pongo de fondo música del maestro Pablo Milanés para llevar mejor este mal trago.

No realicé comentario alguno al artículo Yo sí veré el Mundial de Catar [publicado también en esta sección de Librepensadores] porque entendía merecía una exposición más detallada, desde el respeto a su punto de vista sobre el mismo. Procedo a responderle como he dicho con respeto y argumentación. 

Espero disfrute de su partido, pero esta Copa del Mundo de fútbol, ese estadio en el que se está jugando este partido, es un cementerio vergonzoso de obreros muertos explotados por el capitalismo más salvaje que podemos conocer

Yo no tengo "las manos manchadas de sangre, ni los ojos vendados". El deporte popular que usted menciona no tiene nada que ver con esta ignominia que se nos presenta. Los "argumentos explotados" a los que hace referencia, de las asociaciones de derechos humanos que según usted y de manera "hipócrita utilizan los medios de masas", para criticar este Mundial en Catar me parecen personalmente deleznables. Los 7.000 kilómetros que señala usted de distancia que separan España de Catar SÍ me influyen, por lo menos a mí, para no estar de acuerdo en sus políticas y formas de proceder, de esta dictadura repugnante. 

Usted prefiere, como señala, hablar de su entorno para poder "cambiar e influir decisiones", espero que se refiera por ejemplo a la señora Isabel Díaz Ayuso, para lo cual tendríamos algo en común. Y termina esa frase diciendo "a ningún pueblo le gusta que le digan desde fuera cómo hacer sus revoluciones". No tengo palabras para, con perdón, responder a tan semejante barbaridad.

Simplemente mostrarle unos datos para que pueda reflexionar sobre su argumentación.

Este Mundial ha evolucionado en condiciones insalubres para los trabajadores explotados, con beneficios de miles de millones para sus organizadores. Delitos de seguridad e higiene en el trabajo para todos ellos. Situaciones de vulnerabilidad y dependencia en sus contratos de trabajo. Sometimiento y servidumbre incompatibles con la dignidad humana. Persecución y discriminación de mujeres y homosexuales. Falta de derechos, sin libertad de expresión y asociación. Homofobia y machismo. Corrupción.

Creo que es más que suficiente lo descrito para no seguir perdiendo el tiempo con más argumentos en contra de esta barbarie venerada y televisada para todo el mundo.

Espero disfrute de su partido, pero esta Copa del Mundo de fútbol, ese estadio en el que se está jugando este partido, es un cementerio vergonzoso de obreros muertos explotados por el capitalismo más salvaje que podemos conocer.

Yo sigo aquí disfrutando al maestro Pablo Milanés, persona que tanto me aportó en mi vida y del que tanto deberían aprender algunos.

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Carlos Rodríguez Hernández es socio de infoLibre.

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