Populistas... ¿Y quién no?

José Ramón Berné

Oigo con mucha frecuencia, en las tertulias políticas de muchos medios, mencionar al populismo e, inmediatamente, hacer referencia a la extrema derecha. Olvidando lo que, históricamente, ha podido significar la palabra populismo, centrándonos en el significado que hoy se le da, al menos en España, a este apelativo y sin negar que la extrema derecha, efectivamente, es el mejor ejemplo que podíamos poner sobre el particular, me gustaría insistir en que no es solo la extrema derecha la que practica esta tendencia.

¿A qué llamamos populismo o populista en España? Supongo que estaremos de acuerdo en que con este término nos referimos a aquellas prácticas que se llevan a cabo para intentar congraciarse con el electorado, aprovechándose de su descontento, pretendiendo impulsar o, al menos, defender políticas difícilmente aplicables en nuestro actual entorno geográfico y social o que son, simplemente, inmorales, racistas o xenófobas. En definitiva, el populismo consiste en aprovecharse de las crisis, del tipo que sean, que generan en la sociedad un malestar, más o menos grande, para vender la idea, apoyándose generalmente en postulados demagógicos, de que sus propuestas son las únicas que van en la dirección de defender los intereses del pueblo, insistiendo, además, en las maldades del sistema político imperante.

Si admitimos como populismo la descripción del párrafo anterior, estaremos de acuerdo, entonces, en que no solo se puede aplicar dicho término a la extrema derecha española. Resultaría arduo mencionar aquí a todos los partidos o movimientos políticos que han nacido en España, desde la transición, sobre todo a partir de la crisis sufrida entre 2008 y 2015, impulsados por el disgusto de parte de la ciudadanía española, pretendiéndola enfrentar con otra parte de la ciudadanía a la que se responsabiliza de los motivos que han llevado al enfado de la primera.

Haría, pues, un llamamiento a utilizar la palabra populismo, no sé si decir más ampliamente o más justamente

Haría, pues, un llamamiento a utilizar la palabra populismo, no sé si decir más ampliamente o más justamente. Si, como dice la RAE, populismo, en su segunda acepción, es la tendencia política que pretende atraerse a las clases populares, ¿a qué partido político no le podemos aplicar dicho vocablo?

La extrema derecha puede y debe ser criticada por sus planteamientos racistas, xenófobos, machistas, retrógrados, fascistas…, pero decir que algunos planteamientos políticos, tanto del gobierno actual, como, en ocasiones, de la oposición mayoritaria, allí donde gobierna, facilita el crecimiento del populismo, refiriéndose a la extrema derecha, únicamente, me parece que no se corresponde con la realidad.

Y el que esté libre de pecado…

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José Ramón Berné es socio de infoLibre

Oigo con mucha frecuencia, en las tertulias políticas de muchos medios, mencionar al populismo e, inmediatamente, hacer referencia a la extrema derecha. Olvidando lo que, históricamente, ha podido significar la palabra populismo, centrándonos en el significado que hoy se le da, al menos en España, a este apelativo y sin negar que la extrema derecha, efectivamente, es el mejor ejemplo que podíamos poner sobre el particular, me gustaría insistir en que no es solo la extrema derecha la que practica esta tendencia.

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