LIBREPENSADORES

La resignificación de Cuelgamuros, una desdicha

Felipe Domingo Casas

El mes de marzo terminó complicado para Europa, buscando su autonomía en defensa y seguridad, encizañada por Trump, pero comenzando abril el propio Trump ha doblado la apuesta a toda la comunidad internacional con el desafío de su su guerra comercial con los aranceles.

Para suerte de Sánchez y del Gobierno, se les han desdibujado otros “problemillas”, como el aumento del gasto en defensa y seguridad, la presentación o no de los presupuestos generales del Estado o la distribución de los niños migrantes no acompañados que permanecen en Canarias. Si el Gobierno no da pasos gigantescos en el problema de la vivienda, puede ser su ruina política y no creo que Isabel Rodríguez tenga la valentía necesaria. 

Hace unos días amanecimos con la noticia de que el Gobierno había llegado a un acuerdo con el Vaticano para la resignificación del mausoleo de Cuelgamuros, en la terminología franquista Valle de los Caídos. Mausoleo que fue construido con la sangre de los vencidos, y levantado a mayor honra y gloria del propio dictador y de las víctimas que combatieron en su bando por la victoria, fue inaugurado precisamente el 1º de abril de 1959 para conmemorarla. ¿Tiene algo que ver el contexto interno y también internacional para que se haya hecho público el acuerdo? Indudablemente, por mucho que se nos diga que llevaba meses negociándose.

Cuando el Gobierno negocia por propia iniciativa (“se trata de una iniciativa del Gobierno”, el arzobispo de Madrid, Jesús Cobo, ha dicho) un asunto de importancia, y este lo es, y se firma, a continuación hay que valorar y opinar sobre el resultado. Y el resultado es pobre y decepcionante. 

Franco concibió el Valle de los Caídos como una obra monumental que conmemorara su victoria en la guerra civil, que respondiera al ideario del nacionalcatolicismo por el apoyo y respaldo que recibió de la jerarquía episcopal. Se construyó con los siguientes elementos: una basílica católica impresionante, una abadía de monjes que tuviera a su cargo el culto, con una hospedería que les ayudara a su sustento, el enterramiento en las fosas de los caídos por Dios y por España y algunos republicanos, sin conocimiento de sus familias, y una cruz exterior de 150 mts de altura que proyectara todo el conjunto arquitectónico y fuera visible en muchos kilómetros a la redonda. En definitiva, un monumento a la cristiandad, un canto y una expresión grandiosa del nacionalcatolicismo 

El acuerdo entre el Gobierno y el Vaticano difiere sustancialmente de las intenciones del Gobierno y acepta la voluntad y los deseos de la jerarquía católica española

Las intenciones de este Gobierno, con la aplicación de la Ley de Memoria democrática de 2022, contemplaba: la desacralización de la basílica, la expulsión de la orden benedictina, el análisis de los restos y su entrega a las familias y la demolición de la cruz. El acuerdo entre el Gobierno y el Vaticano difiere sustancialmente de las intenciones del Gobierno y acepta la voluntad y los deseos de la jerarquía católica española.

Se mantiene la sacralización de la basílica, aunque el culto se reduce al altar y la bancada, muy amplia. La resignificación histórica, artística, se hará fuera de la actual basílica, en la explanada. Al no expulsarse a los benedictinos, el culto y los ritos religiosos quedan, como hasta ahora, a su cargo. La orden benedictina fue escogida por Franco como la más coincidente con su régimen dictatorial. Desde el primer abad, Justo Pérez de Urbel, el cual , antes de ser monje fue consejero del Movimiento, consejero de Falange (llevaba el yugo y las flechas bordados en su hábito de monje) y Procurador en Cortes, hasta Santiago Cantera, todos han contribuido a mantener el espíritu nacional católico. Que en estos tiempos una docena de monjes se ocupen de mantener los ritos católicos y de administrar y servirse de una hospedería, que esos espacios no puedan utilizarse civilmente, es una concesión que no es lógica ni razonable. La orden benedictina tiene monasterios, como Silos o Solesmes, para recoger a esta docena de benedictinos que permanecen en Cuelgamuros. Su lema “ora et labora” no ha servido a la orden para transformar por el estudio y el trabajo su ideología nacionalcatólica. Además, no están exentos de algunas denuncias de abusos con los niños del coro.

Quien mejor ha expresado los términos del acuerdo y las cesiones que ha hecho el Gobierno al lobby católico ha sido la archidiócesis de Madrid. “Lo que hemos hecho nosotros –dice el arzobispo Jesús Cobo– es defender los espacios religiosos que había en el proyecto que ellos tienen”. "De esta forma, la Comunidad benedictina, la hospedería de los peregrinos, la liturgia y el canto seguirán siendo un refugio de oración, de reconciliación, de acogida, de escucha, de paz y de espiritualidad”. Yo me imagino, ante estas palabras repetidas una y otra vez en sus negociaciones, al ministro de Justicia, Félix Bolaños, petrificado y sin poder de reacción. El mausoleo de Cuelgamuros se construyó con el dinero del Estado y con el sudor y la sangre de los presos y represaliados por Franco. Mutatis mutandis, es la misma historia que ocurre con la mezquita de Córdoba y los miles y miles de edificios inmatriculados que la jerarquía católica ha hecho suyos, convirtiéndose en el gran poder que ostenta. No ha movido un dedo para autofinanciarse, el clero recibe su sueldo del Estado y ahora llega la declaración de la renta y a la iglesia van cientos de millones de los que señalan la X. Y todos estos privilegios, su mantenimiento o su incremento los han recibido de los gobiernos socialistas. 

Está próxima la Semana Santa y las familias, los jóvenes y los mayores llevan semanas haciendo planes para disfrutar de estos días de vacaciones. Tenemos en español un refrán popular, apropiado para la ocasión, mal terminado. Me refiero al “nunca es tarde si la dicha es buena”. La dicha (la felicidad, el placer, la suerte) , por definición, por significado, siempre es buena, lo que hace falta es que llegue. “Nunca es tarde si la dicha llega”. O sea, que se cumplan nuestros deseos e ilusiones: que no llueva en estos días, que el coche no se averíe, porque no encontraremos una grúa o un taller abierto, que al tren no se le rompa la catenaria y nos deje en medio del campo, a la intemperie, que no haya huelga en los aeropuertos y nos quedemos en tierra. Si alguna de esas cosas ocurre, la esperanza de esa dicha, al no llegar, se convierte en desdicha. Esto pasará con Cuelgamuros.

El debate en el que el Gobierno tenía que haber puesto todo su argumentario laico es en la demolición de la cruz de Cuelgamuros

El debate en el que el Gobierno tenía que haber puesto todo su argumentario laico es en la demolición de la cruz de Cuelgamuros. Y parece lo contrario. Se le dará un ambiente moderno, como un espectáculo de luces y sonido, al estilo de la fuentes de la Granja cuando se ponen en funcionamiento.

Mientras la mayoría de los españoles se trasladan de un sitio a otro, la iglesia católica y romana celebra en todos los templos la Semana Santa concentrando en esta semana los últimos días de Jesús de Nazaret. El rito del viernes se caracteriza por la exaltación de la cruz. Se pasea solemnemente por los templos el Lignum crucis ( la madera) mientras se invita a los fieles a adorarla. La cruz es el símbolo por excelencia de la creencia cristiana, la cual portan los obispos bien visible. No hay un símbolo industrial, comercial, representativo de cualquier institución pública o privada, laica o, incluso religiosa que tenga un origen más dañino y siniestro como la cruz. 

La condena a la muerte en la cruz de los reos de delitos fue antes, pero sobre todo en el imperio romano, el método de tortura más cruel de los que se aplicaban a los condenados. Cicerón consideró la crucifixión como el castigo “más cruel y aterrador”. De las tres formas más brutales de ejecutar a alguien en la antigüedad ( la cremación, la decapitación y la crucifixión), se consideraba a la crucifixión la peor, dice Louise Cillers, investigadora de la Universidad del Estado Libre en Sudáfrica. “Era una combinación de crueldad absoluta y de espectáculo (se les exponía en la plaza pública) para infundir el mayor terror posible en la población”, indica Diego Pérez Gondor, profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra.

Estos datos históricos tenían que servir a la Iglesia y también al Gobierno para demoler la cruz de Cuelgamuros. Las Iglesias cristianas y, sobre todo la católica, han elegido la cruz como la bandera más limpia de la redención que nos trajo el crucificado, Jesús el Nazareno, cuando está manchada de sangre y sufrimiento. El sufrimiento, entendido como lo hace la religión, no nos redime. La invitación que la iglesia hace el viernes para adorar la cruz solo invita a soportar el sufrimiento en sus más variadas formas en este “valle de lágrimas”.Como la Iglesia no va a desterrar este símbolo milenario ya, pero no de los primeros siglos del cristianismo, que era el pez, corresponde a un gobierno laico y a aquellos que se oponen a la demolición de la gran cruz de Cuelgamuros que no ofrezcan motivos insostenibles e irracionales.

Desde el domingo de Ramos hasta el domingo de Pascua, las cofradías pasearán a cristos triunfantes, dolientes, con coronas de espinas, esculpidos por Juan de Juni, Martínez Montañés, Gregorio Fernández, por las calles de toda la geografía española, y a vírgenes lacrimosas en las procesiones que “convierten a España en un país católico por el que no ha pasado el cristianismo”, dijeron Gabriel Alomar y Eugenio Noel. Es únicamente el catolicismo entendido como cultura turística, que tan bien nos viene. En Madrid, el Vía Crucis, que en años pasados se celebraba en el interior de la catedral de la Almudena, este año las cofradías, con el visto bueno de Jesús Cobo, lo sacarán a la calle. Todo dolor, sufrimiento y muerte. Solo el domingo de Pascua, en algún pueblo medio perdido, remoto, vaciado, se celebrará una procesión donde se encontrarán el cristo resucitado con su madre sonriente. “Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”, dice Mateo. En el siglo XXI, con tantos avances en las comunicaciones, alguien de buen corazón nos podría enviar un sms o un correo de la felicidad que gozan. Seguimos esperando.

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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.

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