La tarde que murió Manolete
Manolete llevaba la muerte escrita en la cara aquella tarde del verano del cuarenta y siete. La posguerra necesitaba héroes que mitigaran sus miserias. Cien años después de su muerte, este país sigue arrastrando sus miserias de posguerra, con falsos héroes que proclaman consignas salvadoras de la patria.
“Somos la voz de aquellos que tuvieron padres en el bando nacional”. Esto es fascismo, sin ambages ni circunloquios.
Todo se consume acompañado de la ensalada y la tortilla de patatas. El filete de ternera o solomillo para las clases más pudientes. Las cartillas de racionamiento no traen nombre y apellidos en este país. Solo hambre
Cien años después del miedo a la muerte, de la muerte, del hambre, de las cartillas de racionamiento. Cien años después. Perpetuándose junto al legado de la España rancia, alzan su voz estos trileros de la política, en busca de losers para colocarles un producto caduco, engolillado y obsoleto. Producto que más de medio millón de españolitos compraron en su momento. La derecha de ultramar se agazapa, se coloca al pairo y observa la tormenta que tiñe el horizonte. Se aproximan elecciones.
El lenguaje y su mensaje, el que manejan estos tipos, no va más allá de la mentira. La escuela americana y brasileña marca la línea básica de su discurso, tan pobre y miserable como sus representantes. Lo paradójico, a pesar de que algunos analistas hablan de su declive, es que los prendas suman en lugar de restar. Sus acólitos compran el mensaje y lo difunden a cara de perro armados con sus smartphones. No hay cuartel.
Cien años después, el mundo no se inmuta de los titulares ni de las imágenes que lo acompañan en los telediarios. Asaltos a la soberanía popular, a la democracia o a la paz. Todo se consume acompañado de la ensalada y la tortilla de patatas. El filete de ternera o solomillo para las clases más pudientes. Las cartillas de racionamiento no traen nombre y apellidos en este país. Solo hambre.
La derecha de ultramar, agazapada, trama cómo volver a matar a Manolete.
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Pako Marti es socio de infoLibre.
