A vueltas con el asteroide

Pedro Jiménez Hervás

Resulta enternecedor comprobar el interés del ser humano por perpetuarse como especie en el planeta Tierra. Unas veces enviamos un vehículo explorador, el famoso rover Curiosity, de la NASA, para que recabe datos y compruebe si se dan las condiciones necesarias para albergar vida en Marte. Otras veces lanzamos al espacio cohetes de todo tipo tripulados por intrépidos o aguerridas astronautas para que calculen cómo podríamos desenvolvernos las personas en aquellos parajes recónditos. Incluso hay quien dice que un 20 de julio de 1969 enviamos a la Luna a unos cuantos tripulantes que no dudaron en pisar su superficie, recoger muestras del suelo y regresar sanos y salvos a casa.

El último éxito de la especie humana ha sido el desvío de la órbita de un asteroide situado a unos 11 millones de kilómetros de la Tierra. Con este ensayo hemos ganado una experiencia valiosísima en el caso de que algún día se produzca una amenaza de impacto contra nuestro mundo de estos cuerpos rocosos que pululan alrededor del sol o los planetas. Conclusión: las personas, con tal de mantenernos con vida, somos capaces de las más impresionantes gestas intergalácticas. Sin embargo, nuestra actividad cotidiana nos dice que si algo nos caracteriza es la capacidad intrínseca de aniquilarnos. De hacernos daño.

Vamos con tres ejemplos nimios. Solo tres. Dos militantes ecologistas han arrojado sopa de tomate sobre el cuadro Los girasoles de Van Gogh, en la National Gallery de Londres. Las dos mujeres pertenecen a la organización JustStopOil, que lucha contra la producción de combustibles fósiles como el petróleo y el gas. Las jóvenes han intentado dañar la belleza, pero solo han conseguido poner en entredicho su causa, por lo general bienintencionada.

Nuestra actividad cotidiana nos dice que si algo nos caracteriza es la capacidad intrínseca de aniquilarnos. De hacernos daño

El 12 de octubre, día de la fiesta nacional, algunos/as intolerantes volvieron a abuchear al presidente del Gobierno, excluyendo así a los compatriotas que no forman parte de la esencia que desprende esa bandera que solo pretenden que sea de ellos. Los aspavientos e insultos podrían tener una explicación si no fuera una moda, un pasatiempo consistente en perjudicar a un contrincante político que no piensa como ellos deciden que hay que pensar. Y punto. 

La laguna de Santa Olalla, el hábitat natural con agua permanente más importante del Parque Nacional de Doñana, se ha secado por completo. La falta de lluvias y la sobreexplotación del acuífero son las causas de este desastre natural que está convirtiendo la Reserva de la Biosfera única en Europa en un territorio sin vida, sin aves, sin futuro. Esta es otra de las cualidades del ser humano: su capacidad depredadora. Por eso buscamos en otras galaxias. Nunca se sabe cuándo nos van a hacer falta nuevos paisajes para exprimirlos. Con sus fronteras, sus vallas metálicas con alambradas, sus conflictos para satisfacer el negocio de la guerra, su fiesta nacional y hasta con algún que otro museo para confirmar la sensibilidad de una especie que nunca aprende.

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Pedro Jiménez Hervás es socio de infoLibre.

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