Netflix ofrece la serie de ocho episodios, La casa Guinness, una producción magnífica con una historia interesante, obra de una personalidad de la industria audiovisual menos famosa de lo que merece.
Se trata de Steven Knight, autor de Peaky Blinders, del guion de la memorable película Promesas del Este y nada menos que uno de los creadores de ¿Quiere ser millonario?, entre otros hitos.
La quintaesencia de Irlanda
En este proyecto, se basa en la historia real de la familia dueña de la cerveza Guinness, la marca irlandesa más icónica. Cuando yo era adolescente, en mi casa tocó una quiniela ni pequeña ni estratosférica y mis padres pudieron pagarme un verano en Irlanda estudiando inglés.
El padre de la familia que me alojaba era un jubilado de la Guinness que fumaba los cigarros del tirón, sin sacudir la ceniza, mientras gritaba contra la reina de Inglaterra cuando salía por la televisión del salón en su pequeño adosado de ladrillo oscuro. Yo no daba crédito a haber tenido la suerte de disfrutar de la familia que mejor resumía el país.
La cerveza de las esencias
La conflictiva relación con Reino Unido es una de las claves de la serie como lo era en mi casa. Qué decir de esa vinculación con la cerveza negra y densa característica de la destilería nacional. Steven Knight, además, fundó en su momento su propia empresa cervecera con dos hermanos y una hermana, como los personajes de la serie. Ya la ha vendido porque afirma que toda la gente del sector está loca.
Fue documentándose sobre las cerveceras cuando dio con la familia Guinness. Knight ya ha hecho series con trasfondo histórico, como la propia Peaky Blinders, inspirada en una familia de gánsteres real que extendió su actividad en Birmingham.
Buscar inspiración en el pasado
El autor contaba a Town&country que el pasado da mucho más juego que el presente en ficción. En el ayer se acumulan los hechos con los que jugar. Explicaba que rebuscar en el pasado es como entrar en una tienda de viejo de segunda mano, llena de sorpresas. El presente en cambio es como ir a Ikea, en su metáfora.
Knight se ha hecho experto en la mentalidad de los Guinness y solo le quedaba elegir el momento en el que comenzar su historia. Lo hace con una peculiar herencia, la que deja Sir Benjamin Guinness, en el 1852, en la que obliga a su primogénito y al tercer hijo a codirigir el negocio juntos.
Una herencia envenenada
En la serie los cuatro hermanos comienzan insatisfechos, dos desheredados, dos obligados a una relación laboral forzada. La temporada cuenta como se amoldan a la situación, hacen crecer la empresa, fomentan la filantropía y se meten en líos personales.
La política de esta mitad del siglo XIX forma parte importante de la historia. La familia protagonista es conservadora y unionista, mientras se expande el movimiento de los fenianos, independentistas irlandeses con protagonismo en la acción.
Críticas airadas en Irlanda
Así se compone una trama que recorre la temporada y que ha contribuido al disgusto de la crítica irlandesa a la serie. Así como británicos y estadounidenses, entre otros, han mostrados su aprobación al título, este trabajo ha irritado en Irlanda, según recoge The Guardian. El diario británico mantiene que la crítica irlandesa odia el diálogo, el vestuario e incluso la iluminación.
Quien no se crispe con los errores al captar las sutilezas del Dublín de los años retratados, encontrará un entretenido drama familiar y de costumbrismo de millonarios. Las vidas sentimentales de los protagonistas también se entrelazan con el común denominador de la represión de los sentimientos de cara a la sociedad.
Buenas interpretaciones
El jovencísimo Louis Partridge, recientemente visto en Disclaimer, encarna a Edward, el hermano que se convierte en cabeza de familia. Su interpretación va comprendiéndose mejor a medida que se desarrolla el personaje.
Estupenda está en el reparto la actriz Emily Fairn como única hermana y muy atractivo James Norton como capataz de la familia que cumple demasiados cometidos a la vez. El primo bastardo que ayuda a prosperar a la marca como comercial en Estados Unidos está interpretado por Jack Gleeson. Este actor tuvo uno de los personajes más estigmatizadores de las últimas décadas. Fue el odioso rey Joffrey en Juego de Tronos. Es un alivio ver que se va librando del monstruo.
La realidad se mezcla con la invención
Sobre la verosimilitud de la serie, da para escarbar un poco en internet, pero como norma, Knight afirma que cuando más estrafalario es un hecho más posible es que sea real. Se ha documentado con Ivana Lowell Guinness, a la que atribuye “la frivolidad y melancolía característica de la saga”.
Knight se vio atraído por el patrón de temeridad y desorden que detectó en las distintas generaciones de la dinastía y que le abría grandes posibilidades dramáticas. “Trataban de convertirse en aristócratas”, afirma, “pero gravitaban en torno a artistas, escritores, pintores, rebeldes, políticos rivales”.
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Edward se convirtió en los años que reflejan los ocho episodios en el hombre más rico de Irlanda. Parte de su fortuna le llevó a ser un destacado filántropo, alentado y guiado casi siempre por las mujeres de la familia.
“Conscientes de su propia absurdidad”
Knight opina de los Guinness que “son conscientes de su propia absurdidad, que es probablemente lo más importante para cualquiera”. No es “Tengo todo este dinero, así que es la prueba categórica de que soy mejor que nadie”, es más como “Tengo todo este dinero, ¿Qué voy a hacer con él?” Encuentro esa sensibilidad muy interesante”.
Y parte de lo mejor de la serie está en la mezcla entre riqueza, manipulación política y conciencia social incipiente. No está confirmada una segunda temporada, pero el argumento y lo logrado de esta primera entrega son los mejores indicios de que volverá. Habrá que brindar por ello.
Netflix ofrece la serie de ocho episodios, La casa Guinness, una producción magnífica con una historia interesante, obra de una personalidad de la industria audiovisual menos famosa de lo que merece.