El corto, la joya escondida del cine español que apenas traspasa el circuito de los festivales

Decir que el cortometraje es el hermano pequeño del largo es un cliché que mira solo a la duración y se olvida de multitud de otras varias variopintas variantes. Reduccionismos métricos aparte, la realidad es que a pesar del gran talento y del éxito internacional que han conseguido nuestros cineastas con sus cortometrajes, el género cuenta con una financiación y promoción muy inferior a los largometrajes. No ya como hermano pequeño, sino casi diríase como hijo bastardo y olvidado, a pesar de que no es cine menor ni menos importante.

Sí es verdad que, por esa falta de financiación y promoción, el corto queda relegado en un mundo en el que el dinero siempre parece estar por encima de cualquier otra consideración. Y por eso mismo, a pesar del interés de realizadores y espectadores, también tiene menores ventanas de exhibición, lo cual lleva a un arrinconamiento y una invisibilización en la que, de alguna manera, el sistema obliga al cortometraje a construir su propia prisión.

Porque cortos se hacen muchos y muy diversos pero, ¿dónde pueden verse? Esa es la pregunta del millón en un ecosistema audiovisual en el que se pelean por la atención cada vez más inconsistente y fugaz de los que estamos en este otro lado de la pantalla plataformas, televisiones, salas de cine y redes sociales. Y festivales, imprescindibles en el caso que nos ocupa, pues son casi siempre el inicio de la vida pública de los cortos, siempre relegados a pesar de que "cuando vas a cualquier festival de cortos ves que están todas las salas llenas, desde las ciudades más grandes a los pueblos más pequeños".

Es Mario Madueño, presidente de la Asociación de la Industria del Cortometraje (AIC), quien explica a infoLibre dos reivindicaciones básicas del sector del corto: la creación de un organismo oficial que centralice y coordine todos los asuntos referidos a este formato y la inversión anual de televisiones y plataformas de al menos un 1% destinado a la compra de derechos de cortometrajes sobre proyecto. 

"Las plataformas no lo tienen claro por un tema de promoción. Las televisiones tampoco y, aunque tienen que hacer por ley una inversión anual, lógicamente optimizan su dinero porque esto es un negocio. Como el corto no es tan rentable al estar la exhibición más limitada, nadie lo atiende. Es un formato muy agradecido, pero nadie va al cine para ver un solo corto porque no tiene sentido y, encima, no tiene los presupuestos de promoción que se requieren", plantea.

Más allá de los festivales especializados, los cortos no cuentan con la atención suficiente en salas, televisiones y plataformas. De estas últimas destaca la labor de Movistar+, pues es la única que compra cortometrajes sobre proyecto, que es "lo más interesante porque es una plataforma arriesgando el dinero con el productor, no comprándolo hecho", destaca Madueño.

Igual opina Iván Miñambres, director de la productora UniKo, premiado tan recientemente como en la última edición de los Goya en la categoría de Mejor Corto de Animación por Loop -y también por Unicorn wars como Mejor Película de Animación-: "Movistar+ es la única plataforma a nivel estatal que actualmente compra cortometrajes para exhibición en su catálogo de manera habitual. Tienen una compra de x proyectos anual y es el único oasis para poder financiar un cortometraje hoy en día en España".

"Plataformas como Filmin o televisiones como ETB u otras autonómicas también compran cortometrajes, pero una vez realizados, por lo que lo hacen por un valor mucho menor y te pagan por visionado", detalla, diferenciando así entre el apoyo financiero desde el inicio del proyecto (que incluye, lógicamente, los derechos de exhibición) o quien se suma después.

Otras plataformas como Netflix también tienen algunos cortometrajes, pero es ahí donde encontramos la problemática de la visibilidad, pues no suelen aparecer destacados casi nunca, tal y como señala Madueño con un curioso ejemplo: "Netflix tiene un vídeo que se llama Chimenea, y que te enseña dos troncos quemándose. Así puedes poner eso en la tele, como si tuvieras una chimenea delante. ¿Pero quién se entera de eso? Al final, las plataformas promocionan en sus partes más altas del catálogo lo que en ese momento les interesa o creen que les va a funcionar mejor, por lo que llegar hasta los cortos es más complicado".

Al mismo tiempo, tratan de hacerse con su espacio plataformas todavía muy minoritarias y especializadas en cortometrajes como TVCortos, Veo Cortos o Feel Makers. Incluso hay quien añade también YouTube o Vimeo, aunque eso es diferente porque son gratuitas. "La cuestión es que rentabilizar a día de hoy una plataforma exclusiva de cortometrajes es muy complicado porque no hay un público potencial tan amplio. Pero dentro de las plataformas que hay sí que se podría programar y a la gente le podría interesar si estuviera razonablemente bien promocionado. No debería ser descabellado", reflexiona Madueño.

Y es que el talón de Aquiles del cortometraje es precisamente la exhibición, a pesar de ser un formato perfecto en este mundo presente en el que cada día vivimos a mayor velocidad y los más jóvenes cada vez consumen contenidos de menos duración. "Hay una yuxtaposición entre ese consumo por parte de la gente de contenidos cada vez más cortos y la negativa de los exhibidores cinematográficos y las plataformas para integrar de manera habitual esos contenidos", lamenta Miñambres, antes de abrir otra posible vía: "Deberíamos recuperar en las salas la antigua costumbre de poder proyectar un corto antes de un largometraje".

PONTE LA CHAPA: EL CORTO ES CINE

Lo que es invisible no existe a los ojos del gran público. Por eso, con motivo de la celebración de los Goya el pasado fin de semana la Asociación de la Industria del Cortometraje (AIC), la Plataforma de Nuevos Realizadores (PNR) y la Coordinadora de cortometraje Español pusieron en marcha la campaña Ponte la chapa: El corto es cine, con la que repartieron chapas en defensa del cortometraje entre todos los asistentes a la gala. Además, para conseguir los objetivos de crear un organismo oficial y la inversión anual de al menos un 1% por parte de plataformas y televisiones, se está recogiendo firmas de apoyo en una web (disponible aquí).

"Todas las CCAA están apostando por la producción, promoción y exhibición de cortometrajes, por lo que estaría bien una agencia nacional que coordinara todo eso. Ya que el corto es algo excepcional dentro del cine, hagamos algo diferente para protegerlo y para mejorarlo y empujar todos a una", plantea Madueño. Para apuntalar su petición de financiación, defienden que al igual que la Ley General de Comunicación Audiovisual (LGCA) exige que parte del dinero anual se invierta en cine español, en contenidos en lenguas cooficiales o en productos dirigidos por mujeres, también se debería apostar por el corto, por ser justamente el formato donde han iniciado sus carreras todos los profesionales de nuestro cine que a día de hoy triunfan internacionalmente.

Cineastas como Borja Cobeaga, Juan Carlos Fresnadillo, Javier Fesser, Esteban Crespo, Juanjo Giménez, Javier Recio, Rodrigo Sorogoyen o Nacho Vigalondo, son ampliamente reconocidos actualmente, pero antes de sus nominaciones a los Premios Oscar por sus cortometrajes de éxito, muy pocos conocían su talento. Aquellas obras fueron imprescindibles para sus carreras y con esta ayuda que se solicita dentro de la industria, se pretende que más cineastas puedan optar a ello.

Además, se da la circunstancia de que otros grandes nombres de nuestro cine como Pedro Almodóvar, Isabel Coixet, Carla Simón o el difunto Carlos Saura también tienen en común haber regresado en los últimos años a este formato y haber presentado sus cortometrajes en festivales internacionales de la talla de Venecia, Berlín o San Sebastián.

Yo entiende que el algoritmo de una plataforma diga que una serie de siete temporadas es lo que fideliza a un espectador, pero no tiene que ser una cosa o la otra. Puede haber también piezas sueltas de diez minutos

"Vamos a intentar potenciar ese talento que tenemos aunque no tenga el retorno económico que a día de hoy se le exige a la cultura, que no es lo primero que debiera ponerse en la balanza, ni mucho menos. El talento está ahí, pero por desgracia, a día de hoy, la cultura que no es rentable no tiene tanta atención", indica Madueño, recordando de paso la dimensión internacional de los cineastas españoles que realizan cortos, encabezados por Alberto Mielgo, ganador el pasado año del Oscar a Mejor Cortometraje de Animación con El limpiaparabrisas, o Juanjo Giménez Peña, premiado con la Palma de Oro en Cannes al Mejor Cortometraje por Timecode.

"Es un poco chocante que en el mundo de TikTok y de YouTube el cortometraje esté donde está. Pero no es algo solo de España, sucede en todo el mundo", lamenta Madueño, mientras Miñambres agrega: "Sé que se están haciendo grandes esfuerzos desde el ámbito institucional del ICAA para poder aumentar la partida para cortometrajes, y creo que también es un reto para construir una industria del corto poder tener mayor financiación. Si los exhibidores, bien salas, plataformas o televisiones, se dan cuenta de que este formato corto es lo que la gente consume en su día a día, podremos avanzar más rápido y construir una industria real del cortometraje".

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Tras su premiado paso por multitud de festivales, Loop, el corto de animación producido por Miñambres y premiado el sábado en los Goya, puede verse actualmente en Movistar y Filmin y abierto en YouTube. Así lo explica de primerísima mano el productor: "Después de un año cumplían los derechos con ambas plataformas y quisimos dejarlo en abierto. Cuando firmas por una plataforma lo haces por uno o dos años, y nosotros una vez que hemos cumplido estas condiciones contractuales creímos que era la forma de tener más relevancia porque, además, somos creyentes de que el cine es un elemento de transformación social que aparte de entretenimiento puede ser un arma cultural para transformar a los espectadores".

"Después de ese recorrido, la vida entre comillas comercial del cortometraje ya se había acabado y quisimos devolver todo ese cariño del público poniéndolo en abierto", asegura Miñambres, quien además cuenta que a raíz del Goya les han pedido el corto en varios cines independientes para retomar esa "costumbre de poner el corto antes de un largo". "Ojalá tener esta notoriedad de los premios, se pueda al menos en unos pocos cines recuperar esta costumbre, porque hace falta visibilidad para construir una industria del corto", insiste.

Y termina Madueño con una reflexión de fondo que también perjudica a los cortometrajes: "Yo entiende que el algoritmo de una plataforma diga que una serie de siete temporadas es lo que fideliza a un espectador, pero no tiene que ser una cosa o la otra. Puede haber también piezas sueltas de diez minutos. Yo confío en que sea una cuestión de tiempo que alguien se lance, que vea que es viable y descubra una manera de monetizarlo, porque eso es lo que está por encima, como es normal. A ver cómo podemos hacerles dudar para que arriesguen".

Decir que el cortometraje es el hermano pequeño del largo es un cliché que mira solo a la duración y se olvida de multitud de otras varias variopintas variantes. Reduccionismos métricos aparte, la realidad es que a pesar del gran talento y del éxito internacional que han conseguido nuestros cineastas con sus cortometrajes, el género cuenta con una financiación y promoción muy inferior a los largometrajes. No ya como hermano pequeño, sino casi diríase como hijo bastardo y olvidado, a pesar de que no es cine menor ni menos importante.

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