Mi primer festival: otro cine infantil es posible, existe y puede verse en Madrid y Barcelona
Aunque en ocasiones no lo parezca y haya que rascar para encontrarlo debajo de la imponente mercadotecnia, hay multitud de películas infantiles diferentes a las que copan las marquesinas de las salas y las portadas de las plataformas de streaming. Un cine que no tiene necesariamente en la comercialidad su razón de ser, y que apuesta por poner a disposición de los más pequeños contenidos de calidad y de valor artístico y pedagógico. El cine como herramienta educativa y vehículo cultural, como una forma de ver la vida en sí misma.
Acercar este tipo de films a los más pequeños es el intrínseco leitmotiv de Mi primer festival de cine, que desde el 5 hasta el 20 de noviembre celebra su decimoquinta edición en salas de Madrid y Barcelona en un puente aéreo de celuloide con más de un centenar de películas programadas. Largometrajes y cortometrajes que llegarán también, en sesiones puntuales 'de gira', a otras localidades satélites como Vitoria, Soria, Majadahonda, L'Hospitalet de Llobregat o Figueras.
"El cine es un vehículo de transmisión de contenidos y valores, y ahí está nuestra misión de programar siguiendo unos criterios, como por ejemplo la perspectiva de género. Además, más del 50% de nuestra programación está dirigida por mujeres, y nos fijamos mucho en el protagonismo que tienen los niños y las niñas en las películas, así como en todo lo que es la diversidad cultural", explica a infoLibre Mireia Manén, codirectora del festival, quien añade: "Damos mucha importancia a qué estamos transmitiendo. El cine no es una herramienta neutra, como nada lo es en la cultura, y nos gusta ampliar el horizonte y la mirada a través de él".
Una experiencia cinematográfica única, en definitiva, para disfrutar en familia de un auténtico festival: más de cien películas de 28 países orientadas a niños de entre 2 y 12 años, distribuidas en 60 proyecciones familiares y 40 escolares repartidas entre sus dos sedes principales y otros municipios, con premios, votaciones, artistas invitados, talleres de creación, cinefórums... Un festival pensado "totalmente para los niños y también para los padres que les acompañan", en palabras de Manén: "Nos gusta programar para que los padres disfruten de un cine de calidad con sus hijos".
Una programación completa integrada por sesiones de cortos, largometrajes y actividades complementarias para familias, colegios y profesionales. Unos contenidos que se articulan a través de una sección competitiva y otra no competitiva. En la primera, los niños pueden votar en la misma sala con unos boletos en los que puntúan con estrellas como los críticos de cine y que dejan en unas urnas al salir. Ese voto del público se complementa después con el premio del jurado, formado por adultos profesionales y niños y niñas que presentaron su candidatura para participar.
"Es muy interesante que parte del jurado son adultos y niños y niñas, y que entre todos tengan que consensuar", destaca a infoLibre Pili Álvarez, realizadora y mediadora cultural que fue jurado del festival en 2019, quien asegura que ese debate fue una de las partes "más valiosas" de aquella experiencia, junto a la posibilidad de ir con su hija a un cine grande y "ver películas nada mainstream, con muchas formas de hacer y distintas formas de entender qué es el cine para niños, evitando lugares comunes convencionales y con mucha diversidad".
Y prosigue: "Una diversidad que está en su contenido y en su forma de hacer, en su manera de producirse y en todo, pues la voluntad comercial ya define muchas veces una serie de decisiones en cuanto a la temática y a su forma. Todo lo que sea alternativo a las grandes multinacionales que producen dos maneras de hacer cine para niños, todo lo que se salga de ahí, bienvenido sea porque hace un contrapunto. Y yo veo el cine como herramienta, como forma de vida y de entender el mundo y relacionarnos".
El festival se organiza, asimismo, en sesiones familiares y otras escolares en las que se seleccionan cortos específicos para profundizar un poquito más con los maestros, que hacen un trabajo previo en las clases. "Desplegamos toda la programación en las sesiones familiares de los fines de semana. En las escolares, los niños van de excursión y allí les espera La señora claqueta, que es la maestra de ceremonias, y van viendo los cortos, votando y comentando la parte más de valores y divulgativa que se genera en la sesión", explica Manén.
Precisamente de eso se encarga en varias sesiones Álvarez, de dinamizar el debate posterior a determinadas películas en el Cine Fórum del festival, para "salir un poco del me gusta o no me gusta para llegar a hablar de la manera que han conectado con la película". "Yo hago y trabajo en mediación en centros de arte, y me interesa mucho analizar en qué nos fijamos, qué hemos sentido. Eso es tomar conciencia de la experiencia de espectador".
Es por ello que Manén recalca que en el festival piensan en la cultura y el cine como "herramienta de crecimiento personal". "Muchas historias nos cuentan cosas con las que los niños se pueden sentir identificados y que les pueden hacer pensar también en cosas que les pasan a ellos en su día a día. Si un corto habla sobre el miedo a la oscuridad y cómo lo pasa de mal el niño a la hora de ir a dormir, hay muchos otros que se sienten identificados con esta situación", apunta.
Y continúa: "Eso está bien porque no todo es entretenimiento puro y duro, sino que los niños también aprecian conectar con las historias desde otro ángulo. Por un lado está nuestra motivación más artística de decir que hay un cine mucho más creativo y diverso que lo que llega a las salas comerciales. Que está muy bien y tiene mucha calidad todo lo de Marvel y Pixar y esas producciones, pero hay más diversidad creativa, sobre todo a nivel de animación que hay cosas maravillosas que no llegan, y nuestra misión es precisamente seleccionar estas joyas, que son adecuadas para niños. Hay festivales que programan todo lo nuevo sin discriminar, pero nosotras sí que intentamos mirar esa calidad artística de las películas y los contenidos".
Mi Primer Festival nos da la oportunidad, en esencia, de vivir en primera persona la magia del celuloide gracias a su propuesta de cine singular, creativo e inédito en nuestro país. Desde Canadá hasta Noruega, más de 28 países serán representados en esta nueva edición de la que Japón será el país invitado con una sesión de cortos, dos largometrajes y un taller provenientes del país nipón.
Dentro de su sección competitiva de largometrajes, encontramos cinco películas que se disputarán los votos de los pequeños espectadores, así como del jurado adulto. En el ámbito de la animación: Oink, de la directora holandesa Masha Halberstad; El Pequeño Nicolás, fiel a las ilustraciones de Sempé y que se llevó el Cristal a mejor película en la última edición del festival de Annecy; y La belleza de la vida, una pieza coral china compuesta por siete historias realizadas por diferentes artistas.
Como representante del género documental, la muestra presenta Gabi, de los 8 a los 13 años, de Engeli Broberg, que narra la vida de Gabi a lo largo de un lustro poniendo en duda las ideas preconcebidas sobre el género, la norma y el derecho a ser quien uno quiera. Y como colofón de esta sección competitiva, Yuku y la flor del Himalaya, una pieza de animación musical dirigida especialmente a los más pequeños de la familia.
Por otro lado, en su sección competitiva de cortometrajes, entre otros, se suman a la cartelera de esta edición cintas como La reina de los zorros, de Marina Rosset, premiado por el jurado en Annecy; Solo en el ascensor, un divertido cortometraje de stop motion realizado por la griega Anastasia Papadopoulou; o la tierna obra de Anya Ru Papá es grande, yo soy pequeña. Además, en línea con la filosofía del festival, los cortos se encontrarán divididos por categorías según la edad recomendada para su visionado, para que niños y niñas puedan disfrutar de contenidos acordes a su etapa vital.
Además, gracias a la completa recuperación de la presencialidad, el certamen contará con actividades complementarias a las proyecciones de esta edición: talleres, cinefórums, clases magistrales o encuentros con artistas invitados. Una de ellas será el cine-concierto Slapstick a ritmo de jazz, una sesión para descubrir a los tres grandes maestros del slapstick —Harold Lloyd, Charles Chaplin y Buster Keaton— acompañada de música en directo de la mano de The Silent Entertainers Band, que serán los encargados de poner la banda sonora a estos clásicos del cine.
Terror entre los niños, pánico en las librerías: vampiros, zombies, fantasmas y dentistas
Ver más
"Reivindicamos el cine como espacio de encuentro, la pantalla gigante del cine como un espacio donde se aprecia y se disfruta la película de otra forma. Y compartir en una sala con otras personas viendo una película tiene una magia especial que no la tiene la pantalla del móvil o la televisión en casa, aparte de que requiere otra disposición más atenta. Con todos los dispositivos móviles que tienen los niños es también educar en la paciencia, en estar callados, en el respeto a la gente que tienes alrededor", señala Manés, quien defiende, para terminar que "el ritual también es algo bonito".
Igual opina Álvarez, lamentando que la experiencia de ver cine en sala esté "muy olvidada". "Parece que como tenemos ya tantas películas en otras pantallas se va dejando de lado el ritual y el misterio de compartir una experiencia así con gente. La sala a oscuras, concentrarse en algo, disfrutar de algo... y con niños y con otros adultos, que no es el salón de tu casa. Hay algo ahí muy especial que tiene que ver con la vibra de la sala que no se debe perder", concluye.
Mi Primer Festival es un proyecto de la Asociación Cultural MODIband, entidad que colabora de forma habitual en la programación de cine infantil para instituciones culturales como Filmoteca de Catalunya, Filmoteca Española, CaixaForum, La Casa Encendida y la red de Centros Cívicos de Barcelona, entre otras.