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Documentales

Los enigmas que habitan la periferia

Un fotograma de 'Sacro Gra'.

A un peculiar conde venido a menos que vive en el mismo bloque de pisos que unos emigrantes latinoamericanos, unas prostitutas que duermen en una furgoneta, un trabajador de una ambulancia nocturna, un extravagante actor de fotonovelas, un pescador de anguilas, un exterminador de los insectos que destrozan las palmeras o unas sufridas bailarinas de strip-tease les une solo una cosa: todos forman parte de un “anillo de Saturno”. Con esa imagen, tomada prestada de Fellini, define el director italiano Gianfranco Rosi al GRA (Grande Raccordo Anulare), una enorme autopista que circunvala la ciudad de Roma en torno a la que viven tres millones de personas, y que es, de entre todos, el principal protagonista de su documental coral Sacro Gra.

La película, que se estrena el viernes 19 en cines, fue premiada con el León de Oro en el Festival de Venecia de 2013, convirtiéndose en el primer documental en recibir tal honor. Inspirado por la obra de Italo Calvino Las ciudades invisibles, en la que se recogen numerosas descripciones de urbes imaginarias, el director (Asmara, Eritrea, 1964) ha dado forma a un filme en el que la narración se ha sustituido por una miríada de microhistorias sin una conexión patente que evocan y recrean de manera lírica la vida en la periferia. 

Comparada también con la reciente La Gran Belleza, de Paolo Sorrentino, amigo personal de Rosi que representa, al contrario que este, la magia y el mito de Roma, la película navega a través de los colores y los sonidos en un universo tan conocido como enigmático, tan ordinario como extraordinario. Después de haber retratado también a un sicario mexicano autor de 500 asesinatos (El sicario, 2010) o la travesía en barco de un hombre por el Ganges (Boatman, 1993), Rosi ya sabe cuál será su próxima parada: la isla de Lampedusa, adonde llegan continuamente inmigrantes procedentes de África. 

Pregunta. Esta es una película claramente abierta a interpretaciones. Una de ellas puede tener que ver en parte con el título, que entiendo que es un juego de palabras en italiano con Santo Grial (Sacro Graal en italiano), pero que también aporta un aura de misticismo o que en cierta manera mitifica esta circunvalación del GRA.

Respuesta. Sagrado (Sacro) para mí significa misterioso.

P. Entiendo que también tiene que ver con la idea –y la realidad– de lo mitológico que puebla Roma, como si quisiera comparar ambas partes de la ciudad, el centro y esta periferia, y ponerlas al mismo nivel.

R. Sí, de algún modo sí, pero siempre me gusta dejar un gran espacio para la interpretación propia del espectador en las películas. Para mí la clave de esta película es quitar, es la resta. El gran reto residía en que quería hacer una película sin narración: sin principio, nudo ni desenlace. También quería que la historia de los personajes que aparecen quedara en suspenso: no sabes quiénes son, de dónde vienen ni a dónde van. Esto es algo que decidí hacer desde un primer momento, y en el rodaje no filmé mucho a los personajes, de hecho fue bastante poco, siempre pequeños fragmentos de vida, y eso es muy difícil de grabar, porque para ello tenía que conocerles muy bien a todos y cada uno de ellos, pasar mucho tiempo con ellos, que es lo que hice. Y como trabajo solo, esto me permite tener mucha más intimidad, y puedo esperar mucho tiempo antes de empezar a grabar: de hecho, la mayor parte de mi trabajo transcurre antes del momento de empezar a rodar, eso es solo la parte final, y ese momento es la condensación de muchos momentos que se han ido construyendo antes. Por eso, como espectador, tienes que ser capaz de ver cosas que no están ahí, porque ni siquiera se han grabado. Una película es más fuerte cuando muestras lo que no muestras.

P. Eso en parte quiere decir también que es un documental que es a la vez ficción, porque se desarrolla sobre todo en la cabeza del que lo ve, no tanto en la pantalla.

R. No es que sea ficción, es cine. Mi referencia en el terreno de los documentales es Robert Flaherty, que transformó la realidad para crear una abstracción de la realidad, pero todas sus historias son muy reales: los personajes son reales, y lo que dicen es real. Pero la composición, aunque no es ficción, está construida de tal modo que da lugar a una dramaturgia, y esa dramaturgia está más relacionada con la mente que con la realidad. También está el hecho del lugar en sí mismo, que es Roma pero que podría ser cualquier otro lugar en el mundo, no hay referencias a la ciudad de Roma.

P. Eso es cierto, porque se trata de una construcción moderna que podría estar en cualquier sitio, pero al mismo tiempo los personajes son muy italianos.

R. Sí, y a la vez son arquetipos. Tienen unas voces muy potentes, tienen una gran dimensión poética. Son un determinado tipo de hombre, y eso lo es cada vez menos gente.

P. Con respecto a los personajes, es cierto que cada uno es muy diferente, pero yo he percibido en la película que mientras en el caso de los hombres cada uno es peculiar por muy distintas razones, en el caso de las mujeres, casi todas están relacionadas de algún modo con el sexo, trabajan en ese mundo.

R. Bueno, en la periferia hay mucha prostitución. Pero, quizá, uno de los personajes más importantes de la película es la hija de Paolo (el conde venido a menos), porque al final hay un conflicto con su padre, cuando ella le dice: 'tú quieres que yo me case, pero no lo voy a hacer', y nunca la ves, siempre está escondida al fondo.

P. El modo en que grabó a este padre y su hija, así como otros personajes, como la familia latina, es muy peculiar (hay una cámara fija emplazada fuera del bloque de edificios donde viven, de modo que en la pantalla se muestras escenas fijas desde fuera de sus ventanas), como si fuera una cámara de seguridad. ¿Es esto un comentario sobre la sociedad moderna?

R. Este tipo de apartamentos son exactamente como una morgue, con esos cubículos. Pero de algún modo, lo que quería era crear una historia muy íntima con el sonido, que se queda dentro, mientras la cámara está fuera, de tal manera que se crea una sensación de intimidad y a la vez de voyeurismo.

P. También parece que el edificio está relacionado de algún modo con la palmera (donde trabaja el exterminador de insectos), como si cada ventana del edificio fuera una rama de la palmera.

R. La palmera es el corazón de la película, aunque esta está hecha de cosas muy pequeñas, no todo es obvio.

P. Y cuál es su relación personal con este lugar, con el GRA: ¿encontró usted el lugar, o el lugar le encontró a usted?

R. Este era un lugar que no me pertenecía, porque yo no soy romano, así que en cierta medida me resultó difícil sumergirme en esta realidad, y esto me llevó mucho tiempo, tardé dos años y medio en hacer esta película. Primero porque tenía que conocer el entorno muy bien, encontrar a las personas adecuadas y, una vez encontradas, reflejar el GRA en ellas. También era importante mostrar cosas que no se ven en la película. Por ejemplo, hay un personaje que habla de unas vistas, pero nunca se ven esas vistas. El filme está muy basado en lo que la audiencia percibe, y cada uno lo percibe a su manera. Los documentales normalmente te muestran todo, y yo aquí muestro lo menos posible. Creo que si cien personas ven esta película, verán cien películas diferentes, porque cada uno de nosotros crea su propio mundo. Y si proyectas esta película en Japón, por ejemplo, la percepción es completamente diferente. Es como si ves Taxi Driver en Japón: todo el mundo ve la misma película, pero la percepción con respecto a la de un italiano, por ejemplo, es totalmente diferente.

P. ¿Y qué siente sobre el revuelo que causó que un documental ganara el León de Oro?

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R. No le doy ninguna importancia. Nunca hubiera esperado ganar este premio, pero pasó, y luego te tienes que olvidar de que pasó. Por supuesto, es un premio muy importante, pero no va a cambiar mi método de trabajo.

P. Aquí en España, con la crisis, los cineastas lo tienen cada vez más complicado para hacer películas, especialmente si es una propuesta arriesgada como la suya. ¿Usted ha tenido estos problemas en Italia?

R. Yo necesito más tiempo que dinero para hacer una película, todas mis películas son de muy bajo coste. Así que mientras grabo también puedo hacer otras cosas: puedo enseñar, hago trabajos de camarógrafo… por eso para mí rodar una película nunca ha tenido que ver con conseguir un presupuesto, aunque ahora para mi próxima película sí que he tenido que conseguir un presupuesto, pero es la primera vez. Y esto, obviamente, tiene que ver con el León de Oro: ahora ha sido más sencillo reunir dinero. Pero yo siempre les digo a mis estudiantes que puedes hacer una película con presupuesto cero, especialmente este tipo de películas, donde tienes un equipo de una persona, solo una cámara… De hecho, tengo un amigo que hace películas maravillosas con el móvil.

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