Un empleo oficial (Ocurrido a Chuang-Chou)

Álvaro Menén Desleal

Un empleo oficial

(Ocurrido a Chuang-Chou)

El rey de Ch'u pensaba, con razón, que Chuang-Chou sería un excelente empleado del gobierno: a su sapiencia agregaba una rígida disciplina taoísta, y a ésta, virtudes morales realmente ejemplares. Así, el rey decidió enviar dos dignatarios con el encargo de proponer al erudito un cargo oficial.

Los dos dignatarios encontraron a Chuang-Chou pescando en un río, y le expusieron que el rey deseaba que participase en la administración del estado. Chuang-Chou no pareció impresionarse mayor cosa con la proposición y, sin abandonar la caña ni volverse, contestó:

—En el estado de Ch'u debe haber una tortuga sagrada muerta desde hace tres mil años.

—Sí —contestaron los dignatarios—; el rey la conserva en la sala de los antepasados, dentro de una cesta cubierta por un paño.

—¡Ajá! —exclamó Chuang-Chou—. Según vosotros, ¿qué preferiría esa tortuga: ver honrado después de la muerte su carapacho, o estar viva arrastrando su cola por el fango?

—Pues... —respondieron los dignatarios, después de pensarlo un poco—; pues... creemos que la tortuga preferiría la segunda hipótesis.

—Entonces idos, señores míos —terminó Chuang-Chou—, que yo también quiero arrastrar mi cola por el fango.

22 de abril de 1962

La edad de un chino

Tomado de Crónicas del Reino del Dragón Eterno. Siglo XIII

Lu Dse Yan enamoraba a la hija de un funcionario de estado; pero la muchacha tenía quince años menos que él. Lu Dse Yan no era viejo precisamente: contaba 30 años, y era un joven erudito autor de un tratado sobre cómo evitar las inundaciones en los campos.

—Lo que pretendes es imposible —le dijo un día Lin Po, la hija del funcionario—; yo tengo 15 años y tú, 30. Demasiadas primaveras nos separan.

—Realmente no es mucha la diferencia —contestó Lu Dse Yan—; cuando tú tengas veinticinco años, yo tendré cuarenta, y la gente no podrá menos que alabar la buena pareja que formaremos.

—Cuando tú tengas 45 —respondió la muchacha—, yo tendré apenas 30, y la gente no podrá menos que decir: “Mirad qué pareja: ella joven, él viejo”.

—Cuando tengas tú 45 —afirmó el joven erudito—, yo tendré 60, y para entonces no habrá quién sospeche de la diferencia entre nuestras edades.

—Cuando tengas tú 65 —dijo de nuevo ella—, yo tendré 50, y deberé de ayudarte a caminar.

—Cuando seas tú la que tenga 60, celebraré yo mis tres cuartos de siglo llevándote al Templo de Confucio en Ch'u-fu.

—Si llego yo a esa avanzada edad —contestó ella— tú tendrás ya 90 años y deberé alimentarte como a un niño.

—De cumplir tú los 85, seré yo quien te ilumine con Tao.

—Para entonces —replicó la dama— estarás en los cien años, y pasarás el tiempo tendido al sol, sin ánimos para nada.

—Entonces —terminó Lu Dse Yan— la gente habrá dejado de pensar en la diferencia de edades, y sólo exclamará: “Mirad a ese viejo erudito y a su vieja mujer: ambos se cuidan y se aman como si fueran novios”. Y entonces el Nieto del Cielo y la Doncella Tejedora, al juntarse el séptimo día de la séptima luna en la Vía Láctea, harán que podamos quedar como marido y mujer de encarnación en encarnación.

27 de julio de 1962

Un lenguaje diferente

 

* Tras su presencia en las importantes antologías de textos narrativos breves de Edmundo Valadés (1976) y Antonio Fernández Ferrer (1990) prácticamente desapareció de las historias y antologías del microrrelato. Álvaro Menén Desleal es el nombre literario de Álvaro Menéndez Leal (1931-2000), quien nació en Santa Ana (El Salvador). Fue periodista, narrador, poeta y dramaturgo (su pieza más destacada es 'Luz negra', estrenada en 1964), pero entre sus obras figura también un curioso estudio que no suele recordarse: 'Españoles en la literatura' (Espasa Calpe, Austral, Buenos Aires, 1960). Formó parte de la denominada 'generación comprometida', junto con Roque Dalton y otros. En 1962 fue nombrado catedrático en la Facultad de Económicas de la Universidad de El Salvador. A lo largo de su vida padeció el exilio, vivió en México y, desde 1968, en Alemania, volviendo con posterioridad a su país. Hombre polifacético, llegó incluso a practicar el boxeo. Entre sus libros, el que aquí nos interesa más es el compuesto por sus 'Cuentos breves y maravillosos' (1963), cuyo título remeda el de la antología pionera de Borges y Bioy Casares, 'Cuentos breves y extraordinarios', en donde el salvadoreño baraja cuentos y microrrelatos. No en vano, el libro aparece encabezado por una elogiosa carta prólogo, firmada por Borges pero en realidad escrita por Menén Desleal, y se cierra con un epílogo en que éste le responde al argentino. Fue un asiduo participante en los concursos literarios, siendo, además, acusado de plagio en diversas ocasiones, a veces inventándose él mismo la acusación, y a la vez defendiéndose, como ha contado el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien lo tacha, si no como el mejor, según él mismo Menén Desleal se consideraba, sí al menos como “uno de los mejores cuentistas de Centroamérica”.     

Por una vez, y con carácter excepcional, se recoge en esta sección microrrelatos ya publicados, las razones puede deducirse de lo expuesto en el párrafo anterior. 'Un empleo oficial' y 'La edad de un chino' forman parte de los Cuentos breves y maravillosos, Dirección de Publicaciones e Impresos del Ministerio de Educación, El Salvador, 1963, pp. 65 y 100, libro que obtuvo el Premio Nacional de literatura en 1962. Para más información sobre el autor y su libro: aquí y aquí.

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