Hambres tremendas
Hambres tremendas
Comió un trozo de torta y, al terminar, sintió más apetito que al comienzo. Tragó el pastel completo a dentelladas feroces, y se sintió cada vez más hambrienta. Presa de un frenesí incontrolable, devoró cuanto halló en el refrigerador: matas de apio, huevos, queso fresco, una hogaza, berenjenas crudas, yogur, jugo de naranja, hasta un saco plástico repleto de mayonesa que bebió como si fuera el agua de la vida, y una botella de champaña que aguardaba la ocasión propicia.
La encontraron inflada como un sapo, exánime, famélica, debilitada al punto de la parálisis. Pidió algo para comer, pero no entendieron lo que decía. Murió atravesada por la voracidad, soñando con una saciedad imposible.
Búsqueda infructuosa
Fui al hogar de ancianos y me rechazaron por joven. Entonces, fui al centro de acogida para jóvenes: fui objetado por ser adulto. Decidí pedir ayuda en el socorro a los pobres de la iglesia; me expulsaron a patadas por sinvergüenza. Lo mismo ocurrió en la agencia gubernamental para discapacitados. En las oficinas de refugiados, perseguidos políticos, expresos, apoyo a emprendedores y cesantes, tuve similar destino. El hospicio, la cárcel y la posta están atiborradas de gente. Supongo que no hay nada que hacer.
Decepciones
Debajo del abrigo no llevaba nada. Eso era lo suyo, debí adivinarlo. Debajo de la piel, no había corazón, menos aún alma. Tampoco una mente dentro de su cabeza. O piedad, o amor, nada, absolutamente nada. Solo poseía ambición y egoísmo. Fue duro constatarlo.
Familia feliz
El abuelo filma la escena con su cámara portátil. El niño juega con una consola electrónica. La madre conversa con su grupo de amigas en el celular. La muchacha flirtea con su nuevo pretendiente en el laptop. El padre redacta un informe en su notebook. El muchacho actualiza su página personal. El perro los mira sin esperanzas.
* Diego Muñoz Valenzuela (Chile, 1956) ha publicado libros de cuentos, de microrrelatos y novelas. Ha cultivado la ciencia ficción y algunos de sus libros suyos han sido publicados en España, Croacia, Italia, Argentina, Perú, México y China, y sus cuentos han sido traducidos a once idiomas.