Una 'radio' escrita

Begoña Curiel (El libro durmiente)

El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativa en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.

La radio de piedra

Juan Herrera

Alianza Editorial (2017)

Un libro de dulce. Sencillo y hermoso. Ha elegido un punto de vista desde el que mirar para aferrarse a su historia: un pueblo perdido alrededor de una radio de galena para saber cómo marcha la guerra civil de la que poco saben aunque haya sido seleccionado como ubicación por un batallón alemán. Personajes y personajillos, con tópicos de ayer, hoy y siempre alumbran este bello y nostálgico homenaje a la comunicación oral. Cómico y entrañable.

Uno de los lugareños, el Águila, se las ha ingeniado con cables y maderas para construir una radio con la que mantener informado al pueblo porque saben que hay una guerra pero desconocen detalles, avances y cuándo terminará. Se supone que el pueblo se encuentra en la profunda Castilla pero podría ser alguno de otros muchos que sólo supieron de la contienda porque alguien de fuera venía a contarlo.

El hecho de que un grupo de alemanes pase un tiempo allí arreglando "cacharros" de la guerra confirma que efectivamente algo gordo debe ocurrir. Aunque también pasa, que a su marcha, más de alguna de las criaturas nacidas posteriormente, tiene los ojos azules y el pelo rubio que nada tiene que ver con los de los vecinos.

El humor, por no decir, el cachondeo de Juan Herrera, alegra el escenario trágico en el que se apoya la novela, donde los disparos suenan de verdad. En el pueblo los oyen a través de esa radio que el Águila traduce a los presentes que se congregan alrededor del campanario. Y es en ese público donde Herrera hace las delicias de quien lee porque el microcosmos —tal y como señala la sinopsis— es de lo más variadito.

No le falta un perejil entre el alcalde preocupado sinceramente por sus gobernados, el cura –no podía faltar– que estropea las fiestas, con su hermana beatona que después resulta no serlo tanto, las hermanas generosas con los varones visitantes y anfitriones, el pobre Abelito, un poeta cojo, el ciego que ve mucho...

Los 'dos tontos muy tontos' de Aramburu

Un paisaje espectacular de “artistas” y otras perlas que animan la lectura entre la risa y la ternura. Algo habrá que hacer para entretenerse, parecen decir todos aunque no lo hagan en alto y desde luego, que no se aburren. La singular fauna revierte en beneficio del lector. Si cae en sus manos esta radio de piedra, ya me contarán qué les parece el capítulo de la visita de Franco al pueblo. Es memorable.

Se han escrito cientos novelas de la guerra civil pero pocas han escogido esta mirada particular. Diferente, apartada del campo de batalla y la sangre, con la nostalgia y el chascarrillo por bandera.

No sabía quién era Juan Herrera. El libro fue la recomendación de un amigo, que hace y lleva la radio en vena, David Gallardo. Me habló de él tan alucinado que fui corriendo a la librería. El autor sigue trabajando entre la radio y la televisión en programas y espacios conocidísimos. Es el caso de La radio de JuliaEl club de la comedia y hasta el mítico Humor amarillo. Esta es su primera novela. Espero que se anime con otra radio escrita como esta.

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